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2018 

Jamás fui buena para socializar; lo sentía como un problema de matemáticas muy complicado.

Pues, creía que la amistad significaba la relación de dos personas que tenían "todo" en común; creo que él también. Y, cuando ese todo se limitaba a gustos musicales, el interés de relacionarnos menguó demasiado pronto.

La primera semana él fue muy perseverante, y nos sentábamos en los bancos o pasillos del colegio a escuchar música. No obstante, hasta los silencios  entre melodías lo sentía vacíos y desesperantes; sobre todo, porque no sabía lo que estaba pasando por mi cabeza,canciones como: Donˋt remember, All I ask, de Adele, o quizás Before you go de Lewis Capaldi no eran capaces de despertar algo en mí, solo significaban fondos instrumentales que sonaban en mi cabeza. 

No podía imaginar historias, no podía identificarme con ellas, a duras penas comprendían lo que decían, y eso al final del día cuando buscaba la traducción. 

La segunda semana, era yo quién lo buscaba, y hacía mi mayor esfuerzo para comprenderlo y superar esa "etapa" con él, a veces estudiaba los temas musicales, pero él siempre presentaba uno nuevo y... ¡Dios! Era más complicado de comprender que una canción de Arjona.

Jamás hubo esa conexión como Ariana y Luis: natural; todo era tan complicado a su lado, y no entendía el porque me resultaba inalcanzable. 

Cuando no sabía que estaba pasando, decía frases conciliadoras y seguras como: 

"Me gusta esa melodía"

"Wao, su voz es muy hermosa" 

"Me gustó ese ritmo" 

Las había utilizado tanto que, ya las había desgastado, más que mis muletillas y las suelas de mis tenis.

Al final, cuando llegaba a casa, siempre terminaba escuchando la Oreja de Van Gogh o Jesse & Joy  mientras escribía en mi laptop; allí me sentía segura socializando: escribiendo escenas en donde los diálogos era tan fácil de mantener como lo era la pronunciación de monosílabos.

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En pocas palabras, pese a mis esfuerzos, seguía espiandolo desde los helechos, resoplando sin cesar, mientras a pocos metros de distancia, Ariana y Luigi jugaban a las cartas "Uno" al mismo tiempo que me miraban condescendientes. 

"Cariño, te quedarás sin aire" comentó Luigi mientras evaluaba con determinación las cartas coloridas. 

"Sigo sin entender, qué hacemos aquí, podemos estar en otro lado" decía Ariana indiferente dejando una carta +4 en el suelo. Luigi se tragó una maldición. 

"Debo ser la peor amiga en el planeta y la única que no sabe socializar" dije sentándome tipo Indio entre lo dos. "Tal vez tenga una rara enfermedad que me lo impide" Mi amigo soltó una carcajada. 

"Si eres dramática Ly, la más que he conocido... bueno, después de cierta señorit... ¡Maldición!" soltó de pronto mientras Ari reposaba un sin turno y un +4 sobre la pila de cartas. 

"¿Drama? Prefiero cartas..."dijo mientras sostenía una sonrisa triunfante "¡Jamás podrás derrotarme!" 

"Jamás podrás derrotarme, ñiminimi" la imitó burlón, acto seguido: Ari les tiró las cartas justo al rostro. 

"¡Ay que inmaduro eres!" bramó Ari. 

"¡Qué neurótica eres!" respondió; yo coloqué los ojos en blanco. 

"¿Pueden pasar dos minutos sin pelear?" dije cansada "No me están ayudando..."

"Amiga, huye, el destino te está advirtiendo...deberías alejarte mientras puedas, hombre no es gente." dijo la chica a secas. 

Si Hubiera Sido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora