Capitulo 4: Parte 2

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Ese día, luego de haber entrado ya hace varias horas en el mundo onírico, se formaba una fuerte tormenta eléctrica llena de centelleantes rayos, de tan fuertes sonidos que hacían vibrar a la débil cabaña; la lluvia e intensos vientos los azotaban con estrepitosa fuerza, pero la construcción hecha con amor, reticente, soportaba las iracundas fuerzas de la naturaleza, a pesar de lo que muy al contrario pareciese.
 
Y mientras gotas le caían a aquel masculino al que Morfeo había tenido en sus brazos, este empieza a despertar y mientras sus ojos analíticos avistaban el nuevo ambiente, vio en una esquina a quien había reparado antes de su coma, la cual había dejado de sostenerlo entre sueños, para posicionarse en la esquina derecha delantera, donde al tener mucha más luz solar podía recargarse con mayor eficiencia… Lentamente entonces se dirigió hacia ella para posicionarse a su costado izquierdo, sentándose también en el mojado y friolento suelo, recostando su cabeza en el hombro de esta y, luego de inhalar algo de aire, exhaló pausadamente.
 
—Aún tienes energía, realmente eres una chica fuerte… Menos mal, no te ocurrió nada malo haciendo esto.
 
Expresó en voz agotada y baja. Sus brazos a la chica rodearon con sumo cuidado al sentir el frío extremo de su ambiente, ambos manteniendo su calidez ante tan cercana unión.
 
Pero poco fue el tiempo que la tranquilidad pudo tener; extremos dolores de cabeza comenzaban a volverlo loco, tanto como para en el hombro derecho de apariencia metálica de su contraria morderlo con fuerza, tal como para terminar abollando levemente dicha envoltura corporal; no obstante, esta no reaccionó a los estímulos por su falta de consciencia momentánea producto del cansancio.
 
Solo empeorando lo que le aquejaba, hacía que por acto reflejo sus parpados se juntaran para cerrar su visión; este, a su vez, apresara con sus manos aquella curvilínea y grisácea cintura; sus dedos hundían en lo que antes parecía inamovible; dentro de él era como si su cerebro se le batiese desde dentro, y de hecho esto era lo que sucedía.
 
Estaba perdiendo el control de sí hasta que alcanzó, por accidente, entre sus erráticos movimientos, a sujetar algo muy suave, dándose cuenta en ese instante de que ha palpado algo considerado prohibido.
 
Su rostro alcanzó un tono rojizo, y con mirada embobada, su visión abrió su centro, y así quedó cautivado momentáneamente con el paisaje al que se ha acercado, pero luego, al darse cuenta de lo que hacía y antes de continuar con el indebido toqueteo, se mortifica por su falta de control sobre sí mismo y cuando trata de alejar sus manos de esta.
 
Las punzadas vuelven con mayor fuerza, a la vez que una voz interna, pero ajena a su pensamiento natural, le indica en un brusco gutural: —Déjate llevar por tus impulsos carnales; atiende a tu hambre, el único deber del organismo inmundo; sigue tu instinto y devorala.
 
Al escuchar algo que se asemejaba a su propia voz decir barbaridades, su alerta como las protuberancias aumentaba enormemente; sus manos se movían solas y con un agarre depredador tomaban posesión de esos senos.
 
Está tratando de no abandonarse; gritaba. A pesar de haber empezado a ser por dentro consumido, este vociferaba un desgarrador y trémulo sonido. —¡¡NO!!
 
Así sus dedos se doblaron sobre sí mismos, jadeando sin parar al tratar de contener su abrasiva lujuria, producto del cese de control de su propio cerebro. Este se movía con dificultad, para terminar quedándosela viendo de frente.
 
Al ver a quién y lo que había cometido, vuelve en sí mismo, para volverla a abrazarla con cariño y, recostando su rostro no con deseo en esas imitaciones mamarias, sino en búsqueda del calor de su pecho, descansó placidamente por algunos momentos junto a su adormilada compañera de cuarto…
 
Luego de algunas horas disfrutando las sensaciones que le otorgaba esa situación, estaba por mucho tiempo mirando al vacío, envuelto en pensamientos intrusivos a los que hábilmente con renovada tranquilidad respondía poco. Él pudo recuperarle con control.
 
Entonces su mano se alza en vuelo al aire, para luego dar el siguiente comando. - Orden. Informe de la situación.
 
Justo después de mandato dar a la nada, de su ojo era proyectado la luz de un holograma con forma de mayordomo, el cual realiza una reverencia de mitad de cuerpo en medio de la habitación, al volver este a erguirse, sus palmas levanta y su acción provoca la aparición de paneles holográficos que ahora se avistaban casi por doquier, los cuales contenían montones de informaciones, para entonces el trajeado mirar al de los harapos y responder:- Crítica, gasto el 98% de todo el inventario de sus nanomaquinas para crearle un cuerpo a la Androide, y solo se pudo reparar en un 70% aproximado, el brazo izquierdo pudo cerrarse, pero no se podía exceder más, ya que ahora tardara aproximadamente 10 años en volver a obtener de nuevo su estado actual, Y dejo muy grave su cuerpo. La estructura de su cuerpo está aún más inestable, y si no guarda reposo durante al menos los próximos 5 años, controlar las nanomáquinas hará a su cerebro perder la capacidad de mantener su forma y probablemente morirá, trayendo consigo un incontrolable monstruo.
 
—Vaya. ¿Con qué así son las cosas, no? No salgo de una para meterme en otra. Pero bueno, al menos ganamos a una ayudante ¿no? No quiero decir que lo haya hecho por eso, pero espero que me quiera ayudar; no podría moverme durante mucho tiempo y recolectar información para ella sería mucho más sencillo. Expresaba entre algunas cuantas risas, viendo este paisaje informativo, respirando un poco de ese pesado, pero refrescante aire juglar.
 
—Como siempre, señor, sus acciones son realmente altruistas, pero también tiene la razón: al ser un androide, encontrar información sobre cyborgs u otros androides rezagados sería extremadamente sencillo en cuestiones de infiltración. Al decir eso, iba apareciendo un mapamundi donde se observaban los cambios que hubo durante este siglo, además de puntuar con estrellas las posibles bases humanas y con cubos las de los androides, además de aparecer un contador con el número aproximado de individuos humanos y androides.
 
Aunque estos números realmente son una mierda: aproximadamente 7 mil humanos en todo el mundo, contra unos 8 mil androides y 3 mil cyborgs, aunque bueno, en todo caso de los últimos seguro tenemos a mil de esos… Sin embargo, la diferencia en poder sigue siendo abismal. - Tomaba algo de aire, para luego suspirar apesadumbrado. Sin embargo, este continuo: Primero, tendremos que proceder sentando nuestra base personal mientras hacemos contactos tanto con las bases humanas que puedan existir; tendré para eso adiestrar un ave; estamos muy lejos.
 
Estableciendo su primer punto mientras hablaba con el holograma, apurándose a conseguir un plan de acción que lo llevase a conseguir los parámetros para obtener el triunfo no solo en las futuras batallas, sino también alcanzar ser vencedores en esta guerra, este bosquejaba en el aire planes de acción para una mejor comunicación entre ellos, al poder también interactuar con los paneles que aquel ser virtual poseía en su mundo y, por tanto, tener un registro muy fiable.
 
Segundo, he confirmado que ella es 12 al leer su código, pero ahora la llamaremos Catelve; ella merece tener un nombre. Ahora, de obtener su ayuda, y si todo va bien, que se infiltre en los cubos y obtenga toda la información posible para reunir aliados, fortificando así nuestra rebelión; además, que tengo ya un as bajo la manga para eso; teniéndola a ella de nuestro lado será posible…
 
Discutió con seriedad, pero buen ánimo, junto al mayordomo holográfico, con bastante apoyo visual al usar sus manos para crear planos, usando sus dedos como lápices que interactuaban con la virtualidad y que se grababan para complementar su diario de información.
 
Tercero, como pieza clave de la victoria en este juego, tengo que descansar, asentarme aquí, reuniendo fuerza y datos, manipulando desde las sombras un escenario que poco a poco nos haga preparar todo para el jefe final…
 
Mientras hacía hincapié en sus puntos, levantó su dedo indicando a un sitio en uno de los tantos paneles que había; acercó y amplió haciendo un gesto con su mano derecho, para hacer visible la imagen de aquel que era su meta.
 
- One, El primero de todos los androides, el que los ha liderado y el que tiene un poder por mucho superior a cualquiera, incluso diría que ni sacrificando mi mente con la modalidad Detractor de la Vida me sería sencillo y por eso necesitaremos formar una estrategia para debilitarlo; para eso hay que pasar desapercibidos.
 
Declaró con una voz algo melancólica, agachando levemente su mirada, eso mientras llevaba el panel más cerca de él, empequeñeciéndolo para observar la apariencia de aquel androide de aspecto intimidante, cabello rapado y ropa que parecía abrigar con bastante efectividad debido a su ubicación actual; sus manos derrepente cayeron por el nudo que en su pecho se creaba y como reacción todos los paneles desaparecían.
 
—Eso es todo, aunque la situación sea crítica podemos seguir adelante, además, ahora esta pequeña victoria me ha dado muchas más ganas, pero aún no hay que celebrar nada, esto es la antesala del siguiente acto—. Esta vez hablaba mirando no a la imagen del hombre que en medio de la habitación se encontraba; esta vez con detenimiento observaba el techo que con esmero fue construido por aquella que le acompañaba.
 
Y aunque a la tormentosa naturaleza frente apenas podíamos ponerlos, los salvaguardaba, alzando su brazo derecho como si hubiese logrado alcanzar una respuesta.
 
—Puedes retirarte, Esteban, Orden, modo de suspensión, guardar informe y en segundo plano planificación de deberes y vías de comunicación. Ordenó al hombre a la inteligencia artificial que lo acompañó durante un buen rato en este tormentoso tiempo.
 
Esta le respondió con afable y más calmado tono: —A sus órdenes, Señor, estará todo listo cuando vuelva a llamarme. El holograma le dio una reverencia y su azul apariencia empezó a desvanecerse, quedando, dejando tras de sí el espectáculo de las gotas de agua cayendo efusivamente desde el techo o entrando violentamente por pequeños agujeros que existían en los ventanales ahora cerrados…
 
—Igualmente no dejas mi cabeza, así que no hay despedidas, ja, ja, ja, hasta otra, ya tengo muchas cosas que hacer—. Le comunicó entre risas, de las cuales terminaban en una expresión algo triste y con una sonrisa dura de hacer por él hacia su virtual amistad, mientras sacudía su mano como gesto de despedida…
 
Este de la mujer se alejaba lentamente y del suelo se levantaba. Acarició su cabeza para luego transmitirle un mensaje a su servidora mediante señales electrónicas, para asegurarle a ella que aunque en la mañana no lo viese, volvería porque ahora estaban en una carrera contra el tiempo.
 
Así fue como padre y madre de los hijos del nuevo mundo llegaron a conocerse; por un lado, desde ese día, aquel hombre que mejoró visiblemente su dañado aspecto logró establecer comunicación mediante animales migratorios, al usar tecnología de traducción interespecífica, con los que pudo indicar ubicación de la nueva base y el mensaje a su amiga, mientras que entrenaba con gran convicción su cuerpo junto a Catelve. 
 
Pasaron los días, las semanas y también los meses, logrando obtener información de los artificiales y lograr bajo un solo mando unir poco a poco a los supervivientes humanos restantes esparcidos por el globo, a la vez que también obtenían el apoyo de cyborgs o androides que apoyaban a la humanidad.
 
Su poder crecía y crecía como era lo planeado y comenzaban a actuar en la oscuridad de las brillantes noches de un mundo muerto, de forma intermitente; evidentemente había bajas a veces, pero esto era un plan titánico creado por la mente maestra de la humanidad, para salvar el futuro de humanos y androides de las guerras producto del odio.
 
Sus movimientos se hicieron con más facilidad, al ahora contar con la ayuda de los resistentes androides o medio humanos mejorados, que lograban hazañas que ninguna otra persona podría sola. Así y tras crear armas para desactivar adecuadamente un robótico ser, sin llegar al punto de liquidarlo, las partes del rompecabezas se empezaban a unir. En un mundo donde eran mayores ellos que los conscientes hechos de carne, debíamos provocar la convergencia.
 
La motivación le lleno el corazón que ahora en llamas de la esperanza ardía; sus planes prodigiosos salían casi a la perfección aún con el tiempo bien medido. 
 
Al haber llegado el día del juicio final, la humanidad se había preparado y crecido enormemente, logrando en una sangrienta batalla de extremas bajas alzarse con la victoria, no de la humanidad, sino de la paz.
 
Aquel hombre también había empatado con el jefe final, One, junto a Catelve y el uso de cada técnica, artimaña y toda su extraordinaria resistente, aun saliéndole las carnes, con su mente incluso desapareciendo de lograr formular un evento donde pudieran conocer las almas de aquellos androides, que incluso peleaban tanto o más porque sus existencias fuesen reconocidas.
 
Le mostró al mundo entero en un espectáculo alrededor del globo a velocidades vertiginosas, lleno de esplendorosas luces y estruendos contundentes, que humanos o máquinas, no hay distinción; lo que importa, es el ardor en su corazón que demuestran con sus palabras y acción, que buscan darle un futuro a los suyos y así mismos.
 
Para luego volver a su hogar en aquellas junglas, luego del intenso conflicto, junto a aquella Androide y One, esta vez con un brazo sin poder recuperar aún y un montón.
De tareas que hacer para la reunión de la humanidad y sus hijos de maquinaria. 
 

Onega. La Existencia, El Cuerpo y El AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora