Capitulo 9

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Tristemente para la princesa Madoow, su madre regreso el fin de mes para ver su avance en magia. Elizabeth se limito a mostrarle unos hechizos básicos, después fingió que escuchaba los regaños de su madre, ya sabía el truco, la miraba, asentía y después se disculpaba. Los últimos meses no sabía ni que le decía, o porque la regañaba, le importaba muy poco.

Con la reciente renuncia de su maestro de magia, se enfoco más en el desarrollo de medicinas y lo que su mamá Wendy llamaba, "experimentos", Pero no podía evitar tener curiosidad por todo y probar con cosas nuevas.

— Por eso los Madoow son los principales desarrolladores de tecnología — le había dicho su mamá Wendy, cuando había logrado hacer una medicina que curaba el frío en los Darkligth casi de inmediato.

— Eso también porque no perdemos el tiempo con tonterías del amor, como la princesita Darkligth que se ve que se moría por un chico que jamás ví — la pelirroja miró la reacción de su mamá, Pero no fue nada fuera de lo común. — ¿Tu conoces un Levan Darkligth? —

— Claro, yo creo haber escuchado de el hace tiempo —

— Yo no, de hecho nunca lo había visto — se dió la vuelta hacia la mayor — Pero le dió un regalo a Mina, parecía caro para que lo haya comprado un empleado cualquiera —

— Concéntrate en esas plantas, no vayas a mezclar la flor del inframundo con las escamas de dragón —

— Lo sé, aún no haré explotar este castillo. No me han fastidiado lo suficiente. —

Con forme pasaban los años, el hecho de socializar o salir del aquel lugar que le daba acceso a información y seguir desarrollando medicinas fue siendo poco, pasaba la mayor parte de su tiempo ahí. Muy pocas veces la princesa Darkligth iba a verla, pero no eran más de unos minutos.

Parece ser que ese comportamiento preocupó de alguna manera a su mamá Wendy, porque la obligó a asistir a una institución educativa. No importo cuánto suplicará, incluso con lo que estaba aprendiendo podría contruisrse un amigo hecho totalmente de tecnología; Pero eso le preocupó más a la mayor que al día siguiente estaba paraba frente a personas con una inteligencia inferior a la suya.

La princesa nunca esperó encontrarse con el mismo principe del inframundo, mucho menos que este la empujara o que no la renociera. Si había pasado varios años, pero no creía haber cambiado mucho. Pero antes de continuar la conversación, el principe siguió su camino sin dirigirle una última mirada.

— Que grosero — se quejó sola mientras observaba a de pelo plateado alejarse. — Pero está guapo.......lo quiero — la chica sonrió. — Si tienes lo más bonito, la gente te envidia. —

La menor lo decidió en ese momento, si quería que nadie se le acercara, o intentara distraer sus estudios con conversaciones poco educativas y perder el tiempo en socializar con gente que nunca volverá a ver. Entonces debía acercarse al principe del inframundo, también como beneficio extra molestaría con su madre.

Lo que pensó que sería una tarea fácil, termino siendo una tarea muy difícil. Ambos no comparten clases, a excepción de una clase de historia del universo, en la cuál el principe se sentaba hasta el final de la clase lo cual ella por su altura no podía hacer. Y por la fama del chico, todos tenían curiosidad de acercarse a el.

Y como ella era la nueva, los chicos también tenían curiosidad por ella, lo que odiaba de muchas maneras.

— Eres alguien con una belleza incomparable — decía un Moonwithe sentado frente a ella, el cual le arruinaba el almuerzo. — tu piel es tan hermosa, brilla como la nieve. —

Fueron sus últimas palabras antes de ser colgado del techo del gimnasio, su sombra fue de mucha ayuda para eso. Sonreía en clase de historia por lo que hizo, Pero su felicidad fue opacada cuando el director la llamó a su oficina, fue molestó ver al hombre Moonwithe con más de cincuenta años, cachetón, de gran masa corporal, con su ridículo chaleco, ¿Porque no usaba el teje Completo?

— Señorita Elizabeth, ¿Que pensaba al colgar a su compañero? —

— Que era una pena que la piscina estuviera ocupada, lo hubiera lanzado al fondo de ella —

— ¿Tiene entendido lo que hace el agua en los Moonwithe? —

— Tiene razón — vio al maestro suspirar y sonreír — debí lanzarlo a un volcán. Fue mi error dejar testigos. —

Parece que cuando los maestros piden honestidad, realmente no la quieren solo esperan escuchar disculpas y el más falso "no lo vuelvo a hacer". La suspendieron tres día, le pusieron una orden de alejamiento y le prohibieron estar con los alumnos de otras magias. Ella podía hacer eso, parecía más un regalo para ella. "Debi hacer eso en cuanto llegué" se dijo al ver que en la hora del almuerzo todos le huían. Se limitó a sentarse en una esquina de la cafetería, mirando a todos y sonriendo a los que se le quedaban viendo, le causaba gracia cuando salían corriendo.

— Llegaste a causar problemas — sonrió al escuchar el comentario. — ¿No puedes pasar desapercibida? —

— Llamar la atención es lo mío, debo dejar huella a dónde vaya —

— Egocéntrica como siempre —

Levantó la mirada para observar como el principe Verón tomaba asiento frente a ella, esos ojos violeta se posaron sobre ella, tenía el cabello un poco más largo de lo que recordaba, y usaba el ridículo uniforme azul marino de la escuela. Sonrió como respuesta, regreso a su almuerzo que era muy soso y ni un poco de carne había. La princesa inflo las mejillas molesta de su almuerzo.

— Deja de hacer eso, ya no eres una niña — hablo en tono brusco antes de poner en su bandeja un pedazo de carne. La chica miró sonriente al de cabellos plateados, pero el hablo antes. — No me digas nada, es un acto de caridad no un favor. —

— ¿Caridad? ¿Soy una Starligth del barrio olvidado? No necesito caridad — dijo ofendida la chica y le lanzó toda la bandeja al uniforme. — Y pensar que te me hiciste guapo. —

— ¿Porque te ofendes tanto? —

— ¿Y tú porque no aprendes modales? —

Ambos se levantaron con intenciones diferentes, la chica con intenciones de golpear la cara del principe; y el chico con toda la intención de irse de ahí a matar a Joy. La maravillosa idea de su asistente de ser amable con la chica, de hablaré y así tendría claros sus sentimientos. Y funcionó, Elizabeth lo fastidiaba de muchas maneras inimaginables.

Orgullo del InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora