CAPÍTULO 10 PERDÓNAME

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Mauricio
No lo podía creer, ese tipo era un idiota, Paola con mucha dignidad había hablado y en ningún momento había dejado entrever siquiera, quien era su acosador, y ese patán, solito se estaba exhibiendo, lo cual me alegró, porque eso facilitaba lo que seguía, solo había un pero, ella se marchaba y una vez más tuve que recurrir a la fuerza. La tomé de la mano para detenerla y una vez más una corriente eléctrica cruzó no solo por mi mano, y mi brazo, sino por todo mi cuerpo, ese era el nivel de poder que ella tenía sobre mí, aunque no lo sabía.

_ La situación es esta. - retomé la palabra. _ si saqué a la luz está situación, es porque, como ya dije, ya era pública. Los que tienen más tiempo trabajando para esta empresa, saben que somos una empresa seria y que valoramos a todos y cada uno de nuestros empleados y que sus problemas son los nuestros. Por desgracia la señorita Morgan, al sentirse acosada no pidió ayuda y lo entiendo, pero esto se salió de control. Ahora ella está renunciando a un excelente puesto y estamos aceptando su renuncia y aquí este hombre está pidiendo ese mismo puesto, pero hay un problema. - miro a Enrique que hasta entonces se mostraba feliz y seguro. _ el señor Soriano, no cumple con los estándares que esta empresa requiere, ni para este puesto, ni para ningún otro. - lo veo palidecer.

_ Dijiste que ella era la que no daba la talla para su puesto. - protestó.

_ Lo que yo dije, fue que no iba de acuerdo con sus capacidades y es verdad, ese puesto le queda chico. - sentí como ella se tensó y me miró sin comprender y también vi la cara de sorpresa de Enrique, no esperaba que lo contradijera y mucho menos que la defendiera a ella.

_ ¡Pero tú...! - empezó a moverse desesperado. _ ¡me prometiste...! ¡dijiste que me tomarías en cuenta!

_ ¡Claro! - lo miré. _ dije que hoy te tomaría en cuenta, pero no para lo que tú crees, ¿acaso creíste que pondría en un puesto importante, a un hombre que se rebaja a acosar a una buena mujer y a esparcir chismes, que además son falsos?

_ ¡No puedes probar nada! - su actitud cambió y se pudo a la defensiva. _ ¡solo son suposiciones, incluso ella, nunca ha dicho que fui yo!

_ No hizo falta. - le sonreí. _ tu solo lo admitiste.

_ ¡El que haya dicho que era culpable no me hace el autor de lo que se dice por ahí! - habló fuerte para que lo escucharan y me miró desafiante. _ y lo que hablé contigo se queda entre tú y yo. - me dijo casi al oído, mirándome con burla. - jamás podrías demostrar que lo dije.

_ Yo no diré nada, lo dirás tú y lo harás delante de todos, de nuestros abogados, que ahora representan a la señorita Morgan y de las autoridades, porque, has acosado, has difamado, has levantado falso testimonio, has intentado quedarte con el puesto y has intentado destruir la vida de una buena mujer, creo que eso es suficiente para que vayas por bastante tiempo a la cárcel.

Veo como intenta huir, pero de inmediato es rodeado por varios oficiales, quienes lo detienen, pero no se lo llevan, en el lugar han sido colocadas con anterioridad, varias pantallas gigantes y en ellas ya se están reproduciendo videos y audios, en donde él habla cosas terribles de Paola, ella se cubre el rostro, asqueada de todo lo que sale de la boca de ese cerdo, y no solo ella todos están boquiabiertos de lo que dice, claro que también salgo yo, escuchándolo, y a veces alentándolo a hablar, pero creo que para este momento ya todos saben o deben de suponer que mi actitud solo fue para obligarlo a confesar. Mi celular fue clave para llevar a cabo está odisea.

Siento que ella intenta separarse de mí, pero no se lo permito. La atraigo hacia mí y la abrazo, y por primera vez desde que ese hombre hizo su aparición en aquel restaurante ella no me rechaza.

_ ¡Perdóname! - digo a su oído. Ella no me contesta, solo la siento estremecerse sus sollozos son incontrolables y yo la rodeó con mis brazos.

Los videos y audios siguen reproduciéndose, el silencio es abrumador, todos están atentos. Cuando terminan, nadie dice nada, solo se escucha a Enrique gritar y maldecir, aún se atreve a negar todo, pero ya no me preocupa, tendrá mucho tiempo para intentar convencer a las autoridades de su inocencia, y estoy seguro de que no lo logrará.

Por fin Paola se separa de mis brazos y se lo permito, pero no dejo que se marche.

Tomo el micrófono de nuevo.

_ Lamento toda esta escena. - digo. _ pero era necesario para poder sacar a ese tipo de circulación. Si me atreví a hacerlo de esta forma fue porque la señorita Morgan no merecía ese trato, ni esa fama, y en vista de que los rumores ya circulaban por toda la empresa y todos lo sabían, me pareció justo que igual todos conocieran la verdad, lamento haberle hecho pasar un mal rato. - me dirijo a ella. _ pero al final de cuentas espero que haya valido la pena.

Nadie dice nada y vuelvo a hablar.

_ Lo único cierto aquí, es que de verdad el puesto de ella está vacante y no, porque ella se vaya de la empresa, es porque solo va a cambiar de puesto, pero ya lo hablaremos con ella en privado, mientras tanto quien quiera la vacante lo único que tiene que hacer, es aplicar para ella, pero eso se hará otro día. - sonrío. _ y en recursos humanos.

Con un ¡diviértanse! entrego el micrófono y arrastro conmigo a Paola, tenemos mucho de qué hablar y no quiero hacerlo ahí, delante de todos.

Paola
Aún no puedo creer todo lo que ha sucedido, no lo creo, he estado en shock desde que salimos de la empresa, él me condujo hasta su auto y yo caminé como autómata, no dije nada, y él respetó eso, pero a medio camino, se detuvo justo en un hermoso parque, rodeó el auto y me tendió su mano para que bajara. Lo hice en silencio, no sabía que decir, estaba tan conmocionada, con anterioridad dije, que no lo conocía y de verdad no lo conocía, me había equivocado terriblemente con él y me arrepentía tanto, lo juzgué duramente y él lo que había estado haciendo todo este tiempo, fue protegerme, pensé que se había aliado con mi enemigo y lo único que estaba haciendo era desenmascararlo. Estaba tan avergonzada que no podía ni verlo a la cara, pensé que él me había traicionado y que no había confiado en mí y quién no confío en él fui yo. Caminamos varios metros y se detuvo, no me dio tiempo de admirar el hermoso paisaje, simplemente se detuvo y me abrazó.

_ ¡Perdóname! - repitió. _ ¡sé que te lastimé, pero fue para que nunca más tuvieras que lidiar con ese idiota, no lo harás más! - acarició mi rostro con ternura.

_ ¡Perdón! _ salió mi voz casi a la fuerza, sabía que con un simple perdón no bastaba, lo había ofendido, y en grande, ¿cómo puedo seguir como si nada? Lo había herido, lo creí capaz de la peor bajeza, le reclamé, sin embargo, él no me está reclamando, simplemente me abraza e increíblemente me pide perdón.

_ ¿Por qué no me detuviste la primera vez? - lo miro a los ojos. _ ¿cuándo él empezó a soltar su veneno? pensé que le estabas creyendo, como le habían creído los demás.

_ Porque desde entonces sabía que mentía, no fue mi intención dejar que te fueras, pero así se dio, pensé que esa noche aclararíamos nuestras diferencias, pero tuve que volar a casa de urgencia y nunca me contestaste para explicarte, luego te rehusaste a hablar conmigo, entonces me concentré en desenmascarar a ese tipo, con la esperanza de que después de eso me creerías que no te traicionaría. Y no te dejaría.

_ ¡Lamento haber dudado, lamento haber pensado que eras como los demás, y sobre todo lamento no haberte dado la oportunidad de explicarte! ¡Perdóname! ¡Te amo! - me deje abrazar por él. Lo había extrañado tanto.

El apretó su abrazo y me besó con ternura, demostrándome cuanto me ama y lo mucho que confía en mí, aún cuando yo no lo hice.

_ No volveré a dudar. - le digo levantando mi rostro. El lo toma, me mira con amor y me vuelve a besar, yo me pierdo en un remolino de sensaciones.

MÁS ALLÁ DE LA CONFIANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora