VII

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Meto la carpeta color lila en el cajón con llave de mi escritorio, sintiendo que el pecho me golpea intensamente adentro después de haber visto su contenido.

Era como si a partir de ahora estuviera en persecución todo el tiempo, y siendo honesto, no era el mejor escondiendo cosas, así que eso me ponía aún más nervioso.

En la carpeta venía sólo un sobre con seis fotos.

Seis fotos del cuerpo de Bright, obviamente desnudo.

Podrían parecer fotos artísticas sin más, por lo bien producidas que estaban, pero no había necesidad de entregarle eso a tu profesor, mucho menos a tu director; a no ser que se tenga otro tipo de intención al hacerlo. Y sabía bien que él la tenía.

Su espalda bien trabajada y el tatuaje que detallaba la parte superior de aquella, su cintura marcada y pequeña; sus pompas eran grandes, redondas y firmes, al igual que los músculos de sus piernas.

Ni siquiera quiero mencionar como se veían las fotos delanteras.

El tamaño y grosor de su miembro, más lo trabajado de su abdomen.

Tenía mil y un escenarios obscenos taladrándome la cabeza ahora mismo, y en todos y cada uno de ellos, yo estaba ahí tocando cada espacio de su cuerpo.

Esto era una trampa. Una maldita trampa para arrastrar mi imaginación hacia mi tumba y dejarme caer en ella.

Pero, ¿Cómo no puedo desear tener todo eso?

Una noche, un momento. Era terriblemente delicioso y estaba ahí, dispuesto a entregarse a mí.

La vida disfrutaba tanto mofarse de mí. Estaba empezando a comprobarlo.

Milk llama a mi puerta y sacudo la cabeza antes de ir directamente a abrir, no sin antes darle un último vistazo a mi escritorio y guardar la llave en el bolsillo izquierdo de mi pantalón.

Salgo de la oficina y veo a lo lejos como Bright se escabulle por el pasillo y sube por las escaleras; no parece notar mi presencia, por lo que me dispongo a seguirlo a una distancia prudente

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Salgo de la oficina y veo a lo lejos como Bright se escabulle por el pasillo y sube por las escaleras; no parece notar mi presencia, por lo que me dispongo a seguirlo a una distancia prudente.

Subo los últimos escalones y salgo hacia la azotea, dónde Bright ya se encontraba fumando un cigarrillo de caja roja.

Deplorable.

Bright me ve y se deshace de su cigarro rápidamente.

- Espero no haya quedado en tu ropa. - comenta.

- No deberías imprimir fotos de tu cuerpo desnudo y repartirlas a cualquier persona. - le digo sin sostenerle la mirada, con las manos puestas en los bolsillos de mi pantalón de vestir.

Bright sonrió de lado.

- No se las di a cualquier persona, sólo a ti.

- Sabes a lo que me refería. - insisto.

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