CAPITULO 13

19 5 1
                                    

La luz de la habitación es demasiado brillante. La cabeza me martillea de tal manera que suelto un gruñido y cojo la almohada para taparme los ojos con ella. Maldigo la infinidad de vasos de vino que bebí con Khrys anoche, pero sonrío al acordarme de las lágrimas y las risas.

Y de Jeon. Del sexy y delicioso Jeon. Ah... los recuerdos de la noche anterior con él me hacen suspirar. Tendrá que hacer algo para encargarse del doloroso deseo que ha provocado dentro de mí. Aprieto los muslos para calmarlo, pero sin éxito. Ya que no puedo sacármelo de la cabeza, la esperanza de volver a dormir desaparece.

A oscuras, levanto la mano para coger el móvil de la mesita y tiro una botella de agua vacía. El ruido que hace al rebotar contra el suelo de madera hace que me estremezca. Levanto ligeramente la almohada para mirar el teléfono y ver qué hora es. La levanto más cuando veo la pantalla. Tengo un montón de llamadas y mensajes de anoche.

Avanzo rápidamente entre ellos y veo que los de Khrys se volvían cada vez más frenéticos. Hay varios de Nam y, cuando paso al siguiente, la última alerta anuncia que tengo un mensaje de un número desconocido. Me lo enviaron después de que llegara a casa anoche, mientras hablaba con Khrys. Lo abro y sonrío.

Es de Jeon: Angye, gracias por el inesperado pícnic. Puesto que parecías mucho más cómoda al decirme lo que piensas a través de la música, haré lo mismo.

—Luke Bryan, I Don't Want This Night To End.

—Interprétalo literalmente.

—JK

Sonrío al leerlo y darme cuenta de que me escuchó cantar ayer en el coche. No conozco la canción que menciona, así que me levanto a toda prisa, ignoro la resaca y voy a por mi ordenador. Lo cojo de la cómoda, vuelvo a meterme en la cama y espero ansiosa a que se encienda.

En cuanto lo hace, busco la canción en Google y me sorprendo al ver que es country. No me esperaba que a Jeon le gustase ese tipo de música, más bien el hard rock o algo con una base potente.

Hago clic en el enlace y, en apenas unos segundos, empieza a sonar. Me vuelvo a tumbar, cierro los ojos y escucho la letra. Esbozo una suave sonrisa mientras la canción me envuelve. El primer vistazo que puedo echar dentro de la cabeza de Jeon.

Es cierto, en voz alta me dice que me desea, pero lo esencial del mensaje es que se lo pasó bien conmigo anoche. Que no quería que la noche acabase. Disfruto del pequeño estímulo para el ego y de las mariposas en el estómago ante la idea de que Jeon se quiere «emborrachar de mis besos». «No te precipites». Me aconsejo.

Es el mismo hombre que me advirtió que me alejara de él.

Me incorporo y me pongo el celular en el regazo. Vuelvo a poner la canción y abro otra pestaña en la que busco «Jeon Jungkook » en Google.

Automáticamente, me aparecen cientos de resultados sobre él: páginas de carreras, el Canal Velocidad, webs de fans y mucho más.

Decido acotar la búsqueda y escribo «Empresas Jeon Jungkook». Entro en la web de la empresa. La página de inicio es una foto de lo que asumo es el coche de carreras de Jeon, junto a una foto de las oficinas.

Hago clic en el menú y encuentro una declaración de objetivos corporativos, la historia de la empresa, productos, contacto e información sobre el equipo de carreras. Todo muy impresionante, pero me detengo en la pestaña de «conductores» y la cara de Jeon llena la pantalla.

Es un primer plano, una foto natural suya con el traje de piloto. Mira con intensidad algo que está fuera de cámara y tiene los ojos verdes claros e intrigantes. En la cara, esboza una media sonrisa como si se acordara de algún momento feliz y se le marca el hoyuelo en la mejilla derecha.

DRIVEN "EL ORIGEN DEL DESEO".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora