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Ya habían pasado unas cuantas semanas. Quackity seguía tomando las pócimas que Sapos Peta le daba y seguía descubriendo cosas acerca de el, cosas que lo hacían ver el presente de una manera diferente.
En estos momentos se encontraba en su casa experimentando un dolor de cabeza insoportable, tomar tantas pociones habían provocado efectos secundarios. Aunque Sapo Peta ya le había advertido sobre esto, el karmaliense seguía consumiendo la bebida sin importarle mucho su salud.
Sentía como si su cabeza fuera a explotar de un momento a otro, su cuerpo había empezado a temblar incontrolablemente y apenas podía mantenerse de pie. Se recargó en un cofre medio abierto que tenía al lado suyo y espero a que lo efectos pasaran.

De pronto escuchó a alguien llamándolo desde la puerta. Rápidamente se arregló el pelo para no parecer un loco y caminó hacia la puerta para abrir.

-"¡QUACKITY, abre ahora mismo!"
Al escuchar el grito de Rubius suspiró, realmente no era la persona que más quería ver en ese momento.
-"¡Rubius!" Quackity abrió la puerta. "¡Hola!"
Notó que el rubio estaba vestido con su traje de policía y a su lado estaba Sapo Peta, con cara de pocos amigos.
-"Quackity, Sapo Peta ha presentado una denuncia contra ti por robo."
-"¿Qué? ¿Robo de qué?" Preguntó Quackity fingiendo confusión.
Rubius estaba apunto de hablar cuando Sapo Peta lo empujó y se paró enfrente del joven. La expresión del druida cambió al mirar al pato.
-"Quackity, no eres bueno mintiendo."
-"No estoy mintiendo, viejo mamón. Yo no te robe nada." Volteó la cabeza para parecer indignado a la vez que soltaba una pequeña risa.
-"¿Como? ¡Se está riendo de ti, Sapo Peta! Tengo que arrestarlo." Lo último lo dijo mientras sacaba esposas de su mochila.
-"Déjame hablar con el primero." Le respondió Sapo Peta. "Quackity, tomar todas esas pociones te está haciendo daño, tienes que parar."
Rubius pareció tranquilizarse para escuchar la conversación.
-"Mírate, ¡estás pálido y apenas puedes estar de pie!"
-"Mmm... No se de qué me hablas, yo estoy muy bien, que te quede claro."
Los dos mayores observaban como Quackity se comportaba como un borracho, riendo sin sentido y tambaleándose.
-"Bueno, si ya acabaron con su drama... Tengo cosas que hacer."
Quackity estaba a punto de cerrar la puerta pero Sapo Peta atascó su bastón antes de que cerrara completamente y abrió la puerta de un jalón.
-"Metelo a la cárcel, Rubius."
Rubius mostró satisfacción al escuchar a Sapo Peta y rápidamente esposó a Quackity que, observándolo más de cerca, tenía manchas de sangre levemente marcadas en su ropa.

°°°

Quackity se encontraba en la cárcel sentado en la esquina de la cama, tenía la mirada clavada en Rubius que estaba en otra celda discutiendo con Vegetta. El joven estaba empezando a cansarse de el rubio, siempre abusaba de su puesto como policía. Aunque esta vez tenía que admitir que tenía una razón justa por la cual estar detrás de las rejas, últimamente había estado robando cosas de Sapo Peta para hacer más pociones. Rubius se despidió de manera burlona de Vegetta y salió de la comisaría, Vegetta le gritó una última vez y luego volteó la mirada hacia él.

-"¡Hombre, Quackity!" Saludó Vegetta como si no hubiera pasado nada.
-"¡Vegetta! ¿Ahora que hiciste, cabrón?"
Vegetta suspiró.
-"Nada, es el tontito de Rubius que se le subió el poder a la cabeza.. Supongo que estás aquí por lo mismo."
-"Eh- Si, si. Es un corrupto."
-"Espero que el siguiente presidente terminé con esto." Paró de hablar durante unos segundos para acercarse más. "¡Escuché que tu te quieres postular!"
Quackity asintió con orgullo.
-"Así es, mi buen Vegetta. Alguien necesita poner orden a este pueblo, alguien que detenga a los corruptos como Rubius."

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-"Ya, pero no sé qué tanto puedo confiar en ti, Quackity..."

El nombrado iba a hablar pero de repente se escucharon pasos que provenían de las escaleras, los dos prisioneros voltearon la cabeza hacia el que provocaba el sonido, Willy. Estaba bajando las escaleras mientras leía unos papeles que tenía en las manos. Parecía que no se había dado cuenta de la presencia de Vegetta y Quackity hasta que el mago gritó.

-"¡Willy!"
El oficial pegó un pequeño salto al escuchar el grito, eso hizo que algunas de las cosas que sujetaba salieran volando.
-"Pero bueno Vegetta, ¿Que haces aquí?"

Los dos comenzaron a platicar, Quackity bajó la mirada al piso y vio una carpeta amarilla, se agachó para tratar de alcanzarla pero no lo logró. Sus ojos recorrieron rápidamente la habitación en busca de algo que pudiera ayudarle, cerca de las rejas que daban con el exterior notó que había un arbusto, rápidamente arrancó una rama y con eso logró jalar la carpeta hacia la celda. Escuchó los pasos de Willy detrás de él, entró en pánico durante unos segundos, escondió la carpeta detrás de la puerta.

-"Quackity, Vegetta me ha contado todo."
El joven sintió frustración por un momento, estaba a punto de entregarle la carpeta hasta que Willy sacó llaves de su bolsillo, Vegetta apareció detrás de él.
-"Willy nos va a sacar, somos inocentes."
El policía insertó la llave en la cerradura de la celda de Quackity.
-"¡NO!"
Los dos miraron confundidos al menor.
-"No, no... Yo... yo me quedo aquí... Le voy a demostrar a Rubius que no soy corrupto como el."
-"Vale." Willy quitó las llaves.
-"Muy bien, Quackity. ¡Pon el ejemplo!"
Los dos salieron de la comisaría, Quackity aprovechó y agarró la carpeta.
-(¿Documento Judicial?)

Al comenzar a leer el contenido de la carpeta, se dio cuenta de que era información de los integrantes de Karmaland. Alguien había estado observando las vidas privadas de los karmalienses, no se metió mucho en la lectura porque en cualquier momento podía llegar alguien y descubrirlo, en lugar de eso solo guardó la carpeta debajo de la cama.

•••

Pasaron cinco días después de eso, realmente no estaba tan mal. Luzu lo visitó la mayoría del tiempo, fue el único que mostró algo de preocupación por el.

-"¡Felicidades Quackity, ya has cumplido tu condena!" Gritó el oficial Rubius que sostenía una cubeta de agua.
Quackity sintió como su ropa se empapaba con agua fría mientras Rubius reía desde afuera.
-"Es la última vez que tendré el placer de hacer esto, ¡no pongas esa cara, hombre!"

La única cosa que lo hacía querer salir de ese lugar era Rubius, se la pasaba el día entero molestándolo con bromas y burlas.

-"Toma, anda." El rubio le pasó por las rejas la ropa que usaba comúnmente.
El pato ya estaba cansado de ese horrible color naranja que tenía el uniforme de la cárcel.
-"¿Por qué tan callado? ¿Estás enojado?"
-"No, cabrón. Estoy feliz porque por fin voy a dejar de verte."
Quackity guardó la carpeta entre su ropa mientras el policía estaba distraído.
-"¿Recuerdas cuando te desperté con la alarma sísmica? Oye fueron juegos divertidos, ¡no te enojes!"
El rubió abrió la puerta de la celda.
-"¿No te vas a cambiar de ropa? La verdad ese color naranja no te queda tan mal."
El menor salió sin hacer caso a las preguntas provocativas de Rubius.

′°°'

Por fin llegó a su casa, la puerta seguía abierta. No le tomó mucha importancia, caminó hacia su cama para cambiarse de ropa. Dejó los documentos encima de su mesa de crafteo limpia.

-(¡¿LIMPIA!? Esto.. esto estaba sucio, tenía sangre y...)

Al mirar alrededor vio que su casa estaba totalmente ordenada y limpia, todo estaba en su lugar, alguien había entrado a su casa. Corrió hacia el lugar donde tenía el libro escondido, sintió alivio al ver que seguía justo en el lugar donde lo había dejado. Siguió recorriendo su casa como si fuera un lugar nuevo, no más cofres abiertos y polvorientos o cosas tiradas por ahí sin sentido, todo estaba simétrico.

La memoria perdida [K!Q] [Karmaland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora