Capítulo 14

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LOVE SONG

Lo sabía, llorar por un tipo que conocía hace apenas un mes, era algo exagerado y lo admitía. No tenía por qué hacerlo, no eran novios y no tenían una relación más allá que una amistad, incluso, hasta podría decirse que ese sentimiento de dolor, se debía a que el tipo era extremadamente guapo, a que poseía una personalidad encantadora, y a que era verdaderamente ardiente. Pero quizás, se debía a que; cuando estaba con él, podía ser ella misma, y que podía sentirse única. Porque si... aunque intentara negarlo, no se trataba de nada superficial. La sencilla y única razón, se debía a que Kagome, realmente se había enamorado de Inuyasha.

Y conocer esa verdad, tal vez para Rin fue algo extravagante, pues su amiga, no era la clase de chica que fácilmente se ilusionaba con solo una sonrisa. Era inteligente, intuitiva y muy vanidosa, por lo que, interesarse en alguien no era fácil. Lo que significaba que Inuyasha, había hecho algo bien.

Es por eso que Kagome se mantenía firme. Sabía que no estaba loca y que mucho menos, se estaba engañando a ella misma, pues sabía que Inuyasha tenía sentimientos por ella, y no solo porque era testigo de cómo es que Inuyasha, tenía la habilidad de verla, a través de su belleza, a través de su figura, sino porque también, había llegado hasta su corazón. Solo que... él, aún no se había dado cuenta, al grado, en que había confundido sus sentimientos por Rin. Porque si, Kagome estaba segura de eso, el joven de cabello plateado estaba confundido, estaba equivocado. Sin embargo, no significaba que no le hubiera dolido, o que no le hubiera roto el corazón.

Aun así, las palabras que le había dicho a su amiga eran ciertas: ella misma se encargaría de demostrarle lo equivocado que estaba, porque, sencillamente, no estaba dispuesta a renunciar a él. No obstante, no lo haría humillándose a sí misma ni mucho menos menospreciando su valor. Lo haría de manera elegante, demostrándole con sutileza la equivocación que cometió.

Ir despacio sería la mejor estrategia, pues no solo serviría para que Inuyasha lo comprendiera gradualmente, sino también, para ayuda propia, pues, olvidarse de lo sucedido y sanar sola su corazón roto, llevaría su tiempo. Es así que, soltando un suspiro, limpió su rostro, y decidida, no volvió a llorar. Ya no lo haría, ya sabía lo que tenía que hacer y eso era todo, además, sabía que si continuaba así, su amiga Rin, no disfrutaría su tiempo a solas con el chico malo.

Pero, aunque ya había dejado de llorar, no podía moverse, no podía regresar a esa fiesta. Le resultaba difícil, porque sabía que al hacerlo, debía sonreír, disfrutar, y en ese momento, no se sentía dispuesta a ser feliz, era demasiado pronto. Por lo que, abrazando sus brazos, prefirió esperar un poco más. De cualquier forma, no había nadie que la estuviera esperando, si permanecía ahí toda la noche, no perjudicaría a nadie.

Ya había alrededor de una hora desde haber llegado a ese lugar y de haber pensado y analizado todo lo sucedido, cuando sin esperarlo, una voz que nunca esperó escuchar, la sobresaltó.

- ¿Kagome? – escuchó de pronto, y al instante, abrió los ojos. Apretó los puños, pasó saliva y después de soltar un suspiro, volteó.

No podía haberse equivocado, su voz era única y reconocible, por lo que, saber que se trataba de Inuyasha, fue algo sencillo para la chica de cabello azabache. No obstante, verlo frente a ella, no lo fue. Pues justamente por él, fue por quien hace poco estaba llorando, por quien no quería regresar a la fiesta y por quien le había roto el corazón.

Y aunque está claro que sintió una mezcla de sentimientos, como bien lo había decidido antes, no se portaría diferente, pues de cualquier forma, se suponía que ella, no sabía nada. Se suponía que; para Inuyasha, Kagome, no estaba enterada de su declaración hacia Rin. Por lo tanto, sintiendo un nudo en la garganta, la chica, no hizo más que observarlo.

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