𝟷𝟷 • 𝙴𝚕 𝚐𝚎𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎

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Madison: ya pedí dos cafés, siempre te tardas en llegar, eres super impuntual

Suelta una risa y acomoda su cabello, pasando un pequeño mechón hacia atrás. Miro en silencio hacia mi celular que se encuentra en la mesa, con total seriedad. Se que ella nota que mi seriedad pues deja de reírse poco a poco.

T/n: el maestro no nos dejaba salir.

Respondo con notable seriedad y distancia.

Derrepente hay silencio entre las dos, hasta que una mesera llega y con una agradable personalidad y gran sonrisa deja nuestras bebidas en la mesa.

Madison: ¿Amaneciste de malas? -pregunta y suelta una risita- ¿La señora Lauren de nuevo te pidió lavar los trastes para dejarte salir?

La miro de reojo y niego con mi cabeza, volviendo a mirar mis manos sobre la mesa. No me gusta este sentimiento en mi pecho.

T/n: deja de insistir con Aidan.

Las palabras salen de mi boca por si solas, sin embargo, no me sorprendo, ya esperaba que salieran, no pensé que sería tan directa, pero sabía que esta era la razón por la cual le había pedido vernos.

La miro al no escuchar su respuesta, ella me mira curiosa, así como también confundida, aún así se ríe, tratando de encontrarle la broma a mis palabras.

Madison: ¿Insistir? -cubre su boca aún riendo-. ¿Qué clase de sustancia ilegal consumiste, T/n?

No respondí nada, la miro directamente a los ojos en silencio, esperando que ella sola note la seriedad en mi. Es molesto... tener que mirarla reír tan alegremente como si se burlara de mis palabras.

T/n: no estoy bromeando.

Ella deja de reír poco a poco, mirándome a los ojos, deja de cubrir su boca y me mira confundida, aún más que antes. Su mirada de confusión pasa a una de notoria molestia, la cual trata de disfrazar con una sonrisa.

Madison: ¿De qué mierda hablas? -su molestia es tan obvia que aunque sonría se que arde de la furia-. ¿Insistir? Si le he hablado 4 veces es mucho, no me jodas

Aparto la mirada también molesta, pero disimulando, pongo mi celular con la pantalla hacia abajo sobre la mesa y suelto un suspiro. Hablo más bajo que ella para que la gente no nos mire ni nos volvamos su centro de atención.

T/n: solo deja de hacerlo -murmuro y bajo aún más mi voz sin estar segura de decir lo que quiero decir-. Odio verlos juntos.

Aunque hablo bajo, ella me logra escuchar perfectamente, incluso parece que todo este tiempo en nuestra amistad fingía cuando no escuchaba algo y yo tenía que repetirselo 10 veces gritando, ahora solo basto decirlo una vez para que ella soltara una risa sorprendida y nerviosa, mirándome como si no me reconociera.

Madison: no entiendo -su voz se escucha ligeramente temblorosa- ¿Lo odias? ¿Por qué? -la miro de nuevo, está vez más decidida a no apartar la mirada- ¿Te gusta? -me quedó en silencio, aunque su pregunta se escuchó como una burla, al no verme responder, poco a poco borra su sonrisa-.  Que mierda... Carajo, que puta mierda

Su mirada me hiere. Los ojos de la amiga que siempre me sonrió, ahora me miran con asco, como si no mereciera estar cerca de ella. Trato de hablar y negar lo que ha dicho, pero se levanta de inmediato tomando sus cosas.

T/n; ¡Aún no me has dejado hablar!

Me levanto detrás de ella, siguiéndola antes de que salga y la agarro de la muñeca, tratando de explicarle la situación. Como si mi corazón me exigiera ir por ella para no perder la amistad que hemos tenido por tanto tiempo.

𝐄𝐱𝐢𝐥𝐢𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐃𝐞𝐥 𝐄𝐝𝐞́𝐧: 𝐄𝐥 𝐅𝐫𝐮𝐭𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 +𝟏𝟔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora