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Las peculiaridades surgieron cómo una bendición para los humanos, llevándolos con ello a una nueva era:

"La era de los super-humanos"

¡Ahora podían volar, expulsar fuego y cuánto puedas abarcar con tu imaginación!

Pero no todo era color de rosas...

La llegada de los dones ocurrió en un momento dónde el mundo aún no estaba preparado. Los humanos siempre han tenido problemas con lo que es diferente, y hace un par de siglos apenas estaban combatiendo con ello; orientación sexual, etnia, posición social/económica... Un sin fin de posibilidades que remarcaban lo diferentes que eran unos con otros, iban por buen camino para combatir la discriminación, pero entonces sucedió:

En china, nació un bebé brillante, literalmente. Ese fue el primer humano con un "don"

Aquella bendición, por irónico que parezca, provocó una involución en los humanos. Se volvieron cavernícolas con poder, su ideología y tecnología se retrasó un par de siglos, y justo ahora, aún tienen problemas para continuar en un sendero prometedor

Ellos creen que necesitan a alguien que les proteja y les encamine, pero lo que realmente necesitan, es a alguien que les guíe y les impulse...

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Izuku—. Creo que ya se durmió, Kukuri...— mencionó con calma, señalando a la pequeña Eri quien roncaba en su nueva cama de su habitación en los dormitorios

Kukuri—. [~Y justo iba por la mejor parte~]— mencionó en un tono bajo y un tanto indignada

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Ambos estaban en una videollamada, Eri había querido oír su historia favorita de "Kukuri oka-san", aquel relato que siempre disfruta... Pero se terminó durmiendo antes de que terminara, aunque la historia estaba lejos de terminar...

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Izuku—. Lo siento, tuvo un día muy movido, así que está algo cansada— mencionó a la mujer tras la pantalla

Kukuri—. [Me hubiera gustado ver su emoción cuando llegara la parte del protagonista... En fin, también deberías dormir ya, Izuku]

Izuku—. Claro, descansa, buenas noches, Kukuri... ~Uahhhh~— dijo para después bostezar— Te quiero...

Kukuri—. [Descansa, cariño. Te quiero también]— y así, la videollamada finalizó

Cómo pudo, Izuku fue a su propia cama en la habitación contigua, dispuesto a recuperar energías para la mañana siguiente y la que sería una semana complicada

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Kukuri estaba lista para descansar en la un poco solitaria casa Midoriya. Ahora solo quedaban ella, Inko y Mamako Oosuki.

 Ahora solo quedaban ella, Inko y Mamako Oosuki

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La vida de un Izuku diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora