-Mamá, ¿puedo hablar contigo? -estaba en la cocina cantando junto a su radio. Miró por encima de su hombro mientras agitaba una cacerola sobre la estufa.
-Hola, cariño -sonrió. Casi doy la vuelta y huyo de la habitación.
Tenía dieciocho años y le temía a mi madre. Debió haber visto algo en mi expresión porque apagó la estufa y se volteó.
-¿Estás bien? -preguntó luego de estirarse y tocarme el brazo.
-Eh. ¿Tal vez? Eso creo. Posiblemente -dije mientras negaba con la cabeza.
Me esperó.
La amaba y ella me amaba.
-Estoy bastante segura de que me gustan los chicos -dije.
-Está bien -replicó.
-Y las chicas -agregué. Me sudaban las manos.
-Está bien.
-Como... ya sabes.
-Oh -sus ojos se agrandaron ligeramente. -Quieres decir... ¿de la misma forma?
-¿Qué cosa?
-¿Que te gustan las chicas y los chicos de la misma forma? ¿O alguno te gusta más que el otro?
-¿Tal vez de la misma manera? No puedo estar segura porque jamás he hecho nada con una chica -hice una mueca de dolor-. Realmente desearía no haber dicho eso jamás.
-Bueno. Ya tienes dieciocho -se ruborizó-. Ya puedes... ya sabes. Hacer... cosas de adultos.
-Oh, Dios - gemí.
-No, no. ¡Está bien! -se oía nerviosa-. Yo simplemente... siempre escuchas que los padres siempre saben de antemano estas cosas sobre sus hijos. Yo... no lo sabía -frunció el ceño-. ¿Eso me hace una mala madre?
-¡No! Eh. No. Nop. Eres... grandiosa en eso. Lo de ser mamá.
-___ -suspiró.
-¿Sí?
-No me importa.
-¿Qué cosa?
-Si eres lesbiana o lo que sea.
- Bisexual -dije como si fuera a mejorar algo con mencionarlo.
-Bisexual. De acuerdo.
-Esto es incómodo.
-¿Lo crees?
-¿No lo crees?
-Te ves aterrada -replicó.
-No quería que te enfadaras -miré hacia el suelo y logré retirarme de la cocina.
Y luego sus brazos estuvieron alrededor de mi cintura y su cabeza sobre mis hombros. Posé mi frente en su hombro y la abrace.
-Nunca podría enfadarme contigo por ser quién eres -dijo en voz baja-. Y lo siento si alguna vez te hice creer eso.
-Entonces no es... ¿extraño? ¿O algo?
-___. ¿Eres parte de una manada de hombres lobo y me preguntas si algo como esto es extraño?
-Tú también eres parte de la manada -repliqué con rapidez.
Y lo era. Hasta cierto punto. Había sido parte de la manada desde ese mismo momento en el que Mike se inclinó y tocó su cabeza, y cuando fue consiente de cuán extraño podía ser el mundo. Le había tomado semanas aceptar lo que había visto, y tal vez un poco más asimilarlo. Chris dijo que, durante mucho tiempo, apestaría a miedo cada vez que entrara en contacto con los Jauregui. Le pedí que no lo tomaran como algo personal, y él solo rio y puso sus brazos sobre mis hombros para decirme que por supuesto no lo harían.
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Running With The Wolves (Lauren Jauregui y tú)
Fanfiction_______ nunca tuvo a nadie, hasta que una extraña chica le tendió la mano y la condujo a un mundo donde lo maravilloso es posible. Le dio un hogar. Una familia. Una manada. Pero allí donde vive lo increíble también lo hacen las pesadillas. Y aunque...