Quien...!?

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Tanathos se dirigía hacia el apartamento de su ex novio, después de su encuentro con ese pelirrojo de nombre Ayato Sakamaki.

Ya tenía las llaves de la casa, después de todo la había compartido mucho tiempo con Shin, así que no tenía problemas con entrar allí.

Estacionó su auto a una calle del edificio y se encaminó a la entrada, el guardia de seguridad la dejó pasar amablemente y ella le devolvió el saludo que le dio.

Paso al ascensor, oprimió el ultimo piso y espero... La verdad es que no sabia como iba a reaccionar al ver a Shin después de ese pequeño incidente, no sabia como iba a reaccionar él.

Cuando estaba a punto de salir del ascensor escuchó una risa proveniente de uno de los apartamentos contiguos, y como estaba de curiosa, se le dio por mirar detrás de una pared.

Hitomi.

La muy perra no se había ido.

Lo que sucedió después de que Shin y Hitomi fueran descubiertos, y ella saliera corriendo, fue que ella se encontró a uno de sus compañeros de instituto que vivía allí, y ya que no tenía nada que hacer y además estaba semidesnuda... Amaneció con el.

La Demon se encaminó molesta y mirando al frente, puesto que para llegar al apartamento de su ex, tenía que pasar por donde ella se encontraba.

Cuando la rubia la vio, su primera reacción fue la de ocultarse, pero al ver que la Pelinegra no reaccionaba ante su presencia, empezó a molestarla.

-Oye, Tanathos!!! Vas a donde Shin? Si es así, pídele que me devuelva mis bragas!!!- luego de que Hitomi dijese esa frase, se echo a reír.

Esa frase hizo click en la mente de Tanathos, provocó que se le echara encima a la estupida esa y tratase de golpearle.

Para suerte de ambas, Shin abrió la puerta alarmado, lo hizo porque escuchó lo que dijo Hitomi, estaba cerca de la puerta de su apartamento, lo suficiente para oírlo bastante fuerte.

Agarró a la oji zafiro de la cintura y la metió a fuerzas a su casa.

-Tranquila linda... Olvida lo que dijo... Quieres agua?- musito nervioso al ver el rostro de La chica.

-No, no quiero agua, yo vine por mis cosas- dijo una decidida Tanathos, levantándose del sofá en el cual la había sentado Shin y dirigiéndose a la habitación que compartieron.

Procedió a sacar una maleta y comenzó a empacar su ropa y productos de aseo.

-No tomes esa decisión tan pronto, Tana... Apenas fue ayer el incidente...-
Susurró Shin para que ella no se fuera.

-Yo decido como tomo las cosas, no te entrometas en mi decisión-

-Y me vas a dejar solito...?-

No pudo evitar reír al escuchar eso, aunque no lo demostrara abiertamente, el Tsukinami era muy mimado y dependiente de ella, pero ya no había vuelta atrás.

Iba a contestar cuando su celular comenzó a sonar, ambos lo observaron sorprendidos por la inoportuna llamada.

Se dispuso a atender la llamada entrante, era un número desconocido pero sin embargo contestó mientras Shin se paraba tras ella.

-Hola...?-

-Hey, Tanathos! Soy yo, Ayato.-

-A...Ayato...-

Shin se alarmó al escuchar ese nombre, pero después se enfureció considerablemente, si era el Ayato que él creía... Entonces que hacia llamando a SU Tana?

Perdóname {Shin Tsukinami}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora