2. El misterioso chico de ojos azules

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Hola a todes: *

Antes de que comiencen a leer, quiero hacer una muy importante aclaración. Así que por favor no se salten la notita:

Leyendo los comentarios del capítulo anterior, noté que la mayoría de los lectores de HIDE creen que Sloane (nuestra querida y linda protagonista) es la pequeña que aparece en la escena del auto, del capítulo extra de Año Nuevo de EVADE. Así que vengo a desmentir esa teoría. Sloane, NO es la misma chica, es un nuevo personaje.

La historia de cómo se conocieron Sloane y Mason en sí, es un misterio y solo sabemos una pequeña parte de aquello, que fue lo que vio Sloane de pequeña en el bosque (ósea lo que se narra en el prólogo.) Espero que esa duda finalmente haya quedada resulta. ¡Si tienen alguna otra dudita, pueden hacérmela saber por mi Instagram!

Les quiero mucho y sin más que decir, disfruten su lectura <3

Les dejo un mini resumen del primer capítulo porque sé que muches habrán olvidado lo que sucedió en el primero. Perdón por mi inactividad: Sloane asiste a la fiesta de Jones. Siente vibras y energías extrañas por una persona en específico. Suceden un par de cositas y entonces se encuentra con el chico de ojos azules. 


Sloane

No entendía nada.

Nada de nada.

Y tampoco lo podía creer. Tantísimas preguntas que rondaban por mi cabeza a cada milisegundo, todas sobre; cómo, por qué y qué carajos había sucedido. ¿Qué demonios había visto? Vale, lo había visto a él, eso lo tenía demasiado claro, pero... ¿Por qué? ¿Por qué lo había sentido? ¿Y porque mi cuerpo había reaccionado así? Nada tenía sentido.

Tenía que ordenar mis pensamientos justo ahora si no quería morir a causa de un derrame o qué sé yo qué demonios ocurría en estos casos; cuando tu cabeza estaba tan llena de dudas y preguntas que no podías ni controlar tus malditos pensamientos. Ya hasta comenzaba a escuchar vocecitas preguntonas por todas partes. Solo respira, Sloane. Inhale e intente pensar con claridad.

A ver, la cosa estaba así; Había visto a un chico. Más bien, EL chico. Sí, ese mismo que había visto hace exactamente diez años. A ese mismo que había encontrado un tres de diciembre. Cuando el sol ya estaba por esconderse, había escapado de casa para poder explorar el bosque nevado que tanto me negaban explorar. Papá decía que los lobos rondaban por allí y era imposible salir entero después del anochecer.

Sin embargo, nada de eso ocurrió. Sucedió lo que nunca me imagine encontrar. Caminé por horas, descubrí cosas magníficas e hice un montón de muñecos de nieve, pero lo más importante, lo vi a él. Y no solo a él. Vi lo que podía hacer. 

¿Quién carajos iba a creerme de tal sobrenaturalidad que vi? ¿Acaso el chocolate caliente que me había bebido antes de salir me había drogado tanto? No era ni siquiera algo creíble de explicar.

Había visto brillo, mucho brillo, y no hablo de un brillo mágico o fantasioso, sino más bien natural. Un brillo que creaba a través de sus manos. Había visto el control que tenía de su alrededor, como si fuera el dueño del bosque y la nieve... Mierda. Era tanto que asimilar. Y ahora lo había tenido a tan pocos metros de mí. Esto no podía estar pasando.

Había tenido cerca al chico al cual creía que solo era un invento de mi imaginación, o eso intenté hacerme creer a mí misma por tantos años y ahora, lo había visto con mis propios ojos. Él era real.

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