Capitulo 3

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Wendy fue a buscar al principe del Inframundo una semana después de aquella promesa que le hizo, Verón puso Miles de excusas para no tener que enseñarle a esa niña molesta pero como siempre, aquella mujer obtiene lo que quiere. Así que, ahora se encontraba en aquella casa rústica viendo a la pequeña reírse con su gato.

— Esto no va a funcionar — dijo en tono frustrado el príncipe — tu no haces nada más que reír con ese estúpido gato —

— Mi gato no es estúpido, tu si — balbuceo en voz baja la menor.

— Si quieres dar miedo, primero evita que te vean abrazando a ese gato gordo — bufó el principe.

— Como digas — contestó con fastidio la menor.

Elizabeth dejo a su gato negro en el suelo, el minino tomo su camino en dirección a la casa. La menor miraba molesta a su supuesto profesor por hacerla bajar a su gato, la clase de por si ya estaba siendo una perdida de tiempo en sí misma.

— Los Madoow viven del miedo, primero debes superar tus miedos para infundir miedo — explico Verón.

— Eso lo sé, no me trates por estúpida. De por sí se ve que eres un maestro horrible —

— Nuevas noticias, soy un principe no un maestro diagonal niñera — dijo en un tono de voz fastidiado por la situación. — Estamos aquí porque no asustas ni a un bebé y eres muy inútil para ser Madoow —

Aquellas palabras dieron en el orgullo de la niña. Elizabeth siempre se ha sentido la más lista de todos, a su corta edad ya sabía hechizos que otros no, pero se negaba a infundir miedo. Que aquel chico del tamaño de un librero le dijera inútil la molestó, quería callarle la boca.

Sin meditar lo que haría, la menor volvió sus ojos totalmente blancos, manipuló las sombras de forma que parecían tentáculos alzando su cuerpo del suelo. Verón quedó impresionado ante la facilidad con la que manipuló sus sombras, una magia muy avanzada para esa niña bajita. Elizabeth se acercaba lentamente al principe del Inframundo con intenciones de golpearlo.

Acción que no logro ejecutar, aquel principe tomo la pluma que colgaba de la solapa de su saco negro con vistas plateadas, la alzó en el aire, ahí la pluma pasó a ser una hoz. Después de eso todo paso tan rápido, en un momento la menor se encontró en el suelo con una herida en brazos y su sombra ocultándose de nuevo en ella.

— Es impresionante el manejo que tienes de tu poder — elogio sinceramente el principe impresionado — pero solo impresionas, no das miedo ni atacás. Sigue siendo inútil —

Elizabeth no podía creer que la estuviera criticando en un momento así, de su brazo corría un espeso líquido negro el cual sobresaltaba en su piel pálida. Verón parecía no notar su situacion, pues; seguía señalando sus puntos malos.

— Disculpa....— lo interrumpió elizabeth detonando dolor en su voz — ¿Podemos adelantar todo a la parte en que me curas? — pregunto siseando debido al dolor.

— Te vas a curar sola — contestó el principe despreocupado.

— ¿Disculpa? — la menor miraba al mayor con incredulidad ante lo que acababa de escuchar. No puedo hacer eso —

— Creí que eras un prodigio en magia — el tono condescendiente que uso el mayor, irritó más a la menor — debes comer carne humana —

La simple oración compuesta con las palabras "comer" y "carne humana" le revolvían el estómago. Nunca sería capaz de tal acto. Al ver la cara de asco de la menor, Verón quedó confundido, los Madoow injerian carne humana, la reacción de la niña era muy curiosa.

— Es comer o morir, tu eliges — dijo en un tono frío el príncipe.

Elizabeth maldijo en su mente al chico platinado con aire de superioridad, lo odiaba con todo su ser. Debía ser ilegal que alguien con esa actitud le enseñará y la cuidara Pero al parecer a su mamá Wendy le importaba poco lo que le pasará.

— Entonces prefieres morir antes que comer — dijo Verón con un deje de burla en su voz — para tu buena suerte, no puedo dejar que mueras mientras eres mi responsabilidad.

La menor no comprendió sus palabras, tal vez eran demasiado para que su pequeña mente lo razonara, pero no lo pensó demasiado tiempo. De pronto el suelo comenzó a temblar y separarse, de el salia un olor horrible, así como gases que parecían ser de color verde, luego una mano salió de la grieta, aquella no tenía piel, era solo huesos. Momento después apareció un esqueleto, aquel solo tenía una pierna aún en buen estado. La imagen era en su aterradora y macabra para una niña.

El principe del Inframundo hizo un movimiento con su hoz, lo que cerró la grieta y provocó que el esqueleto cayera a los pies de la menor. Elizabeth miraba asustada todo, se abrazo a sus piernas intentando alejarlas del cuerpo lo más que podía.

— Come, no quieres matar a una persona entonces come a una que ya está muerta. O puedes morir y diré que hice todo lo que pude — lo dijo con tanta calma, como si fuera una plática con una niña que no quería comer sus verduras.

Elizabeth examinó con la vista el cuerpo casi en su mayoría en solo los huesos, quiso vomitar en solo pensar lo que querían que hiciera. Pero la mirada dura del pelo plateado le causaba un escalofrío, no quería hacerlo Pero la herida también le estaba doliendo más.

Lentamente la menor se acerco al cuerpo, removió los huesos con su sombra para no tocarlos. De la misma manera atrajo laarte que aún tenía carne hacia ella, hizo que su sombra la sostuviera un poco lejos; Pero su cuerpo reaccionó de manera inesperada. Su estómago comenzó a rugir, su boca a salivar y de pronto olvido que lo que sostenía habia sido una persona. Le dió una fuerte mordida haciendo que la sangre salpicará su vestido, no era muy diferente a comer pollo.

Verón observo a la niña deborar aquella pierna, al mismo tiempo que su herida se iba cerrando. El chico sonrió con orgullo cuando la menor termino de comer y ahora chupaba la sangre que había en sus manos.

— Ya puedo decir que eres una Madoow, ya comiste como una —

— Cállate — la menor seguía con su tono de voz brusco y grosero — ¿Tienes más? —

— No habrá más hasta que puedas asustar a una persona, si llegas a matarla del susto entonces....—

— Tendré comida por mucho tiempo — los ojos de la menor brillaron emocionados, como si alguien le hubiera ofrecido un dulce.

Esa era la naturaleza de un Madoow, lo que asustaba a todos y lo que los mantenía al margen de molestar a esa magia. Su gran apetito tenía el poder de hacer que solo quedarán tus huesos, y eso era lo que había despertado en la menor.

— Supongo que enseñarle no será tan malo después de todo — el principe sonrió de lado mientras miraba a la menor — será interesante —

Orgullo del InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora