12: Revelaciones en la Oscuridad

507 85 16
                                    

SLOANE

Las luces de nuestra habitación comenzaron a parpadear como si tuvieran una crisis de ansiedad junto a nosotras. De verdad, ¿puede un bombillo también estar en shock? 

Lila dejó caer su taza de té, haciendo un estruendo. Tori, sentada en la alfombra con una pierna cruzada de manera que solo alguien con flexibilidad extrema podría lograr, encendió un porro y dejó escapar una burbuja de humo.

—¡No me jodas! ¿Mason hizo qué? —exclamó Lila, con los ojos como platos.

Asentí, sintiendo cómo la rabia burbujeaba en mi interior como una olla a presión. Las palabras se agolpaban en mi garganta desde la mañana; necesitaba desahogarme con mis dos mejores amigas, o de lo contrario, acabaría montando otro espectáculo, y no quería revivir ese horror en el gimnasio. Para colmo, Jones y Ty ya me habían bombardeando con mensajes, porque ambos son unos cotillas de primera.

—Así como lo oyen. Mason fue el responsable de que perdiera el autobús para el campeonato. ¡Me hizo llegar tarde a propósito! —mi voz salió como una exclamación, cada palabra cargada de frustración mientras me encontraba sentada en la alfombra con las chicas rodeando en círculo —. Esta mañana ni siquiera pude entrenar bien sabiendo que mi oportunidad con Sonia Cooper se había desvanecido.

Tori me pasó el cigarrillo, que sostenía entre los dedos, aunque no le di una calada demasiado larga. No soy fanática de la hierba como lo son Tori y Jones, quienes podían fumarse seis porros seguidos y seguir hablando de sus teorías sobre los aliens sin inmutarse. Pero, oye, yo necesitaba relajarme un poquito ahora mismo.

—Pero... ¿por qué haría algo así? —preguntó Lila, frunciendo el ceño con cara de confusión—. ¿Es que acaso le caes mal?

—O tal vez le gustas más de lo que quiere admitir, ¿eh? —Tori sugirió con una sonrisa pícara.

Rodeé los ojos. La idea de que Mason pudiera sentir algo por mí AHORA era ridícula. Me sentí un poco tonta por si alguna vez había considerado esa posibilidad, pero...

—No lo sé —respondí, más seria—. Pero hay algo más en juego. Algo que no entiendo. Y ahora, cada vez que lo veo en el campus, siento que mi piel arde. Hoy me dieron ganas de aniquilarlo en clase. ¿Por qué demonios arruinar mi campeonato de esa manera?

Lila se cruzó de brazos, todavía pensativa.

—Joder, tenemos que descubrir por qué hizo eso. Y cómo sabía que te ibas a quedar dormida.

Tori, con su calma habitual, dio otra calada y exhaló lentamente.

—¿Puede que esa sea su manera de coquetear? —propuso, su tono ligero contrastando con la seriedad de la situación.

Desde que Mason había rechazado a Tori, ella se había vuelto más desapegada. Nunca en su vida un chico había tenido el valor de decirle que no, y ahora parecía que se había convertido en la chica más zen del mundo. Yo estaba contenta por eso, pues no había reaccionado mal, Tori es una chica de mucha autoestima, aunque Jones decía que tanta tranquilidad le asustaba.

Volviendo al tema, levanté una ceja, considerando la idea.

—No creo que Mason sea un malandro o algo así —murmuré—. Pero definitivamente esconde algo. Y estoy decidida a descubrir qué es.

—Oh, oh —dijo Lila, dándole un sorbo a su Coca-Cola—: esa versión de Sloane me asusta.

Tori asintió, su expresión seria.

Las tres nos quedamos en silencio un momento, cada una perdida en sus pensamientos mientras el humo del porro se disipaba en el aire.

—Bueno, cariño, te apoyaremos en lo que sea —dijo finalmente Lila, poniendo una mano en mi hombro—. Pero debes tener cuidado. No sabemos con qué tipo de cosas está metido Mason.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

HIDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora