3. Sentir

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SLOANE


—Mmm, ¿así que Pemberton, ¿eh? Nada mal. Es bonito.

El silbido de emoción de Tyler hizo que me inclinara hacia su portátil en donde deslumbraban un montón de imágenes recién buscadas de internet sobre el pueblo de Pemberton. Amplié los ojos y no pude evitar esbozar una sonrisita de la emoción.

Nos encontrábamos en una de las cafeterías populares del campus. "Tera Coffe", uno de nuestros sitios favoritos para pasar el rato, o mejor dicho para pasar el frío. Aquí la calefacción era asombrosa, y claro el café también. Puntos extra para Tera.

Mis clases finalmente habían terminado y los chicos y yo habíamos decidido juntarnos para almorzar todos juntos antes de que cada uno se dividiera para sus entrenamientos. El bonito precio de tener amigos deportistas. 

Tyler, compañero de equipo de Jones, compañero de piso y también un viejo amigo nuestro, nos acompañaba mientras cotilleábamos un poco sobre nuestro próximo viaje. Que la verdad a mí me emocionaba un montón, pero a la vez también me ponía de mil nervios.

El torneo deportivo de universidades de Canadá era en pocos meses, por lo que los pequeños campeonatos ya estaban por comenzar. Y nuestra universidad estaba en la lista de universidades competidoras. ¿Premio o castigo? Lo que significaba que el equipo de hockey, el equipo de lacrosse y el equipo de patinaje artístico estuvieran vuelto locos esta semana. Pemberton era nuestra primera parada y el inicio de todo. Pues allí se decidiría si estábamos dentro para comenzar el campeonato, o estábamos fuera. Ósea que todos estábamos cagados del miedo.

Estaba a punto de abrir la boca, cuando la voz cortante de Jones nos cortó todo el rollo soñador. Al instante todos pusieron mala cara.

—Es terrible —dijo él mientras le daba un sorbito a su chocolate caliente.

—¿Podrías dejar de ser así de negativo? Es lindísimo. Algo me dice que la pasaremos genial —Lila lo calló.

—Tiene nombre de motel en bancarrota —el castaño volvió a decir.

—¿Qué motel se llamaría Pemberton?

—Exacto —él bufó.

Por otro lado, Lila soltó un largo suspiro agotador como si estuviera harta del comportamiento pesado de Jones.

—Mi abuela dice que es un pueblo muy bonito —comente esta vez yo, tratando de elevar los ánimos del grupo. ¡Yo estaba bastante emocionada!

—Y yo escuche por ahí que tiene muy buenas reseñas turísticas —Tori agregó.

Jones resopló.

—Qué va, adivino que la única reseña es de la abue de Lonie.

Puse mala cara. No estaba de ánimos para discutir con Jones y Tori tampoco. Tenía los dedos congelados, la nariz roja, llevaba mil capas de ropa encima y sus ánimos no parecían ser los mejores. ¿Ya dije que odiamos el frío?

—Por dios Jones, ¡deja de ser así de pesado! —soltó Lila dándole una mordida violenta a su croissant.

Jones llevaba así insoportable desde hace una hora. Sabía que los viajes de competencia no eran su pasatiempo favorito, pero eso no justificaba que tuviera esos ánimos de mierda justo ahora. Algo le sucedía.

Yo sé por qué está así —Tyler canturreó como si me hubiera leído la mente. El pelirrojo llevaba un gorrito con el logo del equipo de hockey de Keains puesto, junto una cazadora enorme con su apellido por detrás. La bolita de su gorro danzó cuando subió y bajó sus cejas pelirrojas. 

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