03

203 36 7
                                    

Punto de vista de Melissa

Todos estaban mirándonos fijamente, y no era agradable. Odiaba la sensación que provocaban las miradas sobre mí. Era como si estuviera bajo una gran lupa, en la que todos pudiesen mirarme con detenimiento. Como un maldito insecto.

Miré hacia mi izquierda, para ver la cara que tendría Mike frente a esto.
Sintió mi mirada sobre él y me la devolvió. Luego, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, miramos al mismo tiempo al profesor para ver qué sería de nosotros el resto de la hora, ya que interrumpir una clase era la mayor falta de respeto hacia los profesores,.. y así seguía el típico sermón.

-Creo que ustedes saben cuales son las reglas aquí -Dijo el profesor, claramente enojado.

-Así es -Respondí yo, intimidada por la mirada de mis compañeros. Chismosos. -Pensé.-

-Entonces, ¿Por qué tienen el descaro de primero, interrumpir mi clase, segundo, interrumpirla conversando, como si esto fuera la feria, y tercero, tener esa...

-Falta de respeto hacia un profesor. -Concluyó Mike, interrumpiendo al profesor.

Al parecer el comentario de Mike solo empeoró la situación, ya que el se puso prácticamente de color verde.

-Y MÁS ENCIMA TIENEN LAS AGALLAS DE INTERRUMPIR A UN PROFESOR CUANDO SE LES ESTÁ LLAMANDO LA ATENCIÓN. -Bramó. -INTERRUMPEN LA CLASE CON SUS COMENTARIOS, LE FALTAN EL RESPETO Y LUEGO LO INTERRUMPEN A ÉL. ¿QUÉ SE HAN CREÍDO? -Podría decirse que para ese entonces, salir inmunes de esto sería un milagro. -USTEDES DOS, EL PARCITO, SE VAN A LA OFICINA DEL DIRECTOR Y NO LOS QUIERO VER EN EL RESTO DE LA AHORA. -Finalizó, tan gentil, como siempre.-

Simplemente me paré junto con Mike, para seguir evitando los griteríos de este profesor. Lamentablemente, para llegar a nuestro destino dictaminado por el profesor, debíamos pasar por todo el salón hasta llegar a la puerta, y al hacer ese trayecto, pasar desapercibido era imposible. Tal vez serían unos siete metros desde nuestro puesto hacia la puerta, pero con todas esas miradas clavadas en nosotros, era complicado no ponerse a temblar.

Al pasar, miraba las caras de mis compañeros, y no estaban solamente impactados por el reto del profesor hacia nosotros, sino también por haber emputado al profesor y dejarlo así por el resto de la hora. El resto de la hora que ellos tenían que convivir con él.

Nuestro castigo, terminó siendo dos anotaciones en el libro para Mike, y una para mí.

No eran tan importantes las anotaciones, la verdad, pero lo complejo eran las suspensiones, porque luego de esto venía la expulsión.
El orden era el siguiente:
Con cinco anotaciones una suspensión.
Con cinco suspensiones una expulsión.

Y lo malo de esto era que Mike y yo estábamos al borde de una expulsión, lo cual no sería una buena noticia para nuestros padres.

-Idiota. -Murmuró Mike, refiriéndose al profesor.

El trámite con el director no demoró más de 5 minutos, y por consecuente, el resto de la hora debíamos pasarla vagando en la biblioteca.

-Lo sé. -Apoyé yo.

-¿Tenía que abrir mi enorme bocota, es enserio? -Se quejó Mike.

-Al parecer, tenías qué. Tu no puedes callarte ni aunque de eso dependiera que la comida del planeta desapareciera. -Me burlé yo, ya que una de las pocas cosas que amaba Mike, era su preciosa comida.

-Wooooah. No te excedas, cariño. Con la comida no se mete. -Amenazó, frunciendo el ceño.

-Ya. Como sea, ¿Has visto cómo se ha puesto? Creo que esas anotaciones valieron la pena. -Me burlé.

autism ; l.hDove le storie prendono vita. Scoprilo ora