Capítulo 3

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Advertencia: el siguiente capítulo contiene escenas de agresión física.
Lees bajo tu propia responsabilidad.
Las situaciones de esta historia no deben ser romantizadas.

Disciplina.

Camino molesto por la habitación, las criadas en silencio hacían de manera apresurada su tarea, la humana estaba inconsciente, mientras las mujeres le aplicaban medicamentos en la herida, miró de reojo la mano casi destrozada, un poco más de fuerz...

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Camino molesto por la habitación, las criadas en silencio hacían de manera apresurada su tarea, la humana estaba inconsciente, mientras las mujeres le aplicaban medicamentos en la herida, miró de reojo la mano casi destrozada, un poco más de fuerza y la hubiera partido a la mitad.

Suspiró, antes de llamar a los criados había limpiado a la niña y a sí mismo, no supo porque, pero le daba vergüenza que alguien supiera lo que había hecho en esa habitación. Torció molesto los labios, esa niña podía volverse un problema, lo sabía muy bien, durante todo el día había pensado en que hacer, llego a la conclusión de que debía matarla, su sangre era adictiva, entendía mejor que nadie, que nunca volvería a encontrar un sabor así, pero no quería arriesgarse a depender de ella.

La mantendría viva un tiempo más, solo mientras recuperaba su orgullo perdido.

***********

Abrió con pereza los ojos, se sentía tan débil, su boca estaba seca, y podía sentir un leve ardor en los labios, pero aquello fue ignorado porque sentía un dolor muy fuerte en su mano, debido a la luz que entraba por las ventanas abiertas, vio aquel vendaje blanco cubriendo su herida. Quiso llorar cuando recordó los sucesos de la noche anterior, ese demonio le causó tanto dolor.

Gruesas lágrimas salieron de sus cansados ojos, tenía tanta sed y hambre, su mano dolía demasiado, lo único que había podido hacer era llorar, se sentía llena de impotencia, su padre le había enseñado a ser valiente, a luchar, pero no había hecho nada de eso, al contrario, fue cobarde, se llenó de miedo, y no lucho para defenderse. Su garganta, soltó lamentos de dolor, le dolían tanto las heridas en su cuerpo, al igual que las de su corazón.

¡Por favor! ¡Si hay algún dios que se apiade mi! ¡Quiero morir! ¡Quiero morir! Rogó en sus pensamiento.

—¡Ayuda por favor...!— rogó con la voz quebrada, el ardor que sentía en su garganta al hablar le impedía pedir con más fuerza—¡Ya no puedo!— estaba enloqueciendo por el dolor, su cuerpo sudaba, pero ella sentía tanto frío—, ayuda por favor— pidió entre lágrimas. La puerta de la habitación se abrió de golpe, con los ojos empañados de lágrimas no pudo distinguir nada, apenas vio unas siluetas.

—. Que asquerosa y escandalosa eres humana— una voz femenina llena de molestia se abrió paso por sus oídos, se forzó a callar sus lamentos.

—. El amo dijo que le avisaran cuando despertara— otra voz femenina habló. Escucho una queja incomprensible.

—. Agua... agua, por favor— pidió, su garganta seca apenas le permitió hablar.

—. Los humanos son tan patéticos— volvió a hablar la primera mujer, escuchó como se movían por la habitación, y de forma abrupta un vaso golpeó sus labios, con agresividad la mujer vacío aquel vaso, apenas y podía tomar agua, pero sintió alivio en su garganta.

Con la mirada más clara, miró a tres mujeres en la habitación, solo con ver sus ojos lo supo, eran demonios también—. Saquenla de la cama, debe comer— dijo mientras caminaba hacia ella, antes de darse cuenta esas mujeres ya la habían sacado de la cama, y ella estaba de pie, o bueno, intentaba mantenerse en pie.

Su mano ya no dolía tanto, pero si se sentía algo perdida, era como si no pudiera controlar su cuerpo, con pasos tambaleantes, caminó por los pasillos, se sentía abrumada, sus piernas no pudieron sostenerla más y cayó al suelo.

—. Amo Sesshomaru— escuchó la voz de las mujeres hablar al mismo tiempo, algo atontada, miró como unos pies detenían sus pasos frente a ella.

El peliplata la miró sentada en el suelo, se molesto, ella era de una raza tan débil, apenas y le había hecho daño. Se agachó a su altura y tomó su barbilla, sus ojos ámbar se encontraron con los azules, y entonces lo noto, ella estaba drogada.

Sesshomaru soltó su rostro ganándose una mirada llena de odio, sonrió desganado, ella era tan insignificante, seguramente se había levantado gritándo de dolor, por eso le habían dado drogas, pero tenía la suficiente fuerza y lucidez para mirarlo con odio.

—. Que divertido será educarte— le acarició la mejilla, ella se apartó rechazando su caricia, Sesshomaru alzó la mano para darle una bofetada, la tierna piel de su mejilla soltó un sonido fuerte al momento de recibir el azote, por unos segundos ella miró a la nada, como si no creyera lo que acababa de suceder—, debes entender una cosa— le tomó la barbilla, los ojos azules estaban llenos de odio, pero también de lágrimas que luchaba por no derramar—, para mí eres una mascota— le habló con tono frío, ella mantuvo su mirada llena de odio—, los dueños, disciplinan a su animal, si yo digo que hagas algo lo harás, si yo te acarició, lo disfrutarás, así de simple— esa pequeña le encantaba, mientras que otros se hubieran orinado encima después de oírlo hablar así, ella solo lo miraba con odio y asco, esa pequeña cosita era tan patética, pero mantenía su espíritu, definitivamente ese invierno sería interesante.

—. Moriré antes de que me conviertas en tu mascota asqueroso perro— las lágrimas en los ojos azules se derramaron por las gorditas mejillas, Sesshomaru se acercó y lamió aquel líquido, sabía a dolor, enojo, humillación, era el sabor perfecto.

—. Morir... ¿Quién te dijo que si quiera puedes soñar con eso? La muerte para ti es un privilegio— le mordió la mejilla que acaba de golpear, rompiendo levemente la piel, degusto el sabor dulce de su sangre, no encontraba palabras, o algo que hubiese probado antes que describieran lo deliciosa que era. La pequeña niña gritó, lamió la herida quitando los restos de sangre.

Le dió una última mirada, y sonrió de lado—. Denle un baño, apesta peor que un pordiosero— ordenó frío a las criadas—, no usen jabones con perfume, ella debe estar limpia antes de la cena—se puso de pie, y se fue, Aome se quedó sentada en el suelo, intentando calmarse, su mejilla ardía horriblemente, nunca había recibido una bofetada, sintió algo tibio corriendo por su mejilla golpeada, su mano temblorosa limpio el líquido, su estómago se revolvió al ver el líquido rojo en sus dedos, gritó molesta y harta, ¿Qué pecado había cometido? ¡¿Por qué debía aguantar esto?!.

Lágrimas de la rabia más profunda salían de sus ojos, ese maldito asqueroso, por culpa de ese maldito asqueroso demonio su padre estaba muerto, ella era humillada y sentía tanto dolor, ella no era una mascota, ella era un humano. Sintió como unas manos frías la tomaban, luchó con fuerza, tal vez era el enojo, pero tuvo la suficiente fuerza como para quitarse esas manos de encima, y correr, miró al final del pasillo una ventana, no le importaba hacerse daño, ella saldría de ahí.

Sus piernas, temblorosas y adoloridas, le hicieron tropezar, alargó sus manos con la esperanza de siquiera tocar aquella ventana, pero mientras caía al suelo, noto lo lejos que estaba, su rostro se golpeó con fuerza el suelo, y todo se volvió negro con la misma rapidez de un rayo.

Continuará...

Demonio (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora