𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧𝙁𝙖𝙡𝙡 ➻ [Lмн ; Scв]

O8: Despedida

— ¿Qué somos?

Recostados uno a lado del otro sobre el césped de un parque, ChangBin se incorporó en su lugar volteando a ver a HyunJin esperando por su respuesta, él parecía descansar plácidamente debajo de aquel gran árbol.

— ¿De qué hablas? — preguntó esta vez Hwang, en su misma posición.

— Sobre... nosotros — repuso con recelo.

— Somos mejores amigos, ChangBin.

— HyunJin—

— Y con respecto a lo otro... — interrumpió — necesito mi tiempo, yo aún no estoy listo.

ChangBin bajo su mirada, desahuciado, ¿por qué HyunJin no era honesto con él? Empezaba a cansarse, necesitaba una respuesta, aunque doliera, le entendería. Porque era consciente que su mejor amigo no lo miraría de la manera que hubiese querido, pero quiso intentarlo a pesar de tener la batalla perdida. ChangBin no quería arrepentirse de no haber hecho nada con respecto a los sentimientos que guardaba por su amigo.

— Sólo dilo.

HyunJin se incorporó del césped colocándose a la par de ChangBin.

— ¿Decir qué?

— La verdad, que nunca pasará nada entre nosotros.

— Bin... — HyunJin atrajo el cuerpo de su amigo y lo rodeó entre sus brazos, aun cuando el más bajo puso resistencia no logró separarse de él. HyunJin no lo soltaría — lo siento.

Un beso en la mejilla fue la despedida insípida que dejó su mejor amigo, terminando con ésta todo tipo de esperanza y anhelo que ChangBin sostenía sobre tal relación que nunca llegó ni llegaría a suceder.

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A la mañana siguiente en la materia de arte, HyunJin guardaba lugar para ChangBin, pero cuando lo vio sentarse a lado de un chico de cabellos cafés e ignorando por completo su existencia, le dolió.

Bin trazaba vagamente el rostro de YeonSang, su nuevo compañero, en su bloc de dibujo. Mismo que utilizó cuando dibujaba a su mejor amigo, pero que ahora habría sido enviado a segundo plano.

Esa misma tarde, a la hora de salida, HyunJin se acercó a la taquilla de ChangBin en donde lo esperaría para hablar sobre lo ocurrido el día anterior. Pero para su sorpresa él jamás se apareció por ahí. 

Quizá ya iba siendo hora que se acostumbrara a su ausencia.

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