Adivina Quien: Trabajo

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− Estos serán tus nuevos papeles, serás Yami Kurose, un estudiante universitario de la universidad de Tokio – le entregó una nueva identificación y sus horarios anexados a su carnet de estudiante – actualmente estás estudiando criminalística y cursas el segundo año de la carrera. No será difícil considerando tu historial.

Sabían cómo habían sido sus asesinatos, la mayoría consistían en un experimento en busca de refutar las palabras de los libros; había tocado tantos cadáveres, que lidiar con la rigidez post-mortis no sería realmente un reto. Tampoco sería muy difícil igualarse a los de su clase, solo tenía que aparentar ser un estudiante transferido, después de todo ya antes hablaba varios idiomas, y su acento habría variado mucho luego de estar en prisión.

− Cuándo todo esto termine... ¿Qué pasará? – con una identidad nueva, todos sus registros penales borrados de una computadora, y una pantalla, podría volver a ser un asesino independiente, que trabajase solo para su propio placer y gusto, sin ataduras a ningún hombre como ellos.

− Eso tendrás que hablarlo con él – desde que le habían enseñado las fotos, su rostro había descrito una sonrisa y una mirada interesada, viva; hasta ese momento, pudo darse la libertad de sonreír. Trabajar para alguien como Higuchi durante toda su vida, no se encontraba entre sus planes. Sabía que, para personas como él, la vida duraba poco tiempo, no se trataba más sino de disfrutarla por completo.

− Tráeme un cigarrillo – ordenó con la mirada más aterradora que alguien hubiese podido observar, estaba molesto.

«Debo de hallar la forma de deshacerme de ellos» En ese momento, el hombre desapareció por la puerta principal de su apartamento. Según la historia que su Jefe y sus contactos se habían montado, él era el hijo adoptado de aquel hombre que acababa de asustar con solo una mirada. Un arma de doble filo, en cierta forma, le ayudaría a pasar desapercibido el tener una vida estable y común, además de la protección y ayuda que este le pudiese dar. Sin embargo, era una forma de asegurarse que no huiría, Higuchi tenía sus puntos cubiertos, desde ese momento, la cárcel solo había ampliado su terreno, continuaba estando preso.

Se dedicó a observar con fijación, cada una de las habitaciones del lugar, a pesar de todo, era un lugar grande. Cada habitación estaba separada, como si se tratase de un lugar para compañeros de piso, si así lo deseaba, cada uno podía tener su lado de la casa y se limitarían a compartir, la sala y la cocina. Los armarios estaban llenos de ropa, al parecer antes de que él decidiese, ya estaba determinada cuál sería su habitación.

En su habitación, había una repisa, un armario, un escritorio y una cama, lo que todos esperarían de un estudiante común. Sin embargo, sabía que, en alguna parte en todo eso, debían estar las armas, los cuchillos, las pistolas, sus instrumentos de trabajo, no toda esa bobada de libros y cuadernos. Él iba a asesinar a alguien, no a jugar a ser su compañero de clases.

− Disculpa, la tienda de abajo estaba cerrada – aquel hombre había regresado, al parecer se había demorado mucho analizando cada una de las cosas de la habitación – toma, aquí están tus cigarrillos...

− ¿Me dirás dónde están? – no tenía interés en ponerse a buscarlas en todo el lugar, cosas como esas no valían su tiempo.

− Justo debajo de ti – dirigió una fugaz mirada al suelo y se regañó mentalmente por no haberse dado cuenta. Era normal en ese tipo de apartamentos, que el suelo fuese totalmente echo de madera, era normal escuchar cierto sonido semi-hueco al andar. En esa habitación el cambio era mínimo, el ruido de los pies al caminar ya no se escuchaba de la misma forma; para cualquiera, podría ser una simple coincidencia.

− Nunca me dijiste tu nombre – comentó con naturalidad mientras tomaba un destornillador que le tendía el hombre, y comenzaba a alzar las tablas.

− Supongo que, así como tú, nosotros tenemos derecho a la confidencialidad niño.

Ocultas debajo del sueño, había diversos tipos de armas, desde simples cuchillos de bolsillo, hasta armas más específicas. Todo parecía indicar que Higuchi iba en serio con la prudencia en ese asesinato

– Yo tomaré una de estas – el hombre agarro un revolver simple y se lo guardó en el pantalón.

− Si se supone que vamos a ser padre e hijo, al menos debería de saber algo tan simple como eso – tomó un cuchillo algo alargado, con un lado de cierra y otro filoso «bastará por ahora... no debería llamar mucho la atención»

− Masako, Masako Kurose, así es como se llama tu padre – era un nombre simple, fácil de recordar – termina de acomodar todo y leer tus libros, empezarás mañana.

Se marchó de la habitación, dejándolo solo, junto a sus libros de texto. Light tomó un cigarrillo de la caja, y se dedicó a leerlos durante al menos las siguientes dos horas. No había mucha información en esos libros, que no supiese, durante sus años de estudiante, había leído demasiadas novelas de crímenes y asesinatos, incluso personas como Matt y Linda solían decir que acabaría siendo criminalista.

¿Qué sucedería si se encontraba a alguno de ellos en la universidad? Después de todo, Matt era uno de los primos de Ryuzaki. Las posibilidades de que le reconocieran, aún con el cabello más largo y en unas tonalidades más oscuras, eran altas; se suponía que Light Yagami había muerto en una fuga de la prisión hacia un año atrás, ese había sido el momento en que Higuchi le había "rescatado" y mantenido encerrado hasta poderle controlar mínimamente.

Ellos sabían lo que había pasado con él, incluso habían sido quienes habían ayudado a la policía con su paradero. Aún recordaba las frías palabras de Ryuzaki «Necesitas una ayuda que yo no puedo darte Light, esto es por tu bien»

Si en algún momento se los llegaba a topar, sabía que era exactamente lo que tenía que decir «¿Yagami Light? ¿Ese no era Kira? ¿Creen ustedes que yo soy aquel asesino desquiciado?» Sabía muy bien que no podía mostrar el típico comportamiento de niño bueno que había tenido en ese entonces, como Yami, no podía destacar, debía parecer un simple estudiante aplicado, que había llegado a conocer a Ryuzaki por azares del destino.

− La cena está lista mocoso.

Masako había tocado a su puerta, y entrado llamándolo a salir al comedor. Aún todo le resultaba muy extraño, a pesar de haber salido de su cautiverio hacia un par de semanas, aun acostumbraba a comer solo una vez al día, a bañarse con agua helada, y a pasar muchas horas pensando.

La cena fue aburrida, monótona, y terriblemente lenta, nadie habló durante todo ese tiempo y solo se dedicaron a comer. Cuando finalizaron, Light se dedicó a lavar los platos y finalmente ambos se fueron a sus respectivas habitaciones.

No había más nada que pensar, el día ya acababa y Light solo podía idear mil y un situaciones para asesinar a su objetivo. La prisión no había pasado por encima de él, ya no era el sádico asesino que solía ser antes, allí había aprendido a defenderse, a pelear, y a acercarse lo suficiente a las personas, como para realmente llegar a hacerles daño. En prisión había aprendido a engañar.

«Promete que me amaras pase lo que pase» le había dicho a Ryuzaki aquel día en que ambos se dedicaron a acostarse juntos en la arena. Habían ido a un día de playa, todos en el colegio habían asistido, pero ellos por desgracia – o quizá fortuna – habían perdido el sentido del tiempo y habían sido olvidados por el resto de la clase.

«Sería imposible para mí, vivir un día sin Yagami Light» le había respondido él sin dudarlo, dándole un beso sin preocuparse si su celular sonaba o si alguien llegaba a buscarlo «necesito mi dosis diaria de Light, de sus besos con sabor a café oscuro»

Había sido iluso en ese momento, cuando creía que las palabras y el amor, valían más que el miedo y las acciones.

Higuchitenía suerte, de haber sido otra persona, Light no hubiese accedido con tantafacilidad, sin embargo, no todos los días se tenía la oportunidad de asesinar,al amor de tu vida.


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Como ya comenté en el resumen y en la descripción de mi perfil, esta historia es originalmente mía pero por temas de acceso a la otra cuenta, no puedo actualizarla allí. 

Adivina quién: Objetivo - Death Note LxLightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora