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______ sentía el sudor correr por los costados de su rostro, por su espalda y su abdomen; sin embargo, el ardor y el cansancio en sus músculos le daba una sensación agradable, un grato dolor que reflejaba todo el trabajo que había llevado a cabo en las últimas horas.

—Bien hecho, ______. —la felicitó el hombre a su lado mientras la ayudaba a bajar de la barra donde había estado practicando dominadas.

—Gracias, Malcolm.

______ se secó el sudor con la toalla que le tendió su entrenador personal, antes de darse un vistazo en los enormes espejos que cubrían por completo todas las paredes del gimnasio. Odiaba admitirlo, ya que ella había creído que durante su vida como sicaria había sido perfectamente capaz de mantenerse sana y en forma, pero la verdad era que gracias a todos los cuidados que Teresa Sahin (aún no se acostumbraba a la idea de que era su madre) le había brindado: una dieta cuidada por un nutriólogo, un entrenador personal, un médico que le hacía visitas periódicas, y demás comodidades, se encontraba en su mejor momento. Por más increíble que pareciera, había crecido un par de centímetros, había aumentado su masa muscular, al grado de que en ese momento ya no tenía brazos y piernas delgaduchos, sino que sus músculos resaltaban ligeramente, e incluso su abdomen y espalda se veían más trabajados.

—¿Cómo sigue su hombro, señorita?

—Mucho mejor; hoy no tuve ninguna molestia.

Del mismo modo, aunque el doctor Wolf era bastante exagerado y hasta hipocondríaco a ojos de ______, tampoco podía restarle el mérito, ya que era un buen médico, y aunque no había sido de su agrado que la llenara con tantos programas, medicamentos y suplementos alimenticios, la verdad también le había ayudado a detectar lesiones que ni ella misma había notado, debido a que estaba acostumbrada a sentirse mal la mayor parte del tiempo, además de que tenía que reconocer que incluso a pesar de que había dejado las drogas y el alcohol (excepto el shimmer), nunca antes se había sentido mejor.

—Perfecto; aún así continuaremos con el programa que acordamos, no me gustaría forzar sus heridas cuando estén recién curadas. En fin, recuerde estirar un poco antes de irse a descansar.

—Gracias, Malcolm, puedes retirarte.

Una vez que la muchacha se quedó sola, comenzó a estirarse un poco sentada en el suelo, dejando que su mente vagara por todos lados y en ningún pensamiento en específico, hasta que las puertas volvieron a abrirse, dejando entrar a Teresa, y detrás de ella a Biserka.

—______, ¿tienes un momento? —preguntó Teresa suavemente mientras se acercaban.

—Por supuesto, madame... Aunque pensaba tomar una ducha antes de que llegue la acupunturista para mi terapia.

______ estaba agradecida con Biserka, por todas las comodidades que le había brindado en esas semanas, pero en el fondo no podía dejar de pensar que Kiliç tenía razón, n, y que de cierta forma la mujer tenía derecho a decidir sobre ella, como si fuera un aditamento más de todas sus posesiones, por el simple hecho de ser su madre. Por eso, a pesar de todo, procuraba no negarse a las pocas solicitudes que le hacía la mujer.

—No te preocupes por eso, me encargué de liberar las agendas de ambas por un par de horas. Ahora, ¿vienes?

______ se limitó a encogerse de hombros, arrojar su toalla húmeda a un cesto de ropa sucia, y siguió a Teresa para caminar a su lado, mientras que Biserka se mantuvo detrás. Las tres caminaron en silencio a lo largo del pasillo, tranquilamente; al menos por su parte, ______ se mantuvo atenta a cualquier indicación que Teresa pudiera darle, y aunque trató de disfrutar el paseo no pudo evitar notar que las dos mujeres a su lado se veían demasiado serias.

Prey & Predator (Silco X Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora