CAPÍTULO 8 CAMBIOS

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Paola
Es sábado, en la empresa hay demasiado movimiento, todos van de aquí para allá adelantando todo el trabajo que les sea posible, porque nos dejarán salir dos horas antes, para poder estar esta tarde en el festejo tan anunciado.

Yo no quisiera aparecerme por ahí, pero mi puesto es una subgerencia y mi jefe cuenta conmigo. Después de cómo me ha tratado y me ha ayudado no puedo fallarle, es una buena persona y por él me esforzaré, hasta el final.

No soy tonta, desde hace tiempo ya he notado como mucha gente me empieza a mirar, sé que Enrique es el causante y me avergüenza que todos aquellos que me miran mal piensen lo peor de mí, pero mi conciencia está tranquila y con ella tranquila me voy a ir.

Voy de prisa y no me fijo al dar la vuelta en una esquina. Doy de lleno con todo mi peso contra algo grande y duro, el impulso me hace rebotar hacia atrás y solo espero sentir el fuerte golpe que daré al dar contra el piso, pero no llega, unos fuertes brazos me sostienen, de inmediato un cúmulo de sentimientos y sensaciones me acometen, no sé qué decir. No sé qué hacer, quisiera quedarme ahí por la eternidad, pero la razón vuelve a mí, ese es el hombre que no cree en mí, el que huyó sin mostrar una pizca de confianza hacia mí, que incluso se unió a mi enemigo y le brindó su amistad.

Con rapidez me aparto de él como si quemara, miro a mi alrededor y todas las carpetas que traía están por los suelos y los papeles de algunas, regados por todas partes. Miro de nuevo y varios pares de ojos nos miran curiosos, pero nadie hace el intento por ayudarme... salvo él. Lo miro empezar a recoger y con rapidez hago lo mismo, cuando estoy a punto de incorporarme, con un rápido ademán toma mi mano y me detiene.

_ Necesitamos hablar. - me dice bajo, con su voz profunda.

_ No hay nada que hablar. - me suelto y me pongo de pie. Él hace lo mismo.

_ ¡Lo necesitamos! - insiste.

_ ¡Yo no! - digo  tajante. _ ya tuve suficiente. No puedes convencerme con palabras lo que tus hechos ya me revelaron. Con permiso. - digo tomando las carpetas que sostiene en sus manos y me retiro. Con el corazón destrozado, sí, pero con mi dignidad intacta.

Mauricio
La miro marcharse, no cabe duda, cada vez me convenzo más de que, como ella, jamás encontraré a nadie más. Si cree que voy a dejar las cosas como están está muy equivocada. No me conoce y no sabe lo tenaz que puedo llegar a ser, no por nada estoy donde estoy. No la sigo, porque tengo muchos asuntos pendientes y necesito ponerme a ello. Sobre todo, lo que concierne a esta tarde, a la celebración del aniversario de esta sucursal. Mucha gente importante estará aquí, incluyendo a mis padres y hermanos. Los recogeré en el aeropuerto en una hora más, los llevaré al hotel para que descansen, porque esta celebración consta de dos eventos, el primero es por la tarde donde solo estaremos personal y directivos de la empresa, desde el más alto nivel, hasta el más bajo, se honrará a aquellos que han trabajado durante mucho tiempo y jamás se les han reconocido sus logros, esto a todos los niveles, también, se reasignarán puestos, habrá gente que no asista, porque ha sido despedida, aunque nadie lo sepa aún, así que hay vacantes y movimiento de puestos, hoy nadie pierde, todo será para bien de nuestros empleados y para mejor de nuestra empresa.

Cómo dije antes, ese es el primero de los eventos, el segundo es por la noche, inmediatamente después del primero y es donde tenemos invitados especiales, donde habrá un banquete y prensa y a dónde acudirá mi familia y por supuesto todos los empleados de la empresa, después de todo, es por la empresa y por todos aquellos que hacen posible su funcionamiento.

Enrique
Por fin el momento tan esperado ha llegado, además de disfrutar de una ligera comida y de bebida, hemos tenido varias sorpresas. La gente que vino de fuera ha hecho muchos cambios, que nos han ido informando conforme transcurre el evento, gente que ni sabíamos que existía ha sido colocada en puestos que hasta ahora sabemos, que sus titulares no trabajan más para la empresa, entre ellos algunos conocidos míos, ahora me doy cuenta de que yo no estoy con ellos por la amistad que inicié en su momento con Mauricio y es por él y su promesa de tomarme en cuenta está tarde, que no estoy fuera. Eso me agrada y me pone contento. Después de esto nadie podrá detenerme, ellos se marcharán y todos sabrán que yo soy su protegido, ¿y quién se atreverá a meterse conmigo? NADIE. La verdad es que estoy eufórico, solo esperando a que me den mi nombramiento.

Paola
El día ha sido largo y cansado, si otras fueran mis circunstancias, estaría feliz, porque los cambios que se están dando son muy favorables para todos, especialmente para algunas personas a las que no se les habían reconocido sus méritos. Y más me agrada que se tomara en cuenta a la gente que casi nadie ve, entre ellos, a los de mantenimiento e intendencia, a quienes muchos menosprecian y no se dan cuenta, de que son gente como nosotros, que quizás solo no tuvieron la oportunidad de llegar a más y no por eso valen menos, sin ellos las cosas en la empresa serían muy diferentes, sobre todo para aquellos que se las dan de muy dignos.

Ya se ha reconocido el trabajo de varias personas, algunas de ellas las he tratado y me da gusto, a otros se les ha dado un mejor puesto, y algunos, apenas nos enteramos, que fueron despedidos días atrás. También se han anunciado varios cambios, todo para mejorar.

En este momento el director está cediendo su lugar, al líder del grupo que nos visitó por estos meses, es curioso, pero hasta ahorita nadie sabe quién es el líder, trabajan y se complementan tan bien, cada quien sabe lo que tiene que hacer, que la verdad no nos dimos cuenta de que había un líder entre ellos, y de haberlo, creí que era el amigo de Mauricio, porque era quien parecía dirigirlos, ahora veo lo equivocada que estaba, por lo visto me equivoqué en todo con respecto a Mauricio, porque es él, quien pasa al frente y toma el micrófono.

Mauricio
El director me ha cedido su lugar. No debiera de estar nervioso, es mi trabajo y lo disfruto, pero ahora mismo estoy atento a un par de ojos que me miran sorprendidos, lo sé, nunca hablamos de qué puesto ocupaba yo, ni qué lugar me correspondía dentro del equipo de trabajo de los que estamos aquí, soy el líder del equipo, no siempre los acompaño, pero como siempre que me uno a ellos, no asumo el mando, al menos no visiblemente, me gusta pasar desapercibido porque me da la oportunidad de saber y conocer más de cerca los asuntos y las problemáticas de las empresas y de los trabajadores, ellos suelen mostrarse más abiertos y más participativos, si creen que están frente a alguien como ellos o con un cargo solo un poco superior al suyo.

El caso es que, ahora estoy aquí y ella y solo ella me provoca está sensación de inseguridad, de no saber si lo que voy a hacer me va a acercar o me va a alejar, porque quiero que sepan que con ella nunca se sabe, hasta ahorita nada de lo que he hecho me ha valido para ganarme su perdón y su atención.

La miro una vez más y luego miro a todos los presentes, mi discurso empieza. Felicito a todos los trabajadores en general por llevar a la empresa hasta donde la han llevado y les hago saber mis deseos de que les vaya bien, a quienes hoy se les han dado nuevas responsabilidades, luego de unas palabras más de agradecimiento y motivación, me centro en lo más importante, al menos para mí.

MÁS ALLÁ DE LA CONFIANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora