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Rubius estaba acomodando las cosas de su casa, Titi había explotado cosas hacía unos dias. Todos sabían lo que era Titi, un intruso. No era el real y el lo sabia desde que llegó. Luzu ya estaba desaparecido junto con Quackity hace un mes. Nadie sabia nada de los dos. Todos estaban preocupados por el alcalde, y como no podían vivir sin uno en esas épocas oscuras Vegetta se hizo cargo del pueblo mientras esté aparecía. Rubius sabía lo que había pasado, él sólo se quedó callado. Quackity lo había encerrado bajo el lago que recorría su casa. Había hecho una pequeña construcción que no dejaba que el paso del agua entrara y por alguna razón que el rubio desconocía llegaba energía.

Rubius se encontraba neutral en esto, ya había conseguido lo que quería. Quackity al mantener encerrado al castaño había obligado al pueblo a tener que escojer un alcalde quien sería Vegetta. Al contrario de Luzu, Rubius tomaría dos votos a favor de Fargan y los pondría en los votos de el azabache. Ahora sólo faltaba volver a ganar la confianza de este para tener un poco de poder y estar con el amor de su vida.

Quackity le había escrito una carta, habían quedado en encontrarse de noche y eso iba a hacer. Llegó cerca de la casa del azabache por un túnel que tenía bajo su casa para que nadie sospechara de que estaba haciendo fuera de noche y solo. Vió al azabache de lejos. Su ropa estaba llena de tierra, tenía cortadas en su cuerpo y su ropa estaba llena de sangre. Aún tenía la misma que había utilizado el día de las elecciones, notaba que la había lavado centenares de veces y aún así la sangre que esta tenía no se quitaba.

—Rubia. Quisiera que me ayudaras.¿Puedes traerme ropa de mi casa y cualquier otra arma?—El azabache se veía feliz. Rubius se preocupó un poco por esto, sus ojos tenían un brillo rojizo y parecía que mentalmente se encontraba mal.—Claro, pato.

El oso completó las órdenes que le había dado el otro híbrido. A veces tenía miedo de Quackity, pero tenía que recordar que el menor era más fácil de manipular, aunque no sabía si eso seguía siendo así puesto que parecía haber recordado sus memorias olvidadas.

Ambos entraron al lugar donde el híbrido tenía al antiguo alcalde del pueblo encerrado. Vió a Luzu por un pequeño hoyo en unas tablas de madera. El castaño estaba tirado en el piso temblando, tenía quemaduras cicatrices sin sanar, golpes y suciedad encima. Sentía pena por él. Merecía un castigo, sí. Pero comenzó a sentir de que Quackity se había pasado un poco de la raya.

—¿Cuando lo vas a liberar?

—¿Liberarlo? No, mi querido amigo, él está esperando su dulce muerte. No puedo dejarlo libre. No cuando lo tengo bajo mi merced.

—¿Qué, Quackity, no te estás pasando un poco?

—¿Sabes como se castiga a un traidor? Con la muerte, y eso es lo que está esperando. Una lenta y dolorosa muerte.

—Quackity, sabes que te apoyo pero ya es suficiente. Él no sabe donde estás escondido, lo puedes liberar y te daré un caballo y huirás del pueblo.

—Rubius, no te pongas de su lado. Después de todo tú me haz estado ayudando todo este tiempo. ¿que pensarían tus amigos al enterarse de que haz estado trabajando conmigo? ¿que pensaría Vegetta?

—Yo...

—Callate. Estarás de mi lado siempre Rubius, si no lo estás está bien. Más rápido se muere él.

—Te has podrido, Quackity.

—Nací con esta maldición. Si no estás de mi lado o contra mío te atacaré, clavaré mis colmillos en tí y vas a morir por el veneno que te he inyectado.

¿En que se había convertido el pueblo? ¿En que se había convertido Quackity?¿Porqué todo se estaba destruyendo a su paso?

—Rubius. He recuperado mis recuerdos, ¿Sabes porqué esto se llama Karmaland?

—No.

—Se llama así porque todos los que llegan aquí como nosotros son condenados. Condenados a pagar por la maldad que han hecho en el pasado, este es un lugar para redimirse pero hemos vivido este bucle tantas veces que nuestros pecados son incontables y hemos hecho cosas peores cada vez. Rubius. No quiero hacerle esto a Luzu. Enserio lo quiero pero no puedo dejarlo ser feliz. Tal vez en otra vida, en otro Karmaland. Pueda tener un final de cuentos de hadas con él, porque en esta vida no puedo.

—¿Sabes...sabes algo de mí y Vegetta?

—Lo usaste, para conseguir poder. Como lo haces con todos.

—Pero...

—Rubius, cuando esto acabe, trata de ser una buena persona. Hazlo por mí ¿Si? Hazlo por Vegetta. Por todos, sé bueno.

—784.

La traición | Luckity | Karmaland V| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora