Capítulo 4

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Había pasado exactamente una semana desde haberse conocido, y aunque realmente era poco tiempo, el grupo de jóvenes había adquirido rápidamente la confianza necesaria para relacionarse entre sí como si se tratara de viejos amigos. Lo cierto es que la mayoría del crédito era para Inuyasha y Bankotsu, pues sus personalidades abiertas y relajadas, hacían que las dos chicas nuevas rápidamente se acoplaran. Igualmente, la relación entre las tres chicas que ya eran amigas influyó para que tanto Rin como Kagome pudieran sentirse parte de la banda.

Sin embargo, el único que aún se mantenía distante era el joven de pelo plateado que, aunque no le molestaba la presencia de ambas chicas, prefería no involucrarse mucho, ni mucho menos entablar conversaciones. Esto, más que nada porque era meramente una parte de su personalidad. No era conocido por ser sociable, pero si por ser bastante estricto, pues aunque disfrutaba de la compañía de sus amigos, el propósito principal de estar presente eran los ensayos. Si bien, anteriormente aprovechaba las oportunidades para ver y estar con Sara, durante esa semana, la que había sido el principal motor de su interés, había sido esa hermosa chica de bellos ojos cobrizos.

Situación que no fue ignorada por Bankotsu, pues el joven moreno, se había percatado de todas aquellas miradas que Sesshomaru y Rin, habían compartido durante toda la semana, siendo evidente la atracción que sentían uno del otro. En efecto, lo que sucediera entre ellos, no debía ser de su interés, pero tampoco podía negar que era algo que le preocupaba, pues Sara, parecía no haberse dado cuenta de que su amiga Rin, había capturado más el interés de Sesshomaru en una semana, de lo que ella había podido lograr en dos años.

Bankotsu, al estar enamorado de Sara, le inquietaba la idea de que saliera lastimada o que surgiera un mal entendido entre sus amigas. Sin saber que Sara, aun desconociendo lo que pasaba, tenía en sus planes la mejor estrategia para alejar a Rin y a Kagome de cualquier intención que llegaran a tener con Sesshomaru.

Esa tarde, al terminar el ensayo, y como ya era costumbre, los tres jóvenes fueron en busca de cerveza. Un par de tragos fríos después de un ensayo duro, era una buena manera de relajarse. Bankotsu solía tener su refrigerador lleno, pero por prestar atención a sus nuevas invitadas, había pasado por alto reabastecerse de bebidas. Así que esa tarde, los tres amigos, habían salido de casa para ir por las bebidas dejando solas a las tres chicas. Ocasión que Sara aprovechó, para hablar con sus amigas.

Kagome se encontraba sentada en el sofá, Rin veía atenta la exhibición de instrumentos que había en la sala y Sara, terminaba de guardar el atril del micrófono.

Es así que la chica de ojos grandes, observó a sus amigas y después de soltar un silencioso suspiro, tomó la palabra.

- ¿Y bien? – adelantó – Acaso, ¿No van a decírmelo? – pronunció seria, provocando en sus amigas la duda de saber a qué se refería.

- ¿Ah? ¿Decirte qué, Sara? – cuestionó Kagome.

- ¡Por favor! No se hagan las que no saben. Sé que me ocultan algo.

- ¿Qué? Pero, ¿Qué podríamos ocultarte? – indagó Rin compartiendo una mirada desconcertada a Kagome.

- Algo que es referente a los miembros de mi banda. – y tras escuchar eso, Rin, abrió los ojos - ¿Creían acaso que no me daría cuenta? – prosiguió acercándose a su amiga castaña - Nos conocemos hace mucho chicas. Así que, sé identificar cuando una de ustedes se pone nerviosa. – Rin pasó saliva. Acaso Sara, ¿Se refería a Sesshomaru? pero entonces, antes de que dijera otra cosa, Kagome se adelantó:

- ¡Está bien! Lo admito. Sí, me encanta Inuyasha, ¿De acuerdo?

- ¡Lo sabía! – gritó Sara con entusiasmo desviando sus ojos a la azabache – Lo supe desde el primer día. Nunca has sido buena para ocultar tus sentimientos. Te encantó desde que lo viste, ¿No es así?

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