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Negro. Negro. Todo era negro. Llevaba ya más de uno hora encerrado en ese baño y todo lo que notaba era el negro de sus vómitos y el olor a muerte que significaba.

- Estarás bien. Te diría que puedes ser un fantasma para seguir estando en tu compañía pero no es algo para todos esta...umm vida.

- Definitivamente no es para todos, querida. La solución ya está tomada. Es muy simple en realidad.

Esos últimos días Draco había sido más que feliz. Habían pasado cosas que nunca hubiera imaginando posibles, quizás a sus tiernos 6 años sí, pero a sus 12 ni de cerca. Veía a las personas estar felices, realmente felices cerca de él. Había personas cerca de él. Y sobre todo estaba Harry. Un Harry Potter sin una mirada acusadora o sin ser el héroe típico.

Ojalá su sentido de heroísmo pudiera frenar la muerte.

Pero ahí estaba, vienido a sus amigos jugar. Su cuerpo no resistía mucho y aunque recibió abucheos por dejar de jugar tan pronto, todos entendían el por qué. Draco sabía que el final estaba cada vez más cerca y quería llevarse esos recuerdos de felicidad.

- ¿Te irás sin despedirte?

- Cada día es una despedida. Quizás solo hago un testamento. Cuando yo me vaya ya no habrá más Malfoy no habrá nada acerca de mi o mi familia. Quizás te deje todo a ti, Luna. Podemos casarnos mañana y pasado te embarcas en tu aventura.

- Aunque sería una buena solución ¿Serías feliz de estar casado conmigo ?

- Tampoco es como si pudiera estar al lado de la persona con la que me case. Seas tú o sea e...esa persona

- Al menos podrías decirle. Preguntarle no te matará. Además está la poción para...

- Aún con esa poción. Nada es seguro. Tú lo sabes. Esa poción es una última opción y no es seguro que sirva para salvarme.

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