XXVI

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Estábamos divididos.

En parte era cierto. Algunos de los nuestros se habían marchado y nuestra manada no estaba completa.

Pero logramos compensarlo. Llenamos esos espacios vacíos con cosas temporales para mantenernos juntos mientras pudiéramos.

-¿Cuál es el punto de todo esto? -había preguntado Camila con el sudor cayendo por su rostro.

Nunca olvidé lo que me dijo Mike sobre la manada y proteger el territorio.

-Solo por si acaso -respondí. Sofi y Ally estaban al alcance del oído, jadeando pequeñas ráfagas de aire. Normani estaba a media transformación y Clara en su forma completa de loba, sus ojos centellearon cuando me vieron.

-¿Por si acaso qué?

-Cualquier cosa. Inténtalo una vez más.

Y lo hicieron otra vez.
Y otra vez.
Y otra vez.

🐺

El punto de encuentro que había indicado el lobo era toda una rareza. Un puente viejo y cubierto en las afueras de Green Creck. Se suponía que debía ser pintoresco, aunque la pintura se estaba gastado y la madera estaba ajada. La gente de la ciudad venía en otoño para tomar fotografías mientras las hojas cambiaban a su alrededor. El puente se extendía sobre el lecho de un arroyo que goteaba agua fría proveniente de lo alto de la montaña.

Eso quería decir que estaba apartado de la gente, por lo que nadie resultaría herido.

Ni siquiera nos molestamos en tomar el auto, Normani nos había encontrado entre los árboles ya transformada, con sus ojos brillando en la oscuridad y sacudiendo su cola. Clara se desvistió mientras Sofi llamaba tras haber oído su canción.

-¿Esto es real? -preguntó.

-Sí -dije con los dientes apretados-. Se llevaron a Brandon.

-Mierda. Ally, ella...

-Ve por ellas al taller. Yo se lo diré.

-___...

-Muévete -solté bruscamente-. Ahora.

Gruñó y terminó la llamada. Me volteé hacia los demás.

Robbie también estaba aquí, un lobo gris con una mancha negra en su cabeza. Era más pequeño que Normani y Clara; y delgado, pero sus dientes eran afilados y sus garras enormes. Sentí el latido tenue de ese hilo fino que de alguna manera se estiraba entre los dos, y pude sentir el "ManadaManadaManada" en cada una de las ondas.

No lo habíamos reconocido, ninguno de nosotras, porque la traición había calado muy en lo profundo. No era Osmond, pero provenía del mismo lugar. Sin embargo, Robbie había estado aquí, entrenado con nosotras, comido en nuestra mesa. No creí que pasara demasiado tiempo hasta que cualquiera que fuera el obstáculo entre nosotros desapareciera.

Me preguntaba si Lauren podía sentirlos. Me preguntaba si siquiera le importaba.

Me siguieron entre los árboles, corriendo a mi lado en la oscuridad. No necesitaba ver a dónde me dirigía, conocía este lugar, estos árboles, este bosque. Conocía cada centímetro de él, Mike me lo había enseñado. Me había enseñado que el territorio era el hogar y este era mi hogar. Sabía en dónde saltar, en dónde agazaparme. No sabía el cómo ni el por qué, simplemente era así.

Fuimos cuidadosos cuando llegamos a Green Creek, nos mantuvimos en las sombras. Era tarde, muy tarde, y las calles estaban vacías. Pero ya se oían rumores sobre lobos en el bosque, y no necesitábamos que nadie en la ciudad pensara que caminaban entre sus calles.

Running With The Wolves (Lauren Jauregui y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora