T/n: ¿Mamá volvió a irse temprano? -pregunto después de casi 20 minutos sin decir una sola palabra. Papá me mira y asiente-. Cuando vuelva hay que dejarla descansar, se la pasa casi todo el día en el trabajo.
Papá asiente mientras me mira y se acomoda mejor, suelto una risita al ver la posa que siempre pone cuando está apunto de contar un buen chisme o iniciar uno.
Evan: yo le digo siempre que no se vaya tan temprano. -señalo hacia arriba y se acercó más a mi para murmurar-. Mira a Aidan, lleva aquí ya dos meses y solo ve a tu madre de vez en cuando.
Asiento y sirvo los vasos de licuado que he preparado. Él sigue hablando, contándome lo extraña que se ha comportado mamá. La puerta es tocada, así que dejo mi vaso con licuado sobre el pequeño mesón.
T/n: voy a abrir.
Papá me detiene agarrándome del brazo y niega con su cabeza mientras él camina hacia la salida de la cocina.
Evan: no, hija. Sigue comiendo, yo voy a abrir, debe ser el vecino.
Me quedo de pie viéndolo salir, suelto un suspiro y vuelvo a acercarme al mesón, tomo mi licuado para mirar mi celular en silencio.
Debo admitir que papá tiene razón; mamá parece solo estar trabajando diario últimamente, aunque antes siempre trataba de mantener su agenda con un buen tiempo de descanso para el tiempo familiar.
Verla actuar de ese modo me hace sentir enojada y frustrada. Aidan siempre que despierta pregunta dónde está mamá, su rostro ya ni siquiera se ve sorprendido cuando le decimos que ya se fue al trabajo.
Cuando mamá actúa así, me hace sentir culpable a mi. Le he dicho mil veces a Aidan que él no es el del problema, que es buena persona y que cuando mamá lo dejo seguro tenía una razón, pero viendo la actitud de mamá desde que Aidan llegó, me hace creer que simplemente a mamá no le agrada su hijo mayor.
Aidan: ¿Con quién hablas?
Me sobresalto al sentir su toque abrazándome desde atrás, ni siquiera me deja responderle cuando ya está agarrando mi celular. Lo suelto por inercia y él lo levanta un poco para que quede más cerca de su rostro y poder leer lo que dice.
T/n: es Madi.
Le respondo mirándolo, él me suelta y retrocede unos pasos, me doy la vuelta para verlo de frente. Se recarga en la pared mientras aún lee los mensajes. Por alguna razón me hace sentir... nerviosa. Se perfectamente que no hay una razón por la cual deba sentirme así.
Aidan: no me agrada la manera en que habla -lo miro sin entender a qué quiere llegar con eso-. Su vocabulario se basa en groserías, ¿en serio te gusta hablar con alguien que se expresa de esta manera?
Frunzo mi entrecejo y le arrebato mi celular.
T/n: ¿Por qué actúas así? No hay razón para que te deje revisar mis conversaciones.
Él se mira ligeramente molesto, pongo mis manos detrás de mi, tratando que no vuelva a tomar mi celular. Aún tiene ese gesto molesto, suelta un suspiro y echa su cabello hacia atrás con una de sus manos mientras camina fuera de la cocina.
Aidan: yo no voy a desayunar nada.
Lo miro en silencio hasta que desaparece de mi vista, vuelvo a mirar mi celular y con cierto remordimiento me quedó unos segundos leyendo los mensajes que me ha mandado Madison.
Dejo de desayunar y voy detrás de Aidan. Subo las escaleras y noto que ya está encerrado en su habitación, así que entro sin tocar, pero sin hacer mucho ruido. Él está acostado en su cama, dándome la espalda y tapado de nuevo, como si jamás se hubiera levantado.
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𝐄𝐱𝐢𝐥𝐢𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐃𝐞𝐥 𝐄𝐝𝐞́𝐧: 𝐄𝐥 𝐅𝐫𝐮𝐭𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 +𝟏𝟔
Conto𝐋𝐨𝐬 𝐄𝐱𝐢𝐥𝐢𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐄𝐝𝐞́𝐧: 𝐄𝐥 𝐅𝐫𝐮𝐭𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 𝐓𝐇𝐈𝐒 𝐈𝐒𝐍'𝐓 𝐎𝐊𝐀𝐘! A ella no le importa romper sus propias piernas para verlo feliz. A él no le importa romperle el tobillo para tenerla a su lado. Entre el amo...