𝟶𝟷 • 𝙾𝚓𝚘𝚜 𝚏𝚛𝚒𝚟𝚘𝚕𝚘𝚜

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Tiene ojos tan frívolos que es imposible tratar de entender que es lo que piensa, no es posible mantenerse viendo aquellos ojos que parecen poder leer tus pensamientos si los miras mucho tiempo.

Lauren: cariño, él es Aidan, tu hermano mayor.

Mamá palmea mi espalda tranquilamente, tratando de animarme para hablar primero. Miro de nuevo a aquel chico que, aunque llame mi hermano, es todo un desconocido y vuelvo a sentir un escalofrío ante su mirada tan inquietante.

T/n: soy T/n, mucho gusto.

Aunque trato de sonar amable, se que sueno incómoda, pero no importa, él no me conoce lo suficiente para saber que lo estoy ¿Cierto?

Lauren: hijo...

Habla está vez para él, mirandolo y esperándolo a qué me de una vaga, pero amable respuesta. Él mira a mamá y suelta un ligero suspiro. ¿Por qué te comportas tan serio? No solo es mi madre, también es tuya.

Aidan: mucho gusto.

Me quedo en silencio y solo lo miro. Papá se acerca a él con una gran sonrisa y palmea su espalda con confianza, como hace con todo hombre que se encuentra. Le habla con normalidad y comodidad, dándole la bienvenida y llamándole "su nuevo hogar", pero aún así, él se mantiene en silencio, no suelta ni una sola sonrisa o risa, mira al suelo y de vez en cuando a papá.

◁▽▷

Lauren: cariño, ayudame a llevar los platos ¿Quieres?

Asiento y se acerca para besar mi frente. Tomo uno de los platos que ya ha servido y lo llevo con cuidado a la mesa. Mamá tiene ese hábito de llenar los platos hasta el tope sin importar si son hondos o planos.

Evan: déjamelo a mí -me interrumpe tomando el plato que llevo en manos-. Ve por Aidan a su habitación, necesitas hablar más con él para que te tome confianza.

Respondo con un simple: Bien.

Subo por las escaleras y camino por el corto pasillo que, por alguna razón, parece más largo el día de hoy. La habitación al final del pasillo que antes estaba con la luz apagada todo el tiempo, por primera vez está encendida y con la puerta abierta.

De un simple vistazo puedo notar la basura y polvo recaudados en el suelo en un mismo lugar, adentro aún se escucha la escoba raspando el suelo con gentileza.

Tocó dos veces la puerta, aunque está abierta, no entro. El sonido que se generaba por la escoba se detiene y por el silencio puedo escuchar mi respiración y la suya. Es tan incómodo.

T/n: ¿Aidan? La cena está lista -no hay respuesta de su parte. Mi orgullo me grita que me dé la vuelta y me vaya de ahí, que no me deje tratar así, sin embargo, las palabras que está mañana mamá me dijo vienen a mi cabeza- ¿Puedo entrar?

Mi voz por alguna razón es más baja, el ambiente es incómodo y solo quiero que su respuesta sea: no, no, ya bajo yo, gracias.

Aidan: adelante.

Cierro mis ojos sintiendo el arrepentimiento por mis palabras, me preparo mentalmente y entro. No entro mucho, solo doy tres pasos para entrar y me quedo parada cerca de la puerta.

La habitación está tan limpia, jamás creí que se vería así. Miro algo sorprendida el lugar hasta que por accidente mis ojos cruzan con los de él.

𝐄𝐱𝐢𝐥𝐢𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐃𝐞𝐥 𝐄𝐝𝐞́𝐧: 𝐄𝐥 𝐅𝐫𝐮𝐭𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 +𝟏𝟔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora