XIV

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Tendría que haber sabido que no se detendría.

Me dio tres días para hundirme en la preocupación y repasar cada pequeño detalle e interacción que alguna vez tuvimos.

Ahora las cosas tenían sentido: Brandon, aquella chica con la que tuve sexo, la manera en la que Lauren había desaparecido de mi vida por días después de eso.

Y Lucy. Lucy había sido su intento de... ¿qué? ¿Una vida normal? ¿Alguien que no fuera yo?
Descubrí que no me agradaba Lucy, en absoluto.

Tres días. Dejó que tuviera tres días.
Tres días de sus sonrisas dirigidas a mí.
Tres días de intentar descifrar el mensaje oculto en cada texto que me enviaba.

Esperó por mí en el camino de tierra cuando regresaba del taller el lunes y el martes.

-Hola, ___ -me saludó.

Me ruboricé.

Caminamos juntas a casa, mientras intentaba encontrar las palabras para decir: esto no puede suceder y tú mereces a alguien mucho mejor y tenías solo diez años, cómo pudiste dármelo, solo tenías diez años. Pero no fui capaz de decirlas en voz alta.

Su mano rozaba la mía a menudo, y algunas veces pensé en sujetarla.

Al tercer día, Lauren no me esperó en el camino. Quería sentir alivio. Sin embargo, estaba desilusionada.

Hasta que llegué a casa.

Mamá tenía el día libre, el primero en mucho tiempo. Así que, por supuesto, estaba en casa cuando llegué.

Y también Lauren.

Sentada en la mesa de la cocina. Con un vestido negro. Cosa que, hasta ahora totalmente desconocido para mí, resultó ser una de mis más grandes debilidades.

En vista de ello, caminé hacia la puerta de la cocina.

-Ajá -dijo mamá-. Ahora todo comienza a cobrar sentido.

-¿Qué sucede? -pregunté mientras frotaba mi nariz enrojecida y las observaba con el ceño fruncido.

-Lauren preguntó si podía hablar conmigo -explicó mamá.

-¡Le traje flores! -exclamó Lauren, parecía sin aliento y nerviosa.

-Y me compró fores -mamá ladeó la cabeza hacia el florero que estaba sobre la mesa, lleno de irises, sus favoritas. Cómo lo averiguó, imposible saberlo.

-¿Por qué le trajiste flores?

-Porque mamá dijo que sería algo lindo y que lograría que ella esté de mi lado cuando le pregunté si estaría bien que te quedaras a mi lado por el resto de mi vida -explico Lauren-. Mierda. No se suponía que lo dijera así.

-¡Oh, Dios mío! -dejé escapar en un hilo de voz.

-¿Por cuánto tiempo te la quieres quedar? -preguntó mamá mientras miraba a Lauren con los ojos entrecerrados.

-Eh -dudó-. Demonios. Esto no está yendo como quería. Tenía planeado todo lo que necesitaba decir. Aguarden -se estiró hacia abajo y tomó una tarjeta debajo de sus piernas, estaba arrugada y tenía las esquinas rotas. Se la quedó viendo mientras movía su boca al leer en silencio lo que fuera que hubiera escrito allí, una gota de sudor caía por su frente.

Tenía que estar soñando.

-Lolo, tal vez deberíamos... -intenté decirle.

Pero volvió a mirar a mi madre con determinación.

-Hola, señora Callaway. Estas flores son para usted.

Gruñí.

-Gracias, Lauren -mamá mordisqueó sus labios-. Es lo que se dije hace diez minutos cuando me las diste y luego te sentaste allí a observarme mientras esperábamos a ___.

Running With The Wolves (Lauren Jauregui y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora