La boda perfecta

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Por fin había llegado el día de la boda, después de haber preparado todo por 1 año 6 meses.

La pareja se encontraba preparándose en sus respectivas salas con sus amigos ayudándolos para que todo sea perfecto, aunque pareciera extraño los novios no estaban nerviosos, mas bien solo esperaban ansiosos el poder unir sus vidas para siempre.

Al quedar alrededor de 30 minutos para que los novios se encuentren, ellos se sentían seguros y felices mientras que por otro lado sus amigos eran un manojo de nervios y se planteaban todos los escenarios tanto buenos como malos en sus cabezas.

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En la iglesia adornada toda con rosas blancas y rojas, se escuchaba la melodía típica de las bodas pero entonada en conjunto entre un violín y el piano.

Juan esperaba pacientemente en el altar junto al sacerdote y mantenía una sonrisa, ya pasada media hora Rubí no había llegado y ya todos pensaban que habían dejado plantado en el altar al pobre chico que aún esperaba con una sonrisa.

Diez minutos más tarde la puerta de la iglesia se abrió y entró Rubí con una clama total, por fin la música se volvió a escuchar. Todos estaban asombrados de la calma de los dos novios pero para ellos era algo normal pues sabían que cuando amas a una persona la tienes que aceptar con todo y sus defectos.

Rubius y Juan ni siquiera le prestaron atención a las palabras del sacerdote hasta que este preguntó si estaban dispuestos a unir sus vidas, claramente se escuchó un decidido sí de parte de ambos.

Al abandonar la iglesia fueron a una recepción que habían preparado cerca del mar, las mesas adornadas con rosas color pastel, manteles blancos pulcros, un arco hecho con lirios y todo un buffet para sus invitados.

La boda fue perfecta como ellos deseaban y todo un éxito, todos se divirtieron, bailaron, cantaron, bebieron e incluso terminaron el evento admirando unos preciosos fuegos artificiales.

Sus amigos habían preparado como regalo de bodas para ellos una luna de miel en las islas baleares, así que esa misma noche a las 4 de la mañana tomaron el vuelo. Al llegar se instalaron y decidieron dormir un poco.

Al siguiente día exploraron el lugar y eran los más felices realizando las actividades acuáticas ofertadas, comiendo en los restaurantes de diferentes especialidades en especial en el japonés que tanto le gustaba a Rubius, pronto llegó la noche y se fundieron en un cálido beso entregándose completamente.

Así paso su mes de luna de miel, al volver al pueblo decidieron construir una casa mucho más grande y hermosa para ambos y que sus casas antiguas fueran usadas como lugar de trabajo.

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Muchos dicen que el amor es sufrimiento pero eso es una vil mentira usada para esconder los errores.

Había pasado un año desde su boda y no podían ser más felices, desayunaban juntos, iban a trabajar, se encontraban para almorzar en algún restaurante cercano, volvían al trabajo y en la noche preparaban la cena para después descansar mientras se dan mimos. Esa era su rutina y amaban realizarla.

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Aún recuerda la primera vez que sintió celos, fue ese día sábado en el que decidieron dar una vuelta por el parque ya que habían acabado con todos sus trabajos, le había ofrecido un helado a Juan a lo que esté acepto.

Cuando regresó con el helado vió a la mejor amiga de Juan excesivamente pegada a él, Rubí no era celoso y a pesar de que la mejor amiga de su esposo no le caía bien nunca había mal pensado las cosas hasta ese momento.

Decidió acercarse a Juan el cual le estaba dando la espalda y ahí escuchó todo lo que necesitaba.

Escuchó como esta chica le decía a Juan que ella podría complacerlo, que no le importaba ser la amante y que lo amaba.

Rubius sintió una presión en su pecho y a pesar de que una parte de él quería retirarse del lugar, su mente y corazón le decían que confiara en su esposo.

Después de unos largos segundos escuchó por primera vez en su vida a Juan enojado, eso le sorprendió.

Escuchó como su esposo le decía a la chica que ella estaba completamente equivocada, que el jamás jugaría con los sentimientos de su amado, que no haga de menos a su Rubí y que él jamás podría tener sentimientos por nadie más, además le dejó muy en claro que no la quería ver y que le daba asco haber atraído la mirada de otra persona pues se sentía como un asqueroso infiel incluso sin haber cometido ningún error.

La chica obviamente se fue enojada pues ella nunca había sudo rechazada y Juan se encontraba muy nervioso.

Rubí seguía asombrado por todo y se acercó lentamente a Juan para no asustarlo, al escuchar los pasos el hechicero se dió la vuelta y al ver a su esposo bajó la cabeza y Rubí pudo ver cómo brotaban lágrimas de sus ojos.

Rubius se desesperó por esto, lanzó los helados al suelo y se apresuró en abrazar a su esposo.

Juan después le contó lo que había pasado y le juró mil veces que el no hizo nada malo pero que quería el perdón de Rubius pues se sentía sucio.

Así Rubius pasó todo el día consolando a Juan diciéndole que no tenía la culpa y repitiendo mil veces que lo ama.

Ese día Rub pudo ver qué no podrían vivir en un mundo sin el otro.

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La felicidad no dura para siempre, debes ser fuerte si quieres volver a encontrarla, no te hundas antes de tiempo...

Un Rubí sin brillo-RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora