La Lista

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La lista de Draco no era larga y no era tan diferente a lo que le habia dicho a Luna. Pero sus hadas madrinas estaban descubriendo cómo hacer realidad cada punto.

1. Ser recordado, no solo en tapiz familiar
2. Ser mejor padre que mis padres
3. Que alguien me ame por ser yo
4. Que una poción lleve mi nombre

- Ya solucioné el punto dos - llegó Jake a decirle con una enorme sonrisa en medio del desayuno - Es tan simple, que no entiendo cómo no lo pensé antes

- Dime ¡oh, grandioso Jake! ¿Cómo en tu inmensa sabiduría has logrado resolver el ser padre? - Draco no pudo evitar reir. Incluso los pocos Slytherins que estaban habian reído un poco.

-Una mascota - le sonrío Jake con orgullo

- Una mascota no es un hijo

- Theo tiene razón. No creo que una mascota sea la solución - contesto Draco con una sonrisa.

- En ambos vas a poner tiempo, dinero y responsabilidad

- Gracias, Tori. Tú si me entiendes - exclamó ilusionado Jake mientras los Slytherin mayores vieron como la mirada de él y  de Astoria parecia lanzar brillos.

- Sí, todo muy lindo, pero sigue sin ser lo mismo. Una mascota, por mucho amor y todo no deja de ser una macosta. Es incluso cruel para ellos ser humanizados.

- Por fin alguien con sentido comun. Daphne, gracias por ponerles un alto a estos dos. - Draco no pudo resistir ante la mirada de cachorros de Jake y Astoria - Bien. Bien, lo pensaré. - los mas chicos sonrieron triunfantes mientras los mayores sólo suspiraron resignados. Pero ninguno ahi noto la mirada intensa de Harry Potter. Quizás ya acostumbrados a ello.

Draco nunca dejo de vomitar. El líquido que salia de él, ya no era posible considerarlo líquido. Era algo espeso y negro, sabía que se estaba muriendo por dentro. Los medimagos no tenían una explicación y mucho menos una cura. Era una maldición mortal nueva y desconocida o el resultado de tantas maldiciones recibidas.

El dolor nunca se alejaba de él. Se veía mejor, lo podía notar, incluso se sentía feliz, pero la punzante agonia fisica y la inevitable muerte lo perseguian a cada paso. Asi como el chico que no dejaba de mirarlo con sus ojos verdes. Si bien había aceptado que lo siguiera, ahora le empezaba a incomodar esa mirada de sospecha y enojo sobre él.

- Si tienes algo que decir, dímelo de frente. O ¿tienes miedo?

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