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Habían pasado días, si ser alcalde era de lo peor entonces no sabía como calificar las torturas que Quackity le hacía cada día. Cada día llegaba con el objeto con el que lo iba a torturar y Luzu al onceavo día ya estaba temblando, rezando a los dioses de que su antiguo mejor amigo no cruzara la puerta donde llegaba todos los días, porque ya estaba cansado de que lo tratara como a un juguete, eso hacía el azabache, jugar con Luzu todos los días hasta que se aburría y se iba, le dejaba comida, claro él no era tan malo.

Lo único que no le dejaba era agua y eso comenzaba a molestar al castaño ya que siempre se encontraba sucio y su propio olor se hizo insoportable para él. Tampoco podía limpiar las heridas que dejaba el azabache en él.

Estaba suelto pero no tenía las fuerzas para darle un puño a Quackity sólo caminaba de un lugar a otro, no podía salir por la puerta y ya. Además de que esta era de hierro él no sabía que estaba del otro lado esperándolo así que como si fuera un cobarde lo único que hacía era quedarse tirado en el piso y rezar a los dioses mientras esperaba que su dulce ángel caído llegara a torturarlo una vez más.

—Luzu, te traje una visita. —oyó una voz ¿Visita? ¿Acaso Rubius estaba con él y lo ayudaría a torturarlo? El castaño volteó a ver sin ganas hacía el híbrido y alcanzó a ver un cuerpo más pequeño que el de Quackity, estaba temblando y parecía que este lo estaba amenazando puesto que no había dicho ni una sola palabra desde que había atravesado la habitación.

—Mira, hoy te daré el placer de prender la luz de aquí. Así que tápate esos bellos ojos que tienes mientras te acostumbras a la luz. — acto seguido escuchó como el híbrido palmeó sus manos unas cuantas veces y la luz se encendió.

Los ojos de Luzu no aguantaban la claridad, era extremadamente abrumadora y no aguantaba. Cerró sus ojos y los volvió a entre abrir por unos segundos. Aún no podía ver, hizo lo mismo unas cuantas veces más hasta que su vista se había acostumbrado un poco para levantar la mirada e encontrarse con ese ser que amaba tanto.

—¡Viento!

Quackity pareció haber soltado al hijo de Luzu, al menos por ahora. lo dejó ir corriendo a brazos de su padre. El hijo adoptivo de Luzu estaba temblando, lloraba y apretaba su agarre a la espalda del adulto con fuerza, como si Quackity se lo fuera a arrebatar de sus brazos.

—Lo siento, no pude protegerte.

—N-no importa, no podías. Está bien, estoy contigo.

Los dos estaban llorando abrazos fuertemente. Quackity se había quedado de pie mirando la escena. Como si nada se acercó y agarró a Viento del hombro para hecharlo hacía atrás.

—Bueno, supongo que la reunión familiar debe de acabar.

«No, no, Quackity por favor no hagas nada, te lo suplico.» pensaba el castaño mirando al azabache. Quackity obviamente se dió cuenta de lo que transmitía la mirada del castaño y sonrió.

—¿Viento, sabías lo que tu padre pensaba de tí?—el menor hizo un movimiento con la cabeza indicando que no—Tu padre pensaba que eras igual a mí. Tu padre pensaba que eras igual a mí. Tu padre pensaba que era un tonto. Estoy seguro de que puedes hacer que él piense de que eres mucho más.

¿Que pensaba hacer? ¿Lo iba a poner en su contra? Luzu comenzaba a ponerse nervioso tenía miedo de lo que le dijera el azabache a su hijo.

—Te voy a dar una opción, Viento.—Quackity tomó la mano del menor y le entregó un arma.—Esto tiene sólo una bala. Le disparas a tú papá. No digo que lo mates, en cualquier parte del cuerpo.  Si no lo haces, pues. Está bien.

—No le voy a disparar. Es mi padre.

—Te compró.

—¡Lo quiero como a uno!

—Bien. Recuerda que esta fué tu decisión Viento. —Quackity se alejó y soltó un suspiro, miró a Luzu quien tenía lágrimas esparcidas por su cara.—Esta fué tu decisión. —Y con esas palabras, Quackity sacó un arma y le disparó a uno de sus hijos adoptivos sin remordimiento alguno.

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Edit;

Pillen mis fanart del Quackity y otro de la situación.

La traición | Luckity | Karmaland V| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora