Capítulo 10

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El siguiente capítulo contiene escenas de pederastia (relaciones sexuales entre un adulto y un menor de edad)

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Sueño extraño.

Trago saliva nerviosa, miró nuevamente sus pies, volvió a sorprenderse al mirarlos, no tenía nada, recordaba que después de comer y llorar, se había quedado dormida, ahora al despertar, sus pies estaban sanos, sin ningún dolor.

Miró por la ventana, comenzaba a oscurecer, se puso de pie, ya se sentía mejor, su cuerpo ya no protestaba ante el menor movimiento, es más, era como si todo el dolor físico que había sentido en las últimas semanas jamás hubiera existido, entonces miró su manos, movió los dedos, todo estaba bien, excepto por esa cicatriz, esa era la única marca que le recordaba que todo eso había pasado.

Suspiró, se había levantado porque sentía demasiada calor, abrió la ventana, disfrutando de la brisa fresca del atardecer. Unos toquecitos en la puerta le hicieron pegar un brinco.

—¿Puedo pasar?— escucho la voz de Midoriko calmandose al instante.

—. Sí, se puede— disfruto decir esas palabras, había olvidado lo que era aceptar algo, a que simplemente la obligarán o tomarán lo que quisieran de ella.

La puerta se habrío, dando paso a Midoriko acompañada de Jukio, sonrió, alegre de verlos, era extraño sentir aquella paz y alegría.

—. Vamos a cenar, así conoces al resto de la manada—dijo en tono de broma, Aome solo sonrió ante el mal chiste.

Jukio la miró con atención, Aome no tenía ningún rasguño o moretón, esas mikos no eran un juego, se veía muy sana, era como si los maltratos nunca hubieran pasado. Se sintió inútil, a él le tomó tres semanas sanarla, y esas mikos lo hicieron en unas horas, suspiró, tendría que pedirles a ellas que le dieran las pomadas, porque estaba seguro que la pobre niña las necesitaría a diario.

Los tres bajaron las escaleras, mientras Midoriko habla como un loro, Aome solo respondía algunas cosas para que la conversación no muriera, y Jukio solo observaba en silencio, la niña sonreía, e incluso soltaba pequeñas risas, se convención que después de la muerte de Sesshomaru la traería a vivir con las mikos, ellas podían volverla una sanadora y tendría el respaldo del emperador, nadie cuerdo se atrevería a tocarla, además, la casa estaba llena de un aire de paz, y hogar, sería el lugar perfecto.

Al llegar al comedor el olor a comida deliciosa le despertó su hambre—. Ella es Kikyo, cuido de ti está mañana—señaló a la pelinegra que le regalo una sonrisa, Aome le dio una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Jan 01, 2023 ⏰

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