CAPÍTULO 1 ESCENA

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Paola
Miro horrorizada la escena, por supuesto, no fue sorpresa para mi, ocurriría lo que siempre pasaba, la diferencia era, que en esta ocación, me importaba más de lo que quería reconocer.

_ ¡Hola colega! - saludó Enrique con efusividad, a mi acompañante. Luego tomó asiento con displicencia

_ ¡Disculpa! - lo miró Mauricio serio. _ pero no creo haberte invitado a sentarte en nuestra mesa.

_ ¡Lo sé! - dijo él. _ pero ya que compartimos mujer, me dije. ¿porqué no compartir mesa? - sonrió con cinismo.

Mauricio se quedó callado, no entendía de que iba el idiota de mi ex, pero él no perdió él tiempo.

_ ¿No te lo contó? - lo miró con Sorna. _ ¿no se lo dijiste cariño? - me miró a mi. Intentó tomarme de la mano, pero la aparté. _ ¡Si que eres rápida! - me dijo. _ hace apenas dos noches estabas en mis brazos, y ya estás con otro, lo bueno es que no soy celoso.

Mauricio estaba sumamente serio, y no se que prefería yo, que no reaccionara o que se tirara a los golpes con ese estúpido que no dejaba de hablar, seguía diciendo todo lo que según él, habíamos estado haciendo hacia dos noches atrás.

No quise escuchar más, tomé mi cartera y salí de prisa del lugar. Por supuesto no esperé que Mauricio me siguiera y no lo hizo, ¿quién desearía estar con una mujer promiscua como ese idiota me estaba pintando?

Las lágrimas se agolparon en mis ojos, era rabia, era impotencia, ¿que, por qué no me defendí? No valía la pena, lo había aprendido por las malas. No era la primera vez que Enrique hacia esa sucia maniobra para sabotear mis citas y sé, que no sería la última. Incluso ya estaba pensando muy seriamente en convertirme en una solterona. ¿qué, porque no me iba de ahí y lo dejaba atrás? Esta era la segunda vez que cambiaba de residencia y ahí estaba de nuevo, y no solo en la misma ciudad, si no cerca de mi departamento y lo peor en la misma empresa en donde yo trabajaba, y ¿qué, porqué no lo denunciaba y le ponía una orden de restricción? Porqué nadie me tomaba en serio, no había violencia, no había golpes, nos conocíamos y habíamos sido pareja, ningún indicio de que él, me tratara mal, "simplemente resentimiento de mi parte, porque él terminó la relación" fue la conclusión de las autoridades, y sobre todo, mi vida no corría peligro, así que dejé de intentarlo y me resigné a soportarlo.

No tuve tiempo de darle más vueltas al asunto, por suerte para mí, un auto de alquiler llegó en ese momento y subí de prisa, no miré atrás, no podía, mi corazón estaba destrozado, aun cuando sabía, que esto pasaría, y aunque intenté prepararme, no sé por qué, en esta ocasión era diferente y se sentía diferente, en esta ocasión, deseaba tanto que Mauricio diera la cara y lo confrontara, o simplemente que me diera el beneficio de la duda, que me diera la oportunidad de explicarle, pero al igual que los demás, no lo hizo. Y sí, me sentía devastada.

Enrique
Después de que salieron del restaurante, me quedé ahí. Había comida y ya estaba pagada, así que aproveché.

Ella salió primero, no esperaba esta reacción, siempre intentaba defenderse, pero ahora, simplemente se fue, sin embargo, ese hombre se quedó, también raro, porque escuchó por unos cuantos segundos más lo que le estaba diciendo, nada bueno por supuesto de su noviecita o lo que sea que fuera, seguro ya se había acostado con ella y eso me tenía sumamente mal, porque ella era mía y no deseaba que nadie más la tocara, reconozco que me vi lento, pero aunque la vigilaba no me di cuenta de que empezaba una relación con ese idiota, eso se debió a mi nuevo trabajo, aunque no era nuevo, era la misma empresa, al igual que ella, solo que en otra sucursal, las tenía por todo el mundo, sin embargo, en esta el trabajo era mucho y mi jefe muy exigente y no quería darme el lujo de perderlo, porque estando ambos en la misma empresa, tenía más posibilidades de mantenerla vigilada.

Lo sé, fui un tremendo idiota al dar motivos para que me dejara, pero no podía dejarla ir, en primer lugar, porque la quería de verdad y no podía concebir la vida sin ella, aunque me hubiera dado cuenta demasiado tarde, y en segundo lugar, porque a mí, nadie me dejaba, siempre era yo quien terminaba con ellas. Así que, ahí estaba, espantándole a uno más de sus estúpidos pretendientes.

Era tan fácil, nadie soportaba escuchar que la mujer con la que querían empezar una relación les hubiese mentido y que, además, ellos no fueran los únicos, hasta ahora, todos se la habían creído, bien por mí. Sonreí satisfecho.

La verdad, con éste no pensé que fuera fácil, se veía diferente, me refiero a que se nota que es de un estatus más alto que nosotros, de hecho, hasta donde sé, está aquí de paso, y es uno de los altos ejecutivos que envían desde las oficinas centrales, para revisar que las sucursales que tienen por todo el mundo, funciones como ellos quieren. Siempre vienen cada cierto tiempo, revisan, se pasean por la empresa, observan, preguntan aquí y allá, hacen su reporte y se marchan, luego vienen las recomendaciones por si encontraron algo que no les gusto, o que se deba de cambiar. Así trabaja esa gente y ese tipo es uno de ellos y aunque estoy consciente de que, lo que sea que tenían iba a durar muy poco, no pude resistirme para echarle a perder sus planes. No soporto pensar que pueda estar con otro como lo estuvo conmigo.

Paola
Hace media hora, que por fin mi teléfono dejo de sonar. Estoy en mi recámara. Es casi la media noche y mis pensamientos no dejan de dar vueltas a lo mismo.

Aún iba en el auto de alquiler cuando Mauricio intentó contactar conmigo, no tomé la llamada, ¿para qué? Su reacción inicial me lo dijo todo, y me dolió mucho, más de lo que esperaba, tenía la esperanza de que él no se dejara engañar, pero creo que fue el peor de todos. Simplemente se quedó callado, lo que implica que además de creerle a Enrique, no le importó, quizás se sintió aliviado de que ahí terminara todo, quizás adivinó que yo me estaba involucrando más de la cuenta.

Soy una tonta lo reconozco, yo misma lo orillé a esto, por involucrarme en un relación para la cual él, aun no estaba preparado o quizás se sintió abrumado, sun así, me duele tanto. Y lo que más me duele, es que creí, por un momento, que mis sentimientos eran correspondidos, si no ¿por qué me llevó a conocer a su familia? aun cuando fui yo quien mencionó que me gustaría conocerlos, no tenía por qué tomárselo en serio, pero me llevó y me presentó a sus padres, a sus hermanos, a sus cuñados, conocí a sus sobrinitos. Fue algo hermoso y maravilloso, sin contar con el viaje a su país, yo nunca en mi vida había salido fuera, salvo que había cambiado en dos ocasiones de ciudad, por mi trabajo y por querer huir de Enrique, pero salir y conocer otro país, en avión privado, era toda una odisea, al menos para mí y sobre todo con quién lo hacía.

Reconozco que todo fue tan rápido y así como avanzó de rápido, así mismo todo se vino abajo.

MÁS ALLÁ DE LA CONFIANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora