M O S C O V I T A

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- ¿Con quién te toca hoy? -cuestiona Deluca-

- Grey -responde Anastasya sin mucha gana- Está enzañada conmigo...

Anastasya empezó sus rondas con Grey, parecía ser un día prometedor, le había permitido asistirla en una colostomia.

- Oye... -llama Grey una vez a solas- Lo de ayer, Lo siento -se disculpa- es que Amelia es mi hermana, no biológicamente pero si de corazón y no quisiera verla sufrir aunque a veces desearía que se quede en silencio por algunos minutos... Pero mira, siento que te juzgue mal, se ve que eres una buena muchacha, tienes potencial en la medicina y aunque no debería decir esto, Amelia ve algo diferente en tí... en tu forma de hablar, tu forma de aprender y enseñar en silencio, en ti, Anastasya... Discúlpame, me gustaría que comencemos de nuevo, está vez bien -sonrie amablemente estirando su mano hacia la Rusa, la cual la acepto-

En Meredith veía una mujer resiliente, con valentía y una gran fuerza interior, aunque parecía una bruja al principio, se veía alguien de fiar.

- Tal vez eso distinto, sea mi acento -comenta Anastasya de manera burlona, Meredith río-

- ¿De dónde eres? -cuestiona haciéndose el lavado para la cirugía-

- Soy Moscovita... de Moscú, Rusia -aclara Anastasya, Meredith asiente prestándole atención-

Comenzaron a conversar, haciéndose preguntas médicas y otras un poco personales, en la galería Amelia las observaba junto a Pierce, la de Cardio. Ambas estaban sorprendidas, Meredith y Anastasya parecían conocerse de toda la vida, se veían muy simpáticas.

- Así que... Eres Koracick...

- Si, la hija perdida de Tom Koracick -acepta finalmente-

Meredith se ve sorprendida ante la información que Anastasya le da, pero quiere evitar la mayoría r cantidad de preguntas, aunque le resultaba imposible.

- ¿Y como eres Rusa?

- Mi madre es Rusa, paso su embarazo y mis primeros cinco años allí -cuenta sin problema alguno, Meredith se veía una persona confiable-

- Anastasya Koracick, bonito nombre -halaga la rubia- ¿Tienes un apodo?

- Me dicen Tassya, el diminutivo de Anastasya...

- Dime Mer... Yo te diré Tassya -sonrie-

La cirugía termino exitosa y Anastasya se sentía feliz de haber podido trabajar con Meredith Grey, y por su iniciativa de llevarse mejor.

[ A. K . ]

Durante una semana Amelia la ignoro por completo, e incluso la saco de su servicio, lo cual era raro pues Amelia siempre pedía trabajar con ella, incluso la dejaba cerrar las heridas al acabar las operaciones. En esa semana la mente de Anastasya se vio invadida por el rostro de Amelia, como si la estuviera llamando telepáticamente, la castaña se acercó a ella.

- No he podido dejar de pensar en tí.. ¿Cenamos esta noche? -cuestiona Amelia-

Anastasya lo pensó durante un largo rato, hasta que finalmente accedió.

- ¿Te parece en mi casa? Vivo sola... -Amelia asiente con la cabeza- ¿Vino o Champagne? -cuestiona-

- No bebo -niega Amelia-

- Vale, lo siento... Acabo en dos horas, te busco cuando lo haga... -al decir esa frase se alejo, sin dejar que la castaña emita una sola palabra-

P O V : A M E L I A

Maldita Rusa, era todo lo que podía decir. El color de sus ojos, ese vibrante cobrizo anaranjado de su cabeza, la palidez de su piel, el sabor de sus labios y la suavidad de sus manos, todo en esa maldita Rusa la tenía loca. Daba igual todo, todo daba putamente igual mientras ella esté allí, mientras entre una oleada de desperacion alcanzara a ver su bello rostro, lleno de seriedad pero con un brillo que le devolvía la vida hasta al más muerto.

- ¡Es tan bonita! -le comento a mis hermanas mientras tomábamos un café- Juro que enloqueceré pronto... -me agarre la cabeza frustrada-

Su nombre era todo lo que daba vueltas por mi cabeza, no me cabía ninguna idea ni ningún pensamiento más, todos los ámbitos de mi vida funcionaban en automático, ella por su parte, se veía neutral, como siempre. No perdía su escencia, esa frialdad que la caracterizaba, pero aún así era una coqueta con todos, y eso me ponía de los nervios.

- Lo es -aceptan Meredith y Maggie al mismo tiempo- y es bastante simpática -agrega la rubia-

- Si... ¿Es cierto lo que se dice? -cuestiono intentado desviar la conversación, ambas fruncen el ceño- Sobre que vuelve Cristina...

- Si, le ofrecieron ser mentora de quién saque la mejor nota del examen de admisión, la próxima semana estará aquí -responde Meredith-

- ¿Quien fue? -cuestiona Maggie-

- Lo sabremos el mismo día... -encoje los hombros-

N A R R A D O R O M N I S C I E N T E

El chisme se esparcía rápidamente por los pasillos del hospital, se sabía que Cristina Yang, una diosa de Cardiología volvería al hospital para ser la mentora del mejor promedio, pero aún no se sabe quién será el afortunado. Anastasya no estaba segura de si estaría cerca del mejor promedio, pero se esforzaría para serlo y actuaría como si ya lo fuera.

Horas después Amelia fue a buscar a Anastasya para irse, pero la Rusa se negó a ir en el mismo vehículo que su titular, así que se fue en un taxi y Amelia con Meredith y todo su grupo familiar.

- ¿Te gustaría probar algo ruso? -cuestiona Anastasya-

- Claro...

Anastasya sirvió en la mesa varios platillos y bebidas, entre ellas Pelmeni, Borsch, Caviar y Blini. Amelia parecía asombrada por la variedad gastronómica, y eso que solo era lo más clásico de su querida Madre Rusia. Comenzaron a comer, y Amelia daba su opinión sobre cada plato y hacia preguntas cada vez que no sabía algo, hablaron de sus vidas privadas y de trabajo.

- ¿Por qué juegas conmigo? -cuestiona Amelia luego de un rato en silencio-

- Yo no juego contigo, tu juegas conmigo -corrige- Un día me ignoras, al otro me buscas y luego te arrepientes, te crees que porque eres mi tutora o tienen un cargo mayor al mío puedes tenerme como y cuando quieras, y no es así, Amelia. Estás muy equivocada, cuando decidas si me verás como una igual, ese día dejara de parecer que juego contigo

Amelia se quedó en silencio, pues tenía razón. Anastasya tenía razón, Amelia era quien jugaba, un día la amaba y al otro no podía verla, un momento le prometía el cielo y al otro momento se lo arrebataba sin más.

- Te llevaré a tu casa...

Anastasya dejo a la castaña en la puerta de su casa y se aseguró de no irse hasta verla entrar sana y salva, necesitaba tiempo para pensar y aclarar su mente.

By: Soyremilsafica

𝐑𝐞𝐝 𝐕𝐞𝐥𝐯𝐞𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora