Decimotercera vida

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Baek Hyun se enteró de un tema demasiado delicado para la familia Jo, que ahora los tenía a punto de estar a cargo de los Servicios Sociales. La única persona que había mantenido a la familia bajo su protección se encontraba reposando en una de las camas del hospital esperando despertar de su operación. Baek Hyun sabía que tenía que hacer algo y más cuando esa persona encargada de vigilarlos le seguía pareciendo muy sospechosa, por lo que trató de sacarle mayor información.

—¿Me podría dar el número de la institución a la que representa? —pidió—. Necesito saber acerca de los expedientes de los niños y cómo será su situación a partir de ahora. Porque supongo que se los llevarán pronto. Quisiera poder tener su número para contactarme con la institución.

El encargado parecía no querer hablar en un principio, pero terminó por decir algo ante la pose en espera que mostraba Baek Hyun de no retirarse tan fácil.

—Por supuesto —afirmó—. Mis colegas vendrán a llevarse a los niños esta noche. Nuestro supervisor podrá brindarle de mayor información cuando llegue. Porque solo estoy siguiendo órdenes. Y sí me permite, le aconsejo que no se involucre con estos niños.

Esa última mención no dejaba de parecerle sospechosa como todo lo anterior dicho, al mostrar claramente una indisposición de entregarle siquiera una tarjeta de presentación.

—Me voy a involucrar todo lo necesario porque no dejaré solos a estos niños —con el mismo tono desafiante, respondió.

Baek Hyun podía sentir aquella dura mirada que le dedicaba a través de las lunas de sus gafas oscuras.

—Un momento, haré una llamada —avisó para retroceder un par de pasos y marcar cierto número que recién a la tercera timbrada le contestó. Se cubrió la boca al hablar para que nadie leyera sus labios porque la conversación sería muy privada.

Esas actitudes no dejaban de parecerle muy extrañas y, por tanto, regresó con la familia Jo y Jong Dae que se había acercado hacia ellos para hacerles entrega de la caja por darles cierta alegría con la presencia de Dee Dee.

—¿Crees que Dee Dee sepa algo de lo que le pasó a nuestro hermano? —consultó Jong Ho a su hermana mayor.

—Los gatos no hablan, Jong Ho —respondió sin ánimos—. Solo no vuelvas a causar problemas —ese avisó provocó estar cabizbajo al niño por sus hermanos echarle la culpa de lo ocurrido a Chan Heon. Algunos ni siquiera querían tener contacto con Dee Dee, pues sabían que también era culpable.

—A su hermano no le gustaría que estuvieran distanciados unos de otros —mencionó Baek Hyun por cambiar los ánimos—. Y cuando despierte se pondrá muy triste de verlos alejados.

—De todas formas, estaremos alejados —comentó Woo Ki encogiéndose de hombros y recibiendo afirmaciones por parte de Go Eun y Yu Min.

—No, no hablen así —intervino Jong Dae—. ¿Acaso quieren ser llevados por ese extraño hombre? —ni se inmutó en señalarlo al encontrarse aquel desconocido de espalda en un rincón del pasillo por seguir hablando por el móvil—. A leguas se nota que está metido en algo turbio —mencionó y Go Eun retrocedió dos pasos con cierto gesto de estar ocultando algo mientras mantenía entre sus brazos a un dormido Hoon.

—¿Sucede algo? —no pasó desapercibida aquella reacción para Baek Hyun y Jong Dae.

Chan Yeol se mantuvo en silencio pensando y oyendo las palabras que decían los hermanos de Chan Heon haciéndolo sentir mal, pero muy mal de lo que ya se encontraba por causar problemas.

—Esas personas... —Go Eun intentó explicar algo muy importante que no pudo hablar con más detalles en ese momento, ya que aquel hombre misterioso de servicios sociales apareció anunciando que los niños salieran con él hacia la calle.

Las siete vidas de un gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora