Vigésima vida

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Jong Dae aprovechó que se encontraba sin resguardo en los brazos para abalanzarse contra el conductor, a pesar de que el copiloto —la cabeza principal— le daba de golpes en los brazos, cuello o cabeza para que no despistara de su ruta a la camioneta. Sin embargo, resistió todo lo que pudo para hacer despistar al conductor y conseguir que la camioneta se dirigiera a impactar contra un árbol. El choque alertó a Chan Yeol de pensar lo peor.

Con el mal clima que hacía, Baek Hyun presentía como un mal augurio una sensación inquietante que no lo deja de estar mirando hacia la entrada de la estación esperando bajar de uno de los vehículos de la policía que aparecían a su mejor amigo. Se movía de lado a lado mordiéndose las uñas o simplemente cubriéndose el rostro para echar un pesado suspiro.

—Dee Dee y su amigo aparecerán, profesor Byun —dijo Jong Ho en consuelo por no ser ajeno de la preocupación de Baek Hyun. Él también se encontraba de tal modo por ellos y por su hermano mayor que seguía en el hospital.

—Claro que aparecen, Jong Ho. Jong Dae es muy valiente y fuerte —resaltó aquellos rasgos de su mejor amigo para darse esperanza de que no derrotarse tan fácil. Tampoco podía hacer mucho por no saber dónde se encontraba y no poder abandonar a la familia Jo en la estación. En silencio pedía por qué vuelvan pronto.

Y como si sus plegarias hubieran sido oídas, dos vehículos de la policía aparecieron junto con una ambulancia. Baek Hyun se apuró en salir de la estación al sonido de la sirena de la ambulancia para junto con los demás ver bajar de un vehículo a un oficial que dio pase a que Chan Yeol saliera de los asientos traseros y hacer alegrar a los niños de verlo con vida. No perdió las esperanzas de que del otro vehículo bajara Jong Dae, pero lastimosamente no fue así. Baek Hyun se acercó de inmediato hacia los oficiales para pedir explicaciones sobre el paradero de su mejor amigo.

—¿Dónde está? ¿Dónde está mi mejor amigo?

Los oficiales intercambiaron miradas para ser un tercero quién le diera la noticia.

—Chan Yeol —lo llamó Ji Eun discretamente para que se aleje del grupo de niños y lo siguiera afuera de la estación para hablar, pero lo veía algo dificultoso por Jong Ho no soltar a Chan Yeol de sus brazos—. ¡Niño! ¡Yo también quiero cargar al gato! —ese exigente avisó atrajo la mirada de todos para obtener una respuesta positiva por parte de Jong Ho que liberó enseguida a Chan Yeol.

Sí que eres directa.

—Tengo que perder la vergüenza cuando es algo de suma urgencia —contestó—. Sé que no debía interferir con lo que le fuera a suceder a ese muchacho, pero lo hice y no me queda mucho tiempo. Tienes que irte, Chan Yeol. Debes ir al lugar que sabes.

¿A esta hora? ¿Con esta lluvia? ¡Un rayo me puede caer!

—Es el tiempo perfecto. Recuerda cómo regresaste y cómo empezó todo. Justo en un clima como este. Apura, no te quejes y vete.

¿Estarás bien?

—Si todo logra a darse tiempo, posiblemente podremos volver a vernos en tu respectivo tiempo.

Ji Eun le acarició la cabeza y alentó a que se fuera en lo que cubría su huida de la estación.

Baek Hyun al saber de la noticia de su mejor amigo, no pensó en nada más que tomar pronto un taxi para dirigirse a la dirección que le indicaron los oficiales donde lo encontraría. Jugaba con sus dedos por los nervios queriendo no creer que fuera posible. Al observar por la ventana fue que se topó con ciertos ojos amarillos y pelaje negro que estaba volviéndose pesado para el gato que veía estar a punto de cruzar la pista. Baek Hyun abrió la puerta haciendo oídos sordos a las palabras del taxista para evitar que aquel gato sufriera un accidente.

Las siete vidas de un gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora