Capitulo 2

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Tomó la bandeja que tenía sus alimentos y se dispuso a caminar hacia una mesa. Era incómodo caminar bajo la atenta mirada de los demás estudiantes que lo observaban con curiosidad.

Bueno, al menos se había liberado del rubio de mejillas regordetas, lo había soportado en toda la clase. Debido a su habladora boca, ahora era conocedor de lo mucho que el rubio amaba a los felinos y el color amarillo.

Para su buena suerte, el rubio había regresado totalmente serio, luego de atender una llamada con permiso del profesor. Al menos había tenido treinta minutos de tranquilidad.

Le había parecido curioso, pero no lo suficiente para preguntar por ello. "Cada quien en su propios asuntos" se repitió a si mismo.

Llevó un bocado de arroz y carne hacia su boca y segundos después hizo una leve mueca. La comida no era tan buena, pero al menos no pagaba por ella y con eso era suficiente.

Ya bastantes problemas tenía su madre como para que él le exigiera por comida, comida que solo podía disfrutar -si tenía suerte- dos veces por día. Su vida era una completa mierda, mientras que su madre se esforzaba trabajando para darle un buen hogar y educación a su hijo, su padre era un jodido bastardo borracho que mal gastaba el poco dinero que le quedaba.

Es por esa razón que Yoongi trataría de esforzarse por conseguir buenas calificaciones y enorgullecer a su madre.

La vida era una hija de puta algunas veces y Yoongi lo sabía a la perfección.

Una bandeja frente a él llamó su atención logrando que dejara a un lado aquellos pensamientos. Levantó la mirada para ver a la molesta persona que seguramente trataba de molestarlo.

Y bueno, suspiró y frunció su ceño. Para su desgracia si era una persona que trataba de molestarlo. Pero no molestarlo intencionalmente... Al menos eso no era lo que pensaba el rubio de mejillas regordetas y labios carnosos.

-¡Hola! -saludó animado, tomando una silla de otra mesa para sentarse frente al pelinegro. -¿Por qué estás aquí solo?

-Otra vez tú. -murmuró rodando los ojos.

Bien, todo está bien. Quizás si lo ignoraba, se cansaría y terminaría por irse.

-¿Por qué solo tienes un trozo de carne? -curoseó mientras observaba la bandeja frente a él y luego la suya. -Yo tengo tres y tú no ¿Por qué?

-¿Por qué no te sientas en otro lugar? -resopló Yoongi

-No me gusta que las personas estén comiendo solas. -explicó y se encogió de hombros para seguir comiendo.

-Hey, ¿Qué crees que haces? -gruñó al ver cómo el rubio colocaba un trozo de carne en su plato.

-¡Genial! Ahora tenemos igual. Dos tú, dos yo. -sonrió. Buscó con la mirada en toda la mesa, después abajo de ella y por último se detuvo en los ojos del pelinegro. -¿Y tu bebida y pedazo de pastel?

-¿Mi qué?

-Sí. el postre y bebida. ¿No te lo dieron? -preguntó. -Bien, no pasa nada. Rina olvida muchas cosas, ya sabes. Cosas de cocineros. Pero no te preocupes -sonrió. -Yo te doy mi pastel, incluso puedes tomar de mi bebida.

El pelinegro negó y una mueca de asco abordó su cara.

-Yo... En realidad no puedo comer cosas que tengan mucha azúcar. Mi madre tampoco me lo permite. -Explicó Jimin.

-¿Por qué? -preguntó comenzando a comer de nuevo.

-Si como demasiada azúcar se ponen gorditos mis manos y pies. -explicó sonriente levantando sus manos.

Dime que me amas [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora