Séptima vida

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—Gracias por la invitación, Ga Ram.

Esta debía ser la sexta o quinta vez que Baek Hyun le agradece a su compañero de trabajo la invitación que le hizo para ver aquella obra de teatro. Ga Ram simplemente le sonreía y mostraba su amabilidad mientras lo guiaba hacia el auditorio donde sería la función. Y poder acomodarse en sus respectivos asientos. Justo en el medio para tener una mejor vista de la obra.

—No sabía que también disfrutabas de ver obras teatrales, Baek Hyun.

Sobre eso, se podría decir, que soltó una mentira blanca. Era la primera vez que iba a ver una función teatral y no quiso perder la oportunidad de acompañarlo. Pues era él o más de diez personas ansiosas por salir con Ga Ram debido a ser muy popular en el trabajo.

—Sí, sí, es la cuarta o quinta vez que veo una de estas —río falsamente por estar avergonzado de mentirle en la cara, pero no era momento para retractarse. Ya estaba ocupando un asiento y solo quedaba disfrutar de la obra que todavía no comenzaba por falta de cierta audiencia a llenar los asientos restantes—. ¿Podrías explicarme un poco sobre de qué trata la obra? —para no ser tan ignorante con el tema, le pidió a Ga Ram un breve resumen para poder captar rápido y hablar con más seguridad en el transcurso de la obra.

—¿Cómo que no puede entrar su mascota?

En lo que Baek Hyun escuchaba a Ga Ram, no pudo ser ajeno de observar también cierta escena que empezaba a darse en las puertas de entrada hacia el auditorio. Captando rápido la atención de ambos y de cierto público presente. Según lo que se iba oyendo, se trataba sobre el impedimento a que una muchacha ingrese con su mascota.

—No sabía que a los gatos también les gustasen las obras teatrales —comentó Ga Ram con gracia a un Baek Hyun que no quitaba los ojos del chisme.

—Si no hace tanto ruido, pienso que deberían dejarlo entrar —con la misma gracia, respondió Baek Hyun viendo que la situación comenzaba a tornarse más seria con la llegada de dos agentes de seguridad a intervenir en la conversación.

La tía de Yu Ri no quería perder los estribos ante los reclamos que soltaba hacia las personas encargadas de la recepción, pues había solicitado con anticipación un permiso que en ese momento le era denegado. De manera que su hija y sus amigos debieron ingresar primero para poder quedarse a solas con Yu Ri y la enfermera que les hacía compañía. Por supuesto, este confuso inconveniente había causado poner de nervios a Yu Ri y hacer que esté a la negativa con el hecho de quedarse y preferir mejor regresar a casa. Chan Yeol por dentro se lamentaba haber causado problemas a Yu Ri cuando era lo que más quería evitar. Ahora tendría que dejarla a solas por ser la mejor opción para que disfrutara de la función.

—Ezequiel se queda conmigo.

—Pero, Yu Ri.

—No, tía. Ezequiel no se va a ir.

—Estará bien cuidado, no dejaré que nadie le haga daño. Vendremos por él apenas la función terminé.

—No. No dejaré a Ezequiel nuevamente, solo —volvió a rehusarse, con ese temor de que vuelva a escapar—. Será mejor que volvamos a casa.

—Pero, Yu Ri.

Chan Yeol sabía lo que tenía que hacer, por lo que se removió entre los brazos de Yu Ri para dar un brinco al suelo y mirarle fijamente. Yu Ri lo llamó, pero Chan Yeol seguía en la misma postura. Causando que Yu Ri le interrogue y consiga un positivo maullido en respuesta. Pero no bastó con solo hacerle una sola pregunta, quiso asegurarse con dos o tres más para obtener el mismo resultado. Ella aceptó entrar a ver la función después de dejar a Ezequiel en una habitación que parecía ser una estancia para niños por la cantidad de juguetes y mesas pequeñas alrededor.

Las siete vidas de un gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora