4: Bendito sea el sexo

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Dustin McGregor.

Regreso a la mesa donde Tanya me sonríe al sentarme junto a ella.

— ¿Todo bien Dux? —asiento hacia Owen.

—Todo bien.

Sonríe y vuelve a su conversación.

Caleb se me acerca —Creo que es hora de que actúes.

—También lo creo.

Igual que Owen, me sonríe, pero de forma socarrona y rio nasalmente antes de volver mi atención a Tanya.

— ¿Me has extrañado?

—Lo hice —asegura sonriente.

—Así que te estás hospedando en el hotel, ¿te vas el lunes?

—Sí, debemos volver a Nueva York.

—Me ha encantado conocerte, deberías darme tu número.

—No lo dudes que lo haré.

— ¿Te parece afuera?

Sonríe y muerde su labio inferior —Me parece.

—Chicos, he decidido escoltar a esta señorita, así que nos despedimos.

Mis amigos sonríen de manera sugestiva, puedo descifrar claramente sus expresiones como un «¡Eso campeón! ¡Déjala sin aliento! ¡Que le tiemblen las piernas!» Es que no quiero ni verlos mañana, me dejaran el hombro adormecido.

Tomo la mano de Tanya y nos encaminamos a la salida. Cuando la brisa nocturna nos golpea, se estremece y la acerco a mí.

—Debes de tener frio —le digo y me quito mi saco para ponérselo.

Me sonríe y me toma por el cuello de la camisa, obligándome a besarla. No me quejo.

Sus labios son carnosos y el beso es pesado y muy húmedo. Es agradable besarla. La acerco tomándola del cuello y cuando la siento abrir su boca mi lengua se enreda con la suya. El beso se torna más intenso y cuando succiona mi lengua, bueno... ya saben, mi amigo se emociona.

Gruño y la siento sonreír.

Se separa y me mira de forma provocativa—Deberíamos ir a mi habitación.

Me acomodo para estar más cerca y le susurro —Te seré claro, no quiero que pienses que solo quiero acostarme contigo, pero sí que me gustaría, claro que si tú no quieres, voy a respetarlo.

— ¿Es broma? Por supuesto que quiero —me roba un casto beso.

Me río —Entonces guíame.

Asiente, toma mi mano y así lo hace.

Me guía hacia una habitación de tamaño regular, pero moderna como todo el hotel y al cerrar la puerta detrás de sí, empieza la verdadera acción. Sin perder el tiempo, me besa rodeando mi cuello, tomo sus caderas y la aprieto contra mí. El jugueteo de lenguas y succiones me tiene ansioso y me separo para quitarle la ropa, me ayuda con eso y cuando solamente queda en bragas y en sujetador, empieza a deshacerse de mi ropa, rápidamente quedo en bóxer.

Se muerde el labio y le sonrío antes de volver a devorar sus labios. Su mano me frota a través de la tela y maldición, se siente muy bien. Desabrocho su sujetador y me deshago de él, contemplando sus pechos. Son firmes y me gusta su tamaño. Mi mano cubre uno de ellos y pellizco el pezón. Gime y me gusta ese sonido.

Vuelvo a besarla, dándole atención a sus senos con mis manos mientras me frota contra la tela. La guio hacia la cama y me cierno encima de ella cuando la hago caer con suavidad. Jugueteo con sus senos haciéndola estremecerse, ella empieza un vaivén de sus caderas que me tiene enloqueciendo en cuestión de segundos y doy besos desde su cuello hasta sus pechos, antes de meterme uno a la boca. Se arquea.

Buscando un novio para Jazmín ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora