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Jinx se aseguró una vez más de que no hubiera nadie en el jardín detrás de ese muro, ni en la calle donde ella se encontraba, antes de comenzar a escalar apoyándose en las piedras de la barda. Caminó rápidamente, agazapada entre los arbustos con flores, las esculturas y las fuentes de agua, y en cuanto llegó a la enorme mansión se apegó a la pared de sólida piedra; sin perder el tiempo, apenas y dirigió una mirada a su alrededor, asegurándose de que todo seguía despejado, antes de comenzar a escalar apoyándose de las tuberías y las enredaderas de la pared.

En cuanto llegó al balcón del tercer piso se quedó colgando del barandal, ya que escuchó que alguien se encontraba en ese lugar. De fondo se escuchaba un piano, y en cuanto la música se detuvo alguien aplaudió efusivamente.

—Muy bien, señorita Sahin. En verdad puedo notar lo mucho que se ha esforzado en sus prácticas. —dijo un hombre.

—Gracias, profesor. Practico dos horas diarias, como usted lo recomendó.

—Perfecto, continúe así, y muy pronto podremos comenzar a estudiar piezas más complicadas. —permaneció en silencio unos segundos, mientras se escuchaba el sonido de hojas siendo removidas, antes de volver a hablar —La clase ha terminado por hoy.

—Hasta luego, profesor.

Jinx se quedó en ese mismo lugar, sintiendo cómo sus brazos comenzaban a arder por el cansancio, por lo que en cuanto escuchó una puerta abriéndose y luego siendo cerrada, se apresuró a saltar al balcón. Se acercó a las puertas abiertas del balcón casi de puntillas, esperando estudiar el terreno antes de adentrarse más, pero se detuvo en su lugar al ver entre las cortinas que alguien todavía estaba en la habitación; era una muchacha, que parecía estar muy concentrada leyendo algunas hojas que se encontraban extendidas sobre el piano. Jinx no pensó demasiado en sus opciones: debía entrar para no exponerse a que alguien la viera ahí afuera, y podría tratar de adentrarse en la casa sin que esa piltilla se diera cuenta, o noquearla directamente. Rápidamente se decidió por la segunda opción, de modo que tomó su pistola y corrió hacia la chica, sintiendo cómo el sonido de sus pasos era amortiguado por la alfombra.

Sin embargo, antes de que pudiera golpear a la piltilla en la cabeza con la culata de su pistola, como tenía pensado, esa muchacha se dio la vuelta rápidamente, deteniendo su golpe tomándola por la muñeca para después derribarla, colocando una rodilla sobre su estómago, de tal forma que la peliazul no podía moverse.

Las dos detuvieron sus ataques de inmediato en cuanto los ojos azules de Jinx se cruzaron con los de ______.

—¿Jinx? ¿Qué haces aquí? —balbuceó ______, aflojando la presión con la que había atrapado a la menor.

Justo en ese momento la puerta se abrió de golpe, y las puertas se azotaron contra las paredes mientras una mujer seguida de un enorme hombre corrían dentro de la habitación.

—Señorita Sahin, yo me encargaré de esto. —dijo el hombre, tronándose los nudillos mientras se acercaba a ellas, lanzándole una mirada amenazadora a Jinx.

—¡No, por favor, espera Assim! Todo está bien.

—Señorita, sé que no necesita mi ayuda, pero es mi trabajo...

—No, no es eso. Ella es mi amiga. —se apresuró a explicar, poniéndose de pie.

—¿Tu amiga, ______? —preguntó la mujer.

—Sí, nos conocemos del Distrito Suburbano.

La mujer permaneció en silencio por unos segundos, mientras que la peliblanca se colocó delante de Jinx a modo de protección, mientras que ella se había sentado cómodamente sobre la mullida y costosa alfombra. Al fin la mayor suspiró, al tiempo que le hacía una señal al hombre, tras lo cual él se limitó a dirigir una mirada más a Jinx antes de alejarse por el pasillo.

Prey & Predator (Silco X Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora