Un Rubí sin brillo-Rubegetta

Corazones rotos

Al Rubius llegar a la edad de 21 años tuvo que sufrir la mayor perdida que ha experimentado, la de su abuelo, ya que, a pesar de que sus padres habían muerto cuando el apenas tenía 1 año el no los recordaba así que no le afectaba mucho, pero el pasar 6 meses yendo al hospital después de sus clases y escuchando cada noche el como su abuela sufría fue solo el principio del dolor que sentía en el pecho, más específicamente en su corazón.

6 meses fue al hospital y al final nada se pudo hacer, 6 meses pasó rezando día y noche pero su abuelo murió, 6 meses tuvo que fingir una sonrisa ante su abuela para convencerla a ella y a si mismo que podrían salir adelante, 6 meses intentó que su abuelo abriera los ojos para despedirse; al final nada ocurrió y murió tan frío como hace 6 meses cuando lo llevaron al hospital por un derrame cerebral.

Su abuela estaba destrozada, por lo que fue él quien buscó los servicios funerarios, fue él quien se endeudó para pagar el velorio y el entierro, fue el quien mantenía una sonrisa siempre a pesar de la desastrosa situación ya que estaba dispuesto a ser fuerte por ambos.

La mayoría de las veces, la gente se debería de dar cuenta cuanto daño hacen las palabras.......

Las personas solo critican lo que ven pero no saben lo que sientes, lo criticaron porque decían que su abuelo no le importaba, que su muerte no significó nada e incluso murmuraban que el agradecía el que se haya muerto pues así tendría un peso menos ¿que tan equivocada puede estar la gente? ¿cuánto daño hacen unos simples rumores mal intencionados?

Al parecer nunca pensaron en eso y siempre estuvieron seguros de que lo que decían era correcto pues Rubius seguía manteniendo una sonrisa en el rostro.

Su abuela no volvió a sonreír, entró en depresión y todos los días rogaba morir para reencontrarse con su esposo y a pesar de que sabía que Rubius la necesitaba, ella ya no le veía sentido a su vida.

El intentó mantener la alegría por los dos, intentó que su abuela volviera a sonreír pero todo esfuerzo fue en vano.

Ahora Rubius veía como cada día su abuela estaba más demacrada, como cada ápice de fuerza se iba de su cuerpo, como poco a poco fue muriendo hasta que su funeral y entierro se realizó 1 año después de la muerte de su abuelo.

Rubius ya no tenía a nadie, solo le quedaba una casa vacía llena de recuerdos dolorosos marcados por los últimos momentos de vida de su abuela, aunque intentó salir adelante en esa misma casa, se dió cuenta que una casa se convierte en un hogar por las personas que lo habitan. Pronto decidió vender la casa y pagar con ese dinero las deudas que había adquirido con los servicios funerarios, se mudó a otro pueblo y decidió partir de cero, con más fuerza y con la misma felicidad que le habían inculcado sus abuelos.

Encontró nuevos amigos y estaba muy feliz pues se llevaba bien con todos, pero sucedió algo que el pensó que era imposible.

Un día mientras recorría el pueblo para comprar frutas chocó contra un chico más bajito que él, el chico estaba muy avergonzado y pedía disculpas una y otra vez, esto a Rubius le pareció muy tierno y ayudó al chico a levantarse.

En el momento en que quedaron cara a cara Rubius simplemente se presentó con una sonrisa en su rostro, de inmediato el chico con el que había chocado quedó embobado admirando su belleza y entre temblores y tartamudeos por fin pudo formular su nombre.

H-holaa, mi no-o-ombre es Juan