N.O
Una nueva mañana se hacía presente en el reino de rubí y un omega de ojos esmeraldas se levantó una hora antes de se rutina habitual, su acción tenía dos causas y una de ellas era que quería arreglarse por su cuenta, Izuku pensó que era suficiente de ser tratado como una muñeca de porcelana así que procedió a demostrar su independencia.
El pecoso terminó de acomodar sus rizos y se miró al espejo pudiendo apreciar su perfecto reflejo, sin embargo también pudo apreciar, como encima de su cama permanecía esa llamativa capa roja perteneciente a su prometido. El omega se dirigió a su cama y tomó entre sus manos la ya conocida capa haciendo que inconscientemente recordara los sucesos del día anterior.
"Solo olvida lo que pasó hace unos días con esa maldita agua"
El peliverde podía reproducir esa frase en su cabeza como si fuera una canción, aunque lo más impresionante para él fue que el de ojos de rubí puso esa prenda que le caracterizaba en sus hombros para cubrirlo del frio.
Si a Izuku le preguntaran como se sentía en esos momentos, solo diría que estaba confundido o más bien solo llegaba a una conclusión y eso lo dejaba confuso ¿Acaso el cenizo intentaba disculparse con él? ¿Por qué?
¿Por qué alguien como el rey del rubí se disculparía por algo que hizo?
El peliverde se sentó en su cama aún con la capa entre sus manos, pero inconscientemente la sujetó más fuerte y la olfateó distinguiendo mejor el aroma del cenizo: un fuerte aroma a caramelo quemado el cual le acompañaba un ligero olor a eucalipto.
Por alguna razón eso relajaba al omega, pero no era la primera vez, después de todo en el discurso con el reino, ese dominante aroma también le había tranquilizado.
El pecoso habría continuado perdiéndose en sus pensamientos, pero escuchó como alguien empezaba a abrir la puerta de su habitación, acción que por inercia hizo que escondiera la capa roja detrás de él.
_¡Buenos días Izuku-kun! es hora de levantarse-dijo la de cabello rubio pero se sorprendió al ver que el pecoso ya estaba listo- ¡oh!
_B-buenos días Camie-San -contestó nervioso el omega tratando de ocultar la llamativa capa roja-
_¿Qué tienes ahí? -preguntó curiosa pero se sorprendió al lograr identificar el objeto- ¿¡Es la capa de mi hermano!?
Izuku solo lamentó haber sido descubierto.
Un chico de cabello bicolor caminaba por los largos pasillos del castillo de rubí mientras fruncía el ceño al leer el pergamino que le había entregado el rey hace unos minutos:
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EL REINO DE RUBÍ
RomanceUn joven omega con una exótica belleza la cual es producto de una maldición que pasa de generación en generación. Un joven apuesto y explocivo rey caprichoso, que consigue todo lo que quiere, con un pasado algo complicado. Cinco reinos con peligro...