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2029

Entonces, sentí como la herida volvía a sangrar. Cuando nuestras miradas se conectaron, fueron como si dos fósforos chisporreaban de golpe y después llegara el calor del encuentro y la sorpresa. A él, como una buena noticia, a mí como la entrada a mi peor pesadilla.

Al principio, creí que era mentira: De todos los países y ciudades en el mundo, mi ex-mejor amigo estaba en la misma posada que yo. Era imposible de creer. Pero, cuando se abalanzó sobre mí y aspiré su aroma, todos los recuerdos brotaron de golpe en mi memoria y sentí como esa lágrima dormida durante muchos años, despertaba con la sensación de su cuerpo. 

Estaba en shock, no creía que fuera real. Él, como si sufriera de amnesia y tan ignorante de todo, me alzó por los aires en un abrazo. 

Eso, fue como un disparo  al corazón; los sentimientos de alegría y tristeza disputaban en mi interior. Pues, tampoco podía evitar emocionarme con verlo bien, guapo y feliz. Después de tantos años de extrañarlo y desear aquel abrazo, por fin sucedía, pese a la idea que nunca lo vería otra vez. 

Y, en el momento menos esperado, allí estaba de nuevo, siendo él, tan imprudente y despistado, actuando sin medir el dolor o acomplejarse por el pasado.

Al separarse, pude mirarlo otra vez: sus ojos derramaban alegría: inquietos, como los de un niño buscando un regalo en navidad, me veía de arriba abajo.

"¡Mírate! Estás hermosa" Exclamó. Me estremecí al escucharlo, maldecí a mi misma por hacerlo.

"Gracias" dije con dificultad "¿Qué haces aquí?"

"Nooo... ¿Qué haces tú aquí?"dijo señalandome con un dedo. Por un momento, recordé mi crisis literaria, la sacudí inmediatamente de mi memoria.

"Estoy de vacaciones" expliqué sin detalles: "¡No-o puedo creer que estés al frente de mí!" exclamé con voz trémula, aún sin poder creer que esto estaba sucediendo; sentía como las lágrimas y los latidos del corazón se me enredaban en la garganta. 

"Yo tampoco" dijo

Y, sin pedir permiso, tomó mi mano y me arrastró adentro del apartamento. 

    ***** 

Debo admitirlo, la habitación era fría y desordenada. Cuando pasamos, cuatro paredes de madera grisáceas se levantaron, había un tragaluz junto al balcón que dejaba ver la playa, la vista era lo único que daba color a la habitación. 

Dereck saltó por el pasillo principal, evitando pisar la ropa, las partituras y cajas de pizza explayadas por el suelo;un pequeño olor ácido transpira de la alfombra, el cuál percibí con desdén mientras miraba como torpemente él, limpiaba veloz el único sofá de la habitación. 

"Disculpa el desorden, iba a limpiar hoy" se justificó mientras apartaba la ropa del suelo; su ojo hizo un pequeño guiño, tip nervioso que solo aparecía cuando mentía, lo recordaba con claridad: "Jamás imaginé recibir visitas, menos hoy"

   Sonreí como respuesta.

Yo tampoco imaginé terminar en el mismo piso que mi ex-amigo, pensé. 

De repente, al dar un paso, mi pie se enredó en un hilo dental color fucsia. Nos miramos avergonzados.

    "¿Aún te gusta el café con leche?" preguntó respirando con dificultad. 

Negué con la cabeza: "Me gustaría ver la habitación" pedí con un hilo de disgusto.

"¡Oh claro em...!" dijo sobándose la barbilla: "Por aquí" indicó tomandome de la mano y guiandome hacia una de las puertas de caoba.

Si Hubiera SidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora