Si Hubiera Sido

9

2019

Bitácora de una chica con un corazón roto:

     Hay un refrán de un cantante, quién ya no recuerdo el nombre, que decía: "El amor no duele lo que debe doler el mismo día, sino en el siguiente amanecer. "

      Abrí los ojos y volví a cerrarlos, la tibieza de mi almohada me consolaba y atrapaba un cuerpo sin energía. Un ser que no había resuelto como enfrentar al mundo después del golpe emocional que había recibido la tarde anterior.

     Dereck y Camila. Un par poco creíble y que pasé toda la noche imaginando como sería tener en la mesa de navidad a mi futuro "cuñado"; el mismo hombre que deseé de carne, unas horas atrás.

      Bueno, era una niña, pero sí ¡Claro que me ilusioné y planeé hasta dos vidas con él! Y el embargo realizado con su sentir, había dejado un vacío en mi pecho y daños colaterales a mi corazón, tan débil que, cada vez que reproducía una canción, mis ojos involuntariamente se humedecían.

     Era una verdadera tonta al llorar por él. Era mucho más difícil fingir y expresarme cuando una pared fina separaba dos cuartos, donde de uno salía una risa a coro.

      ¡Claro que mi hermana aprovechó para que durmiera con él con mis padres de guardia!
En mis audífonos sonaba Hello, de Adele y por eso no escuché cuando mi abuela entró a mi habitación, se sentó a mi lado y acarició mi rostro cubierto por el edredón

—-Mi niña linda -—dijo con su voz dulce y preocupada— ¿Hoy no irás al colegio? Tu hermana y tu amigo preguntan por ti.

-—Me siento mal, abuela. Hoy... No quiero ir al colegio.

-—¿Qué sientes? —dijo con un atisbo de alerta en su voz-—Tus padres están dormidos, pero puedo despertarlos.

-—¡No! Por favor no los molestes.

—-Pero, dime ¿Qué tienes?

Guardé silencio.

     No quería que mi abuela supiera lo que había pasado. Más bien, no quería hablarlo con nadie.

     Ella entendió mi silencio.
—-Bien, quédate bajo las sábanas y ni se te ocurra colocarte de pie. -—ordenó y se marchó de la habitación.

     Entonces escuché unas voces atenuadas, que provenían del pasillo.

-—Tu hermana tiene calentura. Hoy no irá a clases. Ve tu Camila con el joven Dereck que llegarán tarde.-— dijo.

     No logré escuchar respuesta.
Esperé a que Dereck o mi hermana entrarán a ver como estaba, pero en su lugar, mi abuela volvió.
-—¿Qué te gustaría desayunar?

-—No... tengo hambre— dije con el mismo desánimo.

-—Te voy a preparar los panes de guayabas que tanto te gustan,-— comentó —-pero primero debes desayunar conmigo.

Gruñí en respuesta.

-—¿O quieres que llame a este chico... ¿Cómo se llamaba? ¡Ah, Rayan!

No, todos menos a Rayan. No quería preocuparlo más.

-—En un momento bajo.

Sin responder pero satisfecha, la abuela se fue de la habitación a preparar lo cometido.

Sonó "Nunca seremos nada" de Sora.

   Y yo me desarropé y miré al cielo raso, pensando en nosotros, en como protagonizábamos esa canción, en cada afirmación, imaginando  lo que fue pero sobre todo en lo que nunca será de los dos.