Volumen 1: Renacer, Capitulo 1: La Promesa

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(Reedición 2024)
En el inicio de un fin intermedio, de un sin comienzo e interminable cuento, se encuentra pereciendo en un abismal vacío, uno del cual emerge desde la escala infinitesimal del cuántico microcosmos y se esparce por doquiera que se ponga la vista, en aquel infinito de lo inclusive más gargantuesco del macrocosmos, el destello de un cuerpo moribundo que alumbraba quejumbroso aunque le fuera tortuoso, a todo lo que quedaba en aquella oscura marea del cosmos, en la que cualquier lugar a donde se pusiera el ojo, solo existía la belleza de un antiguo caos crudo y tosco.

Su fuente era una entidad de exorbitante belleza muy a pesar de su mortecino estado mental. Ubicándose en un sitio tan aislado de todo lo que es posible, que incluso al más elevado se le hubiese hecho pensarlo un imposible, al existir una separación del espacio del cual ahora habitamos y de nuestro pasado, presente o inclusive un futuro, que no se alcanza ni siquiera a concebir la cifra o momento temporal, en que este acontecimiento sucede o del lugar en donde se encuentra, porque estos numéricos símbolos volverían a cualquier matemático un trastornado mental, luego de tratar siquiera de concebir esta información tan monumental.

Existiendo cómo una leyenda, mito, fábula, cánticos o en obras artísticas de los ancestrales vivientes, una que hacía de las leyes nimiedad y convertía lo irreal más impensable en la realidad, al hacer uso de su adquisición total de incluso lo más bajo de la existencia, dejando de ser incluso solo ella y abarcando cualquier cosa existente, lo que quiere decir principalmente, a todo concepto, energía, materia o mente.

Esta es la primera entidad de la cual se tiene el conocimiento, uno que inclusive solo historias ficticias fueran de una antigüedad demasiado lejana, que narran quién ha alcanzado a dominar lo que existe y lo que no, de alcanzar algo más allá de la onceava dimensión y volverse algo que incluso transcendió su propio concepto como entidad, o aquella afección del cuerpo en oxidación, un ser imposible de arrebatarle su existencia, se volvió en el final de su camino una entidad primigenia, de lo real o cualquier existente ficción, incluso si de un lejano habitante de un multiverso incuantificable fuese.

Pero antes de platicarles más sobre ella, empecemos por darles un pequeño resumen del "inexistente" principio de una historia de tal vez injustificables motivos, de una voluntad capaz de cambiar lo ya escrito.

La historia de su concepción se relata de un vetusto habitante de la llamada en el antaño tiempo, Tierra, durante la era dorada de una antigua civilización llamada humanidad, un hombre tuvo una hija que crio como la más humana y como su mayor combatiente, asemejándose a la fuerza de entidades que se comparaban a las arcaicas deidades de sus creencias mitológicas, la simple Humanidad que salía a grandes pasos no solo de su sistema solar, su galaxia era conquistada a ritmos apresurados, pasando de ser solo minúsculos homínidos que su mundo habitaban a hacerse con el nombre de los seres más poderosos de su cúmulo galáctico.

Esto alertó a los Dioses que en el anonimato para minúsculos mortales vivían, algunos non gratos a la humanidad o la vida misma, ajenos a la perfección que estos decían albergar, fue entonces la fatalidad un hecho y los alcanzaron sin aviso previo, la fuerza abrumadora de los Dioses era casi incomprensible, pero aquella mujer después de incluso hasta su carne y alma dar, prevaleció, dominando en totalidad el ápice de información que era su consciencia en toda la existencia, al desear más que nadie en este mundo volver y cambiar las reglas de lo que era o no determinante, fue llamada la Bestia Inmortal tras derrotar con una insana brutalidad, luego de cuantiosas pérdidas a esas discutibles deidades.

Ese día despertó algo que no debió ser llamado, al menos no en tal momento claro, pero la voluntad indiscutible de lo consciente que está vivo, quebranta incluso lo predestinado por fuerzas que trabajan en lo desconocido para el común ciego de hasta lo más ínfimo.

Onega. La Existencia, El Cuerpo y El AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora