Arcade.

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Me levanté a la misma hora de siempre y esta vez desayuné con tiempo, salí de mi casa y pude tomar el autobús ya que era temprano, en mis audífonos sonaba "As It Was" de Harry Styles, me ponía de buen humor su música. Bajé feliz bailando disimuladamente y cuando llegué al local puse la música en altavoz.

Me dediqué a limpiar para después acomodar la vitrina y posteriormente colocarme el uniforme. Encendí los letreros y ya había varias personas pidiendo un café bien cargado como zombies a los primeros 30 minutos que llegué.

Atendí a todos hasta que cada persona fue desapareciendo ya que era horario de clase y pude sentarme mientras molía más café en mis ratos libres. Después de eso me dispuse a limpiar la cafetera y Jungkook hizo su aparición a la misma hora del otro día.

Seguía sintiéndome tímido frente a él y decidí que eso debía cambiar, tenía que dejar mis sentimientos de lado, sino, no iba a funcionar.

—Buenos días Jimin.— su voz áspera por la mañana me hizo estremecer y pasé saliva antes de responder

—Buenos días, Jungkook.

—Me encantaría que me hicieras el café del otro día. Exactamente igual, estuvo realmente rico.— depositó el dinero en efectivo en el mostrador y asentí nervioso

—Claro que si.— asentí y me di media vuelta para comenzar a prepararlo

Me puse tímido ya que Jungkook esperó esta vez en el mostrador y no en la mesa como el otro día, me ponía ansioso que estuviera mirándome mientras yo estaba de espaldas. No podía concentrarme así.

Tomé aire y puse la carga de café y debajo la taza. Preparé la leche en la jarra para poder cremarla y por el reflejo del vidrio frente a mi, pude ver a Jungkook atento a mis movimientos. Decidí apartar la mirada y solté un quejido cuando la leche brotó de la jarra para quemarme el dorso de la mano.

—Mierda.— susurré ante el terrible ardor

—¿Está todo bien?.— preguntó Jungkook y asentí sin verlo

—No es nada.— negué y comencé a vertir la leche, mi mano temblaba por el ardor así que simplemente lo serví y ya

Se lo entregué con cuidado y antes de poder darme vuelta para entregarle una servilleta sentí su toque en mi herida haciendo que suelte un quejido.

—Quemarse con la leche es mil veces peor que con agua— dijo mirando la quemadura—. ¿Tienes algún botiquín?.

—No hace falta, estará bien— asentí y quise zafarme de su agarre, era demasiado delicado y atento. No podía con tanto—. Jungkook de verdad está bien.

—Si tienes botiquín atiéndela, quedará una cicatriz fea sino lo haces— me advirtió con aquella voz autoritaria y asentí dándole las gracias—. Dejando eso de lado, ¿a que hora paso por ti? ¿Y a donde iremos?.

—Bueno, había pensado en el Arcade, ¿alguna vez fuiste?— negó y sonreí—. Entonces iremos allí. A las 6 en mi casa.

—Perfecto.

Le sonreí y aquella sonrisa se borró cuando vi a Taehyung venir a lo lejos. Me removí incómodo cuando rodeó el local para tocar la puerta. Quise ignorarlo pero Jungkook estaba mirándolo y era imposible ignorar el sonido de la puerta.

—¡Jimin, abre!.— alzó la voz y me giré para abrirla y salirme junto con él

—No grites, y deja de tocar como un loco. No me interesa hablar contigo, vete.

Antes de poder entrar de nuevo Taehyung me jaló tan fuerte del brazo que sentí un dolor punzante y no pude evitar quejarme en voz alta, Jungkook apareció y me separó del castaño para ponerme a sus espaldas. Maldición.

stay -  국민 KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora