CAPITULO 2

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La excentricidad ,las joyas, la ropa de diseño y mencionar nombres importantes son algo frecuente entre los famosos, los filántropos y los miembros de la alta sociedad que llenan el viejo teatro. Esta noche es la culminación de todos mis esfuerzos del último año, un evento para recaudar la mayor parte de los fondos que necesitamos para empezar a construir los nuevos centros. «Y estoy muy lejos de mi zona de confort». Aly pone los ojos en blanco con discreción cuando me mira desde el otro lado de la sala. Sabe que preferiría con creces estar en La Casa Hogar con los chicos, con unos vaqueros y el pelo recogido en una coleta.

Embozo el fantasma de una sonrisa y asiento con la cabeza antes de dar un sorbo al champán. Todavía no he terminado de asimilar lo que he permitido de buen grado que pasase entre bambalinas y el escozor que me provocaba saber que no había sido la primera conquista de la noche de Don Arrogante.

Estoy anonadada por lo inusitado de mis actos y confusa por lo molesta que me sentía. Sin duda, no podía esperar que un hombre en busca de un polvo rápido tuviese otra intención que no fuera aumentar su ya inflado ego.

—Aquí estás, Angye—. Una voz interrumpe mis pensamientos. Me doy la vuelta y veo a mi jefe, un hombre con pinta de oso de casi 1.82 metros de alto y con el corazón más grande que ninguna persona que hubiera conocido. Parecía un osito de peluche gigante.

—Nam —digo con afecto mientras me inclino hacia el brazo que me ha posado en el hombro en un rápido abrazo—. Parece que todo va bien, ¿no crees?

—Gracias a lo mucho que te has esforzado. Por lo que he oído, ya están llegando los cheques. —Curva los labios y la sonrisa hace que las cejas le tiemblen—. Incluso antes de que empiece la subasta.

—Que sea una buena forma de ganar dinero no significa que tenga que gustarme —admito a regañadientes e intento no sonar como una mojigata. Es un debate que hemos tenido incontables ocasiones durante los últimos meses. Aunque sea un acto benéfico, no entiendo cómo las mujeres pueden estar dispuestas a venderse al mejor postor. No puedo evitar pensar que los compradores van a querer algo más que una cita a cambio de los quince mil wones de la puja inicial.

—No es que hayamos montado un burdel, Angye —me reprende Nam.

Luego mira por encima de mi hombro cuando un invitado le llama la atención

—Vaya, aquí hay alguien que quiero que conozcas. Esta es una causa muy cercana y querida para él. Es uno de los hijos del presidente y... —Interrumpe la explicación cuando quienquiera que sea se acerca.

—. ¡JEON! Me alegro de verle —dice efusivamente mientras le da la mano a la persona que está detrás de mí. Me doy la vuelta dispuesta a conocer a alguien nuevo, pero en lugar de eso me encuentro con un desconcertado Don Arrogante. —¡Genial, mierda!—.

¿Cómo puede ser que con treinta y seis años de repente me sienta como una adolescente perdida? La media hora que he pasado lejos de él no me ha servido para olvidar lo increíblemente guapo que es ni para dejar de sentir ese tirón prohibido en mi libido. Su cuerpo de más de metro setenta y cinco está cubierto con un esmoquin negro perfectamente confeccionado que evidencia que tiene dinero.

Saber que debajo de la chaqueta se encuentra un torso notablemente tonificado hace que me muerda el labio inferior con una necesidad inesperada. Sin embargo, a pesar del magnetismo que desprende, sigo furiosa. Vuelvo a pensar que me resulta familiar, que me recuerda a alguien, pero la sorpresa de volver a verlo anula ese pensamiento. Me dedica una sonrisa de suficiencia, claramente contento, y lo único que tengo en la cabeza es la sensación que me han provocado sus labios contra los míos. Lo que he sentido cuando me ha acariciado la piel desnuda con esos dedos que ahora sujetan un vaso. La presión de su cuerpo contra el mío. Y que había estado con otra mujer poco antes de degradarme a mí.

DRIVEN "EL ORIGEN DEL DESEO".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora