Un pequeño Kim JongWoon de 9 años despertó por quinta vez, no había podido dormir en toda la noche. Miro el reloj en forma de tortuga que se hallaba encima de su mesita de noche, marcaba las 05:15 AM. Suspiro frustrado, no podía dormir, y aún quedaban 3 horas para que las visitas en el hospital comenzaran.
Su madre había sufrido un fuerte dolor en su bajo vientre la tarde anterior, la internaron de urgencia y luego la llevaron a pabellón. A pesar de que solo se trataba de una apendicitis, y solo era una cirugía simple, sin mucho tiempo de recuperación. Para un niño de 9 años como Jongwoon era grave y estaba preocupado.
Se levantó de la cama, sabía que aunque volviera a cerrar los ojos no iba a volver a conciliar el sueño. Se vistió rápido y fue en busca de su abuela paterna para que lo lleve al hospital. Su padre había pasado la noche ahí, tal vez era mejor que esperaran juntos.
Al llegar a la sala de espera, vio a su padre dormido sobre uno de los asientos. La anciana acaricio el cabello de su hijo y este despertó.
-¿Cómo esta mamá?- Pregunto el niño.
-Está bien amor, está descansando ahora.
El pequeño suspiro aliviado.
-Yesung ve por un café para tu padre a la cafetería – le ordeno a su abuela.
JongWoon asintió y salió corriendo hacia la cafetería del hospital, pero, una vocecita un tanto chillona, hizo que se detuviera en seco.
-Estoy bien ajumma- decía un pequeño niñito de cabello castaño, de baja estatura, y de ojitos brillantes como estrellas.
-Ryeowook, cariño, sabes que no es bueno que te levantes, puedes sufrir una decaída.
-Ajumma te dije que me siento mejor – respondió el pequeño arrugando su largo camisón blanco que le llegaba hasta los pies, con sus pequeñas manitos.
JongWoon quedo embobado, creía ver un ángel.
-Ve a tu cama Ryeowook, te llevaré tus medicinas.
El pequeño angelito giro sobre sus talones, y camino con la cabecita gacha de regreso a su habitación.
Yesung lo siguió con la vista, hasta que el niño desapareció en el fondo del largo pasillo. Quedo pensando un momento. ¿Y si le pedía un milagro a ese bonito angelito?, así su madre sanaría más rápido y podría regresar a casa antes de la navidad que se venía próxima.
Vio como la enfermera que había hablado con el niño camino en la misma dirección del pequeño, Jongwoon decidido la siguió a paso lento.
Quedo parado en el umbral de la puerta donde la enfermera ingreso, ahí, en una cama estaba el pequeño ángel, tomando miles de pastillas.
-¿Buscas a alguien? – le pregunto la enfermera al salir de la habitación y toparse con el mini pelinegro.