VIII

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- Aquí está el informe que me pediste. - comenta la chica y Milk le sostiene la carpeta con una ligera sonrisa.

- Bien. Te puedes regresar, gracias.

- ¿Puedo sentarme aquí un momento? ¿Estás muy ocupada? - murmura la chica de nuevo, señalando la silla negra frente al escritorio.

- Algo. - le corta la pelinegra, dándole apenas una mirada por el rabillo del ojo; ese simplemente gesto fue suficiente para ver la cara de desilusión que se había formado en el rostro de la chica y no pudo evitar recordar la conversación que había tenido con Win hace días atrás.

"Milk"

"¿Sí?"

La chica se detiene en la puerta y le ofrece una mirada paciente, Win se prepara para hablar después de un corto suspiro y saca las manos de sus bolsillos, sonriéndole pacientemente como lo haría con un niño de diez años.

"Creo que no estaría mal que intentaras ser un poco más amigable con Love. Sé que no la querías aquí, pero ella parece admirarte mucho."

Milk es ahora quién suspira y niega con la cabeza, mirándole de forma rígida.

"No se trata de si quiero o no quiero que esté aquí, Win. Está aquí porque tú la contrataste y respeto tu decisión, pero eso no me forza de ninguna manera a mí para entablar una amistad con ella."

"Vamos, Milk. Es más chica que tú y es apenas una novata, por lo menos unos consejos no le vendrían mal." - insiste.

"Bien, le daré unos consejos si me los llega a pedir, pero no me pidas que me quede a socializar con ella. Sabes bien que no me gusta perder mi tiempo cuando estoy trabajando"

"Pero, ¿Qué tiene ella de malo‽ - insiste con un dejo de frustración tallado en su voz."

"No hay nada malo en ella, solamente no tengo interés en buscar nuevas amistades, ¿Contento? - se resiste y Win finalmente asiente con desilusión, quedando en silencio. - me voy ahora, señor caridad."

Win lanza una carcajada después de recibir aquel apodo.

"¡Gracias por la gráfica!" - alcanza a alzar la voz el castaño. Milk ya no responde y vuelve a su lugar como respuesta.

Se muerde el labio por un momento mientras discute consigo misma sobre qué debería hacer con aquella, pero finalmente, la culpa en su estómago se retuerce y la hace abrir la boca sin consultar a su cerebro con claridad.

- Puedes quedarte a almorzar conmigo, si gustas.

Se arrepiente casi de inmediato después de haberlo propuesto, en especial cuando ve el brillo irreconocible que se asienta en los ojos de la chica y como accede a sentarse rápidamente como si alguien pudiera llegar para quitarle su preciada oportunidad de respirar cerca de ella por más de dos segundos.

- Gracias, P'.

Milk se ve forzada a dejar el papeleo a un lado y es ahí cuando siente que nuevamente se le ha revuelto el estómago.

- ¿Qué quieres pedir para el almuerzo? - le pregunta mientras toma su teléfono y busca la aplicación de delivery en él.

- Mm, cualquier cosa que pidas, me parece bien. - comenta la chica entusiasmada.

Milk le da un vistazo por curiosidad, y puede ver que su sonrisa se ve casi tan genuina cómo la que le ofrece su jefe cada vez que conversan. No obstante, hay algo que parece ponerla incómoda.

Una vibra extraña que emana de ella y que no logra descifrar porqué.

>> Tal vez estoy siendo paranoica por nada. <<

Disuelve Tu Matrimonio. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora